Convivió con Maradona y Bilardo, y fue influyente en la selección argentina: Miguel Scime, el rosarino que analiza las polémicas arbitrales de la Liga 1

Infobae Perú entrevistó al asesor FIFA, quien contó detalles de su carrera y reveló por qué descifra los errores del torneo peruano. Además, habló de su vínculo con grandes estrellas del fútbol mundial

La historia de Miguel Scime, el argentino que compartió con Diego Maradona y Bilardo y ahora analiza las pólemicas arbitrales de la Liga 1 de Perú.

“La gente tiene que entender que el árbitro no goza cuando se equivoca. Se va a su casa, sufre, solo lo entiende su familia y nadie más”. Esta frase, probablemente, describe el vivir de los referís en el fútbol. Uno de los tantos actores que forman parte del ‘deporte rey’ y que, en los últimos años, ha sido visto como el ‘villano’ por sus errores en el campo de juego.

Pero, esas equivocaciones dan paso a lecciones. Miguel Scime, exjuez argentino y asesor FIFA, las vio como una oportunidad y encontró en el hincha peruano su público idóneo para compartir los conocimientos obtenidos a lo largo de sus más de 50 años sumergidos en esta apasionante carrera, analizando las polémicas en la Liga 1 a través de sus redes sociales.

El nacido en Rosario habló extensamente con Infobae Perú sobre su exitosa carrera. Reveló su motivación para ser árbitro, su vínculo con personajes de talla mundial como Diego Maradona, Alejandro Sabella y Carlos Bilardo, y el motivo por el que analiza los errores del fútbol peruano.

Miguel Scime, exreferí argentino, dictando curso de arbitraje para la FIFA, máximo ente de fútbol.

Su carrera como árbitro y la creación de su instituto

- ¿Cómo así decides ser árbitro?

Fue algo natural en casi el 95% de los árbitros, primero nos tiene que gustar el fútbol. De chiquito me llevan a la cancha, empiezo a soñar con ser un jugador y estar dentro del campo, pero no tenía las condiciones técnicas para ser jugador. Por ahí me dijeron ‘por qué no te haces árbitro’ y desde un inicio me pareció lindo.

- ¿Hubo obstáculos en ese camino?

Sí, claro. Soy del interior del país, soy de Rosario, entonces a los 17 años tuve que venir a Buenos Aires para hacer el curso. Empiezo a ser árbitro con 17 años, voy subiendo de categoría hasta llegar a Primera División en 1991.

- Luego de alcanzar la máxima división como referí, ¿por qué decides convertirte en instructor de árbitros?

Todo parte en 1994 cuando creo la primera Academia de Árbitros y me doy cuenta que me gusta la docencia. Es así como en 2003, con 45 años decido no ser más árbitro y la AFA me invita a ser profesor.

- ¿Dedicabas todo tu tiempo a ser instructor o llevabas alguna actividad a la par?

No, pero con la invitación tuve que dedicarme full time. En ese momento, tenía una empresa importante de artículos de odontología con 50 empleados. Entonces termino achicando mi empresa y la dejo computarizada para comenzar a trabajar en la AFA. Desde ese momento, comienzo a viajar.

- A partir de ello, comenzó a ascender tu carrera...

La AFA me manda por todo el mundo a estudiar, fui el único argentino. A partir del 2007 asumo la dirección de árbitros del fútbol argentino. En 2009 me convierto en integrante de la Comisión de Arbitraje de Conmebol. En 2011 integro la Comisión de Arbitraje de la FIFA. Eso me dio un pantallazo para estar en todos los cursos del mundo, UEFA, Concacaf y Conmebol por supuesto.

Miguel Scime, con Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, en un congreso de arbitraje.

- Después de varios años, te animaste a crear tu propio instituto, ¿cómo surgió la idea?

En 2017 decido retirarme de la AFA porque la intervienen y no estaba de acuerdo con la gente que viene. Me jubilé y creo lo que le faltaba al mundo una escuela que forme a los instructores. Formé el Instituto de Árbitros de Fútbol (IAF), empecé con 40 alumnos y hoy tengo 260 alumnos. Estudian dos años, mi firma está reconocida en toda América y los graduados pueden desempeñarse como instructor de árbitro en cualquier escuela.

- Retrocediendo un poco, ¿cómo era el arbitraje en tu tiempo? ¿Era remunerado?

En mi época era más un sueño estar en un campo de juego, el dinero no tenía relación con lo que se gana ahora. Hasta el Mundial Estados Unidos 1994, los árbitros iban ad honorem, no cobraban, solo se les daba un viático. A partir del Mundial 98 se le comienza a pagar a los árbitros, 20 mil dólares, para que se comience a profesionalizar el arbitraje.

- ¿Podrías tirar cifras para que el lector se haga una idea de la mejora económica en el arbitraje?

Yo ganaba por partido 350 dólares en la Primera División de Argentina. Ahora un árbitro gana, a nivel profesional, 1000 dólares por partido. En Argentina, el árbitro tiene un fijo mensual y se le suma los partidos que va arbitrando: llega a juntar entre 2 mil o 3 mil dólares. Esto solo es un árbitro nacional, pero el árbitro internacional puede llegar a ganar 7 mil dólares mensuales.

Su vínculo con Maradona, Sabella, Bielsa y Bilardo

- ¿Alguna estrella del fútbol que hayas podido conocer en tu etapa como árbitro o instructor?

Si tengo que citar a una figura que he arbitrado, sin duda, Diego Maradona. Para mí, son recuerdos. Nunca lo llamaba por su nombre, sino por su número.

- ¿Cómo era él? ¿Era como se mostraba delante de las cámaras?

Ustedes no lo conocen a Maradona, conviví con él en dos etapas, etapa de jugador y cuando fue técnico de la selección argentina. Compartí esta última etapa porque donde la selección argentina practicaba, también estaban las oficinas de los árbitros. Digo que no lo conocen a Maradona porque solo lo conocen cuando se prenden las luces, ese es otro, al cual no le importa nada, si tiene que mandar a pasear al Papa o presidente de la República, lo hace. No es un ejemplo, no guarda la compostura, a él no le importa, dice las cosas como las siente. Pero, cuando las luces se apagan, Maradona era una persona respetuosa, que podías conversar, él te escuchaba y aprendía.

Miguel Scime dirigió a Diego Maradona en su etapa como árbitro en el fútbol argentino.

- ¿Y algún entrenador?

Los dos entrenadores que más me impactaron fueron (Alejandro) Sabella. Él se ocupaba todas las semanas de venir y sentarse conmigo para que yo le explicara sobre las reglas de juego, luego me llevaba para que les explique a todos los jugadores, incluido (Lionel) Messi. No para que le compliquen el partido al árbitro, sino para tener una ventaja de acuerdo a las reglas de juego. Era el asesor de la selección argentina, les decía la tipología del árbitro que les tocaba, hay tarjeteros como dóciles. Sabella se preocupaba de todo eso. El otro que marcó y lo llegué a conocer al final fue Marcelo Bielsa. Él se sentaba y me pedía que le explicara las reglas cuando estaba en la selección argentina.

- ¿Fueron los únicos dos?

Otro que se preocupaba más por el arbitraje, pero ya no era técnico de la selección, era (Carlos) Bilardo. Él venía con sus VHS, nosotros ya estábamos con los CDS, decíamos que ya no servían los VHS, pero él venía con eso para que explicara sobre el fuera de juego, me decía ‘pero antes era así, por qué cambió’.

Miguel Scime cuenta detalles de su relación con Diego Armando Maradona, Marcelo Bielsa, Alejandro Sabella y Carlos Bilardo.

- ¿Algún partido que recuerdes?

Los partidos más importantes que dirigí en Argentina son los clásicos. Para mí el clásico más importante no es Boca y River, es el más mediático, pero el más difícil es Rosario Central vs Newell’s porque es una ciudad futbolera, el 50 % de la ciudad es de un equipo y el otro 50% del otro. En Buenos Aires, hay hinchas de diferentes equipos, eso no pasa en Rosario. He dirigido todos los clásicos de mi país y a nivel de selección también.

Las polémicas arbitrales en la Liga 1 de Perú

Miguel Scime analiza polémicas de Liga 1 y Copa Libertadores 2024. (Infobae Perú)

- Ahora, tus análisis en Twitter te ha llevado a ser tendencia en Perú, ¿cómo nació esa idea de comentar las polémicas arbitrales de la Liga 1?

Analizo las jugadas del fútbol peruano con muchas ganas porque Perú es un país que quiero mucho, por la historia. Estuve muchas veces en Perú dictando clases, los peruanos fueron los únicos que nos dieron la mano cuando hubo guerra con Inglaterra, el único pueblo que se acordó de Argentina. Esas cosas no me olvido. Siempre que he estado en Perú, he sido muy bien atendido, tengo muchos amigos. Pero esas son cosas de afecto, la verdadera razón es que mis alumnos peruanos me pedían analizar jugadas de su liga y lo hacía. Después, comencé a subirlas a Twitter y ahora lo hago por Youtube. Ahí puedo extenderme más.

- ¿Y cómo afrontas las críticas en Twitter por tus análisis?

Si me lo hace respetuosamente, le contesto y le digo que en el disenso vamos a crecer los dos. Les explico mi análisis de acuerdo a las directrices. Si son maleducados, no les contesto nada, tampoco es que dejo de dormir por los malos comentarios. Los únicos que pierden son ellos, solo estoy tratando de explicarles. Si no tengo la posibilidad de conquistarte con mi respuesta, la culpa es mía no tuya, fui yo el que no supo explicarte bien. Después están los tozudos que no les importa nada y no voy a pelearme con ellos. Cuando somos hinchas, vemos la jugada como la queremos ver, nos autoconvencemos de lo que vemos.

- ¿Cuál es tu análisis del arbitraje peruano?

Hay que darle la oportunidad a cada uno que está encargado de conducir un partido, ya sea en Argentina, Perú o FIFA. La historia dirá si es bueno o malo el arbitraje. Lo importante es que no estén preocupados porque cuando lo están, no saben qué hacer. Ojalá y espero que sea buena la conducción por parte de los árbitros, pero no hay que olvidar que son humanos.

- Para cerrar esta entrevista, ¿un sueño que no pudiste cumplir como árbitro y que te gustaría cumplir?

Soy un agradecido a Dios, nunca me imaginé que a los 17 años, una persona del interior que vive a 300 kilómetros de la capital, llegaría temblando para subir los escalones de la AFA, haberme animado a vivir en Buenos Aires y haber llegado adonde llegué, a completar todos mis sueños. No aspiro a más que solo devolverle al arbitraje todo lo que me dio. Esa es mi gran ilusión, ojalá que cuando yo haya nacido, todos hayan reído y cuando yo me vaya de este mundo, todos lloren.