El Pleno del Congreso no logró censurar a la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, por la adjudicación directa de la plataforma de venta de entradas de Machu Picchu a favor de la empresa Joinnus. La moción no obtuvo el voto mínimo necesario para su aprobación.
La propuesta de censura fue liderada por representantes del Cusco, quienes criticaron la administración de Urteaga, señalando irregularidades detectadas por la Contraloría y el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) en la plataforma de ventas. Estos organismos alertaron sobre fallos en el sistema de adjudicación y en el control de la reventa de entradas, un fenómeno conocido como ‘ruleteo’.
Los argumentos presentados en la moción indicaban que la ministra Urteaga tenía una “falta de capacidad de gestión en la conducción del sector cultura y grave omisión de funciones que vienen perjudicando gravemente la actividad turística del país, y la reactivación económica”. Sin embargo, no se lograron los 66 votos requeridos para su destitución.
¿Por qué querían censurar a la ministra Urteaga?
La moción de censura contra la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, estaba suscrita por congresistas de las bancadas de Perú Libre, Cambio Democrático-Juntos Por el Perú, Acción Popular, Podemos Perú, Perú Bicentenario, Somos Perú y Bloque Magisterial.
El pedido contemplaba acusaciones de fraude en el proceso de adjudicación directa de contratos a Joinnus S.A.C., una empresa encargada de la venta en línea de boletos para Machu Picchu. Este procedimiento fue cuestionado en el Congreso por no seguir las normativas estipuladas en la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, que exige una licitación pública para tales servicios.
Según el documento que fue presentado y debatido hoy en el Congreso, la ministra Urteaga habría incurrido en prácticas contrarias a la legislación al otorgar directamente este contrato, lo que se considera un caso de fraude a la ley y falta de transparencia en la gestión ministerial.
“Resulta evidente qué tenemos una ministra de Cultura que ha tenido, por lo menos, a nivel político decisiones con consecuencias perjudiciales (...) Más aún, es una ministra que nos miente sobre la cronología de los hechos y que no es capaz de admitir sus errores y ofrecer propósitos de enmienda, sino que tergiversa la historia a fin de señalar que su gestión estuvo en lo correcto. De este modo, de seguir la cartera bajo su mando, los problemas se seguirán repitiendo”, se lee en la moción.
Propuesta de censura con tenso debate
Durante el debate de la propuesta de censura a la ministra Leslie Urteaga, los congresistas expresaron diversas posiciones. Por un lado, la parlamentaria Ruth Luque (Cambio Democrático - Juntos por el Perú), promotora de la moción, enfatizó las falencias de la plataforma digital para la venta de entradas a Machu Picchu y el peligro de corrupción que esta implica, haciendo alusión a la incapacidad de controlar el acceso con un mismo boleto más de una vez.
Por otro lado, Héctor Valer (Somos Perú) señaló la importancia del turismo que genera Machu Picchu para la economía local. Eduardo Castillo, de la bancada de Fuerza Popular, argumentó en contra de la moción, resaltando la explicación de la ministra sobre la necesidad de la venta virtual de entradas.
Alejandro Cavero (Avanza País) y Carlos Anderson (no agrupado) defendieron la modernización y digitalización en la venta de entradas como un medio para combatir la corrupción, a pesar de reconocer las observaciones hechas por la Contraloría y la OSCE.
No alcanzaron el mínimo de votos y moción pasó al archivo
Los votos para que proceda la moción de censura contra la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, no llegó a concretarse, obteniendo solo 52 votos a favor, 33 en contra y 15 abstenciones.
Las bancadas que votaron en contra de la propuesta fueron Fuerza Popular y Avanza País; mientras que los grupos parlamentarios de Perú Libre, Renovación Popular, Cambio Democrático-JPP y el Bloque Magisterial, votaron a favor de la medida.
De acuerdo al artículo 86 del Reglamento del Congreso, se requiere del voto de más de la mitad del número legal de miembros del Parlamento para aprobar la moción de censura. Al no alcanzar los 66 votos mínimos requeridos, la moción 10882 pasó al archivo.