La arqueología en el Perú tiene un antes y un después de Julio César Tello Rojas, quien con el pasar del tiempo se convirtió en el padre de la arqueología de este país debido a sus aportaciones fundamentales al estudio y comprensión del pasado precolombino de nuestro país.
Fue gracias a este personaje que se abrieron los caminos para el reconocimiento y valoración de las culturas indígenas en el ámbito científico y cultural. Su legado continúa vigente, inspirando a nuevas generaciones a explorar, preservar y valorar el rico mosaico cultural del Perú antiguo. Y esta es su vida.
Julio, el valiente
El futuro arqueólogo nació en 1880 en la provincia de Huarochirí (Lima), en un entorno marcado por la humildad y sus raíces agrícolas. Destacó desde joven por su inteligencia, ganándose el apodo de Sharuko, que en quechua significa valiente, un presagio de las hazañas que alcanzaría en el campo de la arqueología.
Su travesía académica lo llevó desde estudios primarios en su localidad natal hasta la realización de estudios superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, donde se formó como médico cirujano.
Pero sus ganas de seguir aprendiendo no se detuvieron ahí, y ganó una beca que le permitió estudiar en la Universidad de Harvard (Estados Unidos), donde obtuvo una maestría en Antropología, abriéndole puertas a un mundo de investigación que marcaría su vida y legado.
Su paso por la prestigiosa casa de estudios, y posteriormente por Londres y Berlín, le proporcionó una sólida formación y una perspectiva amplia del campo de la antropología y la arqueología, disciplinas a las que se dedicaría con pasión y rigor científico.
De vuelta al Perú
Retornando a Perú, el investigador inició una extensa carrera enfocada en desvelar los misterios de las culturas prehispánicas del país. Realizó trabajos que lo llevaron a identificar a la cultura Chavín y descubrir la necrópolis de Paracas, hallazgos que lo consolidaron como una figura central en la arqueología peruana.
Su incansable labor investigativa estuvo acompañada de una profunda vocación por la enseñanza y la divulgación, ocupando cátedras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Pontificia Universidad Católica del Perú, entre otras instituciones, donde formó a estudiantes y compartió sus conocimientos y teorías.
Una de las contribuciones más significativas de Julio César Tello fue su teoría sobre el autoctonismo de la cultura peruana, argumento que defendió con vehemencia frente a las tesis que atribuían influencias externas a las civilizaciones del territorio del actual Perú.
Esta postura no solo revalorizó las raíces indígenas de las culturas peruanas, sino que también puso énfasis en la complejidad y riqueza autóctona de estas civilizaciones.
Tello político
Pero durante su carrera, Tello no solo se enfocó en la investigación y la academia, sino que también ejerció un rol activo en la política y en la defensa del patrimonio cultural del país.
Su labor como diputado por Huarochirí y su participación en el Partido Nacional Democrático estuvieron marcadas por un compromiso con la protección y conservación de los monumentos históricos, así como por la reforma universitaria que buscaba fortalecer la investigación y la formación profesional en Perú.
Su huella en la historia
El legado de Tello trasciende sus investigaciones y teorías; fue el fundador del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de San Marcos, institución clave para la conservación y estudio del patrimonio arqueológico peruano. Este museo, junto con otros proyectos encabezados por Tello, se convirtió en centro de aprendizaje y divulgación de la diversidad y riqueza cultural prehispánica del Perú.
La muerte de Julio César Tello en 1947, debido a un cáncer de ganglios, no marcó el fin de su influencia. Dejó tras de sí un vasto archivo personal y una serie de discípulos encargados de continuar su labor, garantizando así que su visión y sus hallazgos siguieran inspirando a futuras generaciones de arqueólogos y antropólogos.
La teoría del autoctonismo, sus investigaciones sobre las culturas Chavín y Paracas, y su visión sobre la educación y la conservación del patrimonio cultural permanecen como testimonio de su invaluable contribución al conocimiento de la historia precolombina de Perú y de América.