Al caer el sol en los barrios de antaño, el sonido de las risas llenaba el aire, mientras las latas se iban formando una sobre otra, creando no solo una pirámide para el juego del Kiwi, sino también episodios grabados de la infancia y amistad. Eran tiempos más sencillos, donde el único requisito para horas de diversión era un grupo de latas vacías, una pelota desgastada por el uso y el espacio abierto de una calle que por momentos se transformaba en un campo de batalla ¿Dónde quedaron esos días donde la imaginación y el juego físico tejían las historias de nuestra juventud?
Ahora, el silencio a menudo vive en esos mismos espacios, roto ocasionalmente por el tecleo incesante y la era digital que proviene de dispositivos electrónicos. Los juegos de antaño, como el Kiwi, parecen olvidarse en la memoria, sustituidos por avatares y mundos virtuales. Los niños y jóvenes de hoy se encuentran inmersos en una realidad donde la interacción digital supera a la física, ¿pero a qué costo? A medida que avanzamos más profundo en esta era digital, nos enfrentamos a un desafío crucial: redescubrir y valorar el significado perdido de la amistad y el juego compartido, posiblemente la llave para recomponer el tejido social que la tecnología ha transformado.
¿Qué materiales son esenciales para este juego?
Para jugar al Kiwi, los materiales necesarios son relativamente simples y accesibles, permitiendo que el juego se pueda disfrutar en prácticamente cualquier espacio al aire libre. Los elementos básicos requeridos incluyen:
- Latas: Se necesitan varias latas, usualmente de aluminio, como las de refresco o conservas, que serán apiladas para formar una pirámide. La cantidad puede variar, pero es común usar entre 6 y 10 latas para permitir que la pirámide tenga una base sólida y se pueda construir en alturas que representen un desafío para derribar y reconstruir.
- Pelota: Se necesita al menos una pelota, que puede ser de cualquier tamaño razonable que permita ser lanzada con facilidad y precisión. La pelota se utiliza tanto para derribar la pirámide de latas como para intentar “eliminar” a los jugadores del equipo contrario durante el intento de reconstrucción de la pirámide.
- Espacio abierto: Aunque no es un ‘material’ en el sentido tradicional, contar con un espacio adecuado es esencial para jugar al Kiwi. Se requiere un área despejada que permita a los jugadores moverse libremente, lanzar la pelota y reconstruir la pirámide de latas sin obstáculos.
¿Cómo se juega el Kiwi?
El juego del Kiwi o Tumbalata es uno de esos entretenimientos al aire libre que invitan a la aventura y al desafío entre amigos. Esta actividad, que conjuga habilidad, estrategia y mucha diversión, tiene como objetivo principal el derribo y posterior reconstrucción de una pirámide de latas, todo ello bajo la constante amenaza de ser “eliminados” por el equipo contrario.
La dinámica es sencilla, pero emocionante: se dividen los participantes en dos equipos, procurando igualdad en el número para mantener el juego equitativo. Un equipo asume el reto de derrumbar inicialmente la pirámide de latas, lanzando una pelota con precisión hacia ella. Una vez logrado esto, el juego toma un giro aún más intenso. El mismo equipo que derribó la estructura debe ahora tratar de armarla de nuevo, pieza por pieza, mientras esquiva los lanzamientos de la pelota por parte del equipo contrario.
El segundo equipo, mientras tanto, tiene una misión clara: impedir a toda costa que la pirámide sea reconstruida. Para ello, utilizarán la misma pelota, intentando “atajar” a los jugadores del equipo contrario. La idea es ‘eliminar’ a los oponentes lanzando la pelota contra ellos, lo cual añade una capa de estrategia y rapidez al desarrollo del juego. Es una lucha constante contra el tiempo y contra la destreza del equipo contrario.
¿Por qué los niños prefieren la tecnología?
La incorporación de la tecnología en la vida cotidiana de la población joven de Perú ha tenido un impacto significativo en sus hábitos recreativos.
La incorporación de la tecnología en la vida cotidiana de la población joven de Perú ha tenido un impacto significativo en sus hábitos recreativos. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se ha observado un incremento sustancial en el uso de dispositivos tecnológicos entre niños y jóvenes en la última década. De hecho, el acceso a dispositivos móviles y a Internet ha crecido exponencialmente, con un 70% en hogares con niños que tienen acceso a algún tipo de dispositivo digital en comparación con cifras de hace diez años.
Esta tendencia hacia lo digital ha transformado radicalmente las maneras en que niños y jóvenes peruanos se entretienen y socializan. En tiempos anteriores, las calles y parques de los barrios se llenaban de niños jugando al fútbol, al escondite, o al Kiwi/Tumbalata, juegos que requerían actividad física y promovían la interacción social cara a cara. Sin embargo, estos juegos tradicionales han visto un declive notable frente a las opciones de entretenimiento digital. Las horas de juego ahora se pasan frente a pantallas, participando en videojuegos en línea, interactuando en redes sociales o consumiendo contenido digital, lo que ha llevado a una disminución en la práctica de actividades físicas al aire libre.
Estos cambios no solo afectan las preferencias recreativas de los jóvenes, sino que también tienen implicancias más amplias en su salud física y bienestar social. La Organización Mundial de la Salud ha expresado preocupación sobre el aumento del sedentarismo entre los jóvenes, lo cual está vinculado a riesgos de salud tales como la obesidad y problemas de salud mental. Además, el cambio en las dinámicas de juego y socialización podría estar afectando el desarrollo de habilidades socioemocionales importantes que se cultivan en interacciones cara a cara y en juegos colectivos en el mundo físico.