La conquista española del imperio incaico, también conocido como Tahuantinsuyo, es un episodio histórico que tuvo lugar a inicios del siglo XVI. Este evento no solo involucró a los conquistadores españoles y a los incas, sino también a diversos pueblos indígenas que desempeñaron roles significativos.
El Tahuantinsuyo, en su apogeo, era un vasto imperio que se extendía desde el sur de Colombia hasta el norte de Argentina y Chile, incluyendo gran parte de Ecuador, Perú, y Bolivia. La estructura del imperio inca se basaba en una compleja organización social y política, que imponía el quechua como idioma oficial y promovía ciertas prácticas religiosas y culturales.
En 1532, con la llegada de Francisco Pizarro y sus hombres, el aprovechamiento de las divisiones internas dentro del imperio inca, exacerbadas tras la muerte del Inca Huayna Capac y la disputa por la sucesión entre sus hijos, Atahualpa y Huáscar, fue clave en el avance de los conquistadores.
Tras la captura y muerte de Atahualpa al año siguiente, ciertas tribus indígenas sometidas por los incas colaboraron en la rápida conquista del Tahuantinsuyo. Asimismo, algunos de estos grupos colaboraron con los hispanos para reprimir la resistencia de Manco Inca en 1536.
Los tres principales aliados de los españoles
Fueron tres los principales pueblos indígenas que se aliaron con los españoles.
Una de ellas fueron los Cañaris, originarios del sur de Ecuador, fueron uno de los primeros grupos en aliarse con los españoles, ya que, pocos años antes, su pueblo había sufrido una masacre atroz por parte del ejército de Atahualpa por haber apoyado a su rival Huáscar.
No solo les proporcionaron a los españoles guías y portadores, sino también valiosos conocimientos sobre las rutas, la geografía, y las tácticas militares locales, que les sirvieron en la marcha hispana hacia Cajamarca y la posterior captura de Atahualpa.
En tanto, los Chachapoyas, provenientes de la selva norte de Perú, también colaboraron con los españoles, motivados por resentimientos previos contra el imperio inca, que los anexionó tras las campañas militares de Túpac Yupanqui.
Su participación fue clave en la lucha contra las fuerzas de Atahualpa y la toma de Cuzco, capital del imperio inca.
Por su parte, los Huancas, originarios del centro del Perú, vieron en los españoles unos potenciales aliados que los liberarían del dominio inca.
No solo apoyaron en la conquista del imperio, sino también cumplieron un rol clave en la supresión de la posterior resistencia de Manco Inca, ya que los combatieron y proveyeron a los españoles de recursos durante el asedio inca en Lima.
Alianzas que moldearon la historia
La conquista del Tahuantinsuyo no fue solo el resultado de la superioridad militar española, sino también de una compleja red de alianzas con diversos pueblos indígenas que, por distintas razones, vieron en el invasor europeo un medio para alcanzar sus propios objetivos.
Cada una de estas tribus aportó elementos clave para el éxito de la conquista española, desde contingentes militares hasta apoyo logístico y conocimientos estratégicos. Sin embargo, la naturaleza de estas alianzas fue compleja y, a menudo, marcada por intereses propios y circunstancias cambiantes. Con el tiempo, la relación entre los aliados indígenas y los conquistadores evolucionó, enfrentándose en muchos casos a la imposición de nuevas formas de dominio y control por parte de los europeos, lo que terminó afectando a las propias tribus que inicialmente se habían aliado con ellos.
La historia de este encuentro entre culturas es un testimonio de la complejidad de las relaciones humanas y del impacto duradero que estos eventos han tenido en la conformación de la identidad cultural de América Latina.
¿Qué comían los españoles después de capturar a Atahualpa?
Después de la captura de Atahualpa, los españoles se trasladaron a distintos puntos del imperio del Tahuantinsuyo en busca de oro. En su periplo, tuvieron las provisiones necesarias para alimentarse, ya que en algunos viajes estuvieron acompañados de Huayna Cápac y Calcuchímac. No todo fue favorable para ellos, debido a que los nativos quemaron una parte de Jauja y otras poblaciones para que no consigan alimentos.
Ante ese panorama adverso, los foráneos tuvieron que alimentarse de una manera particular. En el libro “La cocina en el Virreinato del Perú”, de Rosario Olivas Weston, se lee lo siguiente respecto a este tema en cuestión: “(Los españoles) algunas veces tuvieron que comer los perros peruanos. (...) Es tradición que sus aliados huancas los consumieron y los ofrendaban a su Dios. Otras veces, cuando estaban constreñidos de hambre, los caballos se convirtieron en el más valioso recurso”.
¿En qué fecha fue capturado y posteriormente ejecutado Atahualpa?
Atahualpa fue capturado por las tropas de Francisco Pizarro el 16 de noviembre de 1532, en la plaza de Cajamarca, un evento que marcó el inicio del fin del Imperio incaico. La captura se llevó a cabo mediante una emboscada planificada por los españoles, quienes lo sorprendieron durante una recepción aparentemente pacífica. A pesar de que el inca ofreció un rescate colosal, llenando una habitación con oro y dos con plata, las promesas de liberación no se cumplieron.
Con el transcurrir del tiempo, su situación se complicó aún más. Acusado de varios delitos, los conquistadores decidieron ejecutarlo para eliminar cualquier posible foco de resistencia o rebelión. Así, el 26 de julio de 1533, el inca fue asesinado.