Usualmente olvidado en los libros de historia, Gonzalo Pizarro también supo dejar su huella en el Perú. No solo por ser el hermano del conquistador Francisco Pizarro, sino porque él también labró su propio camino con audacia, dejando tras de sí un halo de polémica durante los primeros años desde la llegada de los españoles a estas tierras.
Tanto fue así que su trágico final fue uno de los hechos por los que más se le recuerda. Es por eso que este artículo ofrece una mirada detallada a la vida, las hazañas y el trágico destino de Gonzalo Pizarro, explorando tanto sus logros como sus controversias.
Vio la luz del mundo
Nacido en Trujillo, España, alrededor de 1510, Gonzalo Pizarro fue como una figura prominente durante la tumultuosa era de la conquista del Perú. Aunque su legado está marcado por la rebelión, la traición y la violencia, su influencia en la configuración del nuevo mundo es innegable.
Gonzalo Pizarro, hijo ilegítimo del capitán Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar, creció en Trujillo bajo la tutela de su hermano mayor, Hernando Pizarro. Su destino se cruzó con el de su medio hermano, Francisco Pizarro, durante la visita de este último a Trujillo en 1529.
Convencido por este, Gonzalo se unió a la empresa de la conquista del Perú, donde demostró ser un guerrero valiente y un estratega militar talentoso. Participó en la captura del Inca Atahualpa en 1532 y destacó por sus habilidades en la ocupación del Cusco y la fundación de la ciudad española.
De la gloria militar a las luchas civiles
Tras la fase militar de la conquista, Gonzalo Pizarro se vio envuelto en conflictos civiles que dividieron a los conquistadores. La rebelión de Manco Inca en 1536 desencadenó una guerra interna entre los españoles.
Bajo el mando de su hermano Hernando, Gonzalo defendió el Cusco contra los incas y demostró su valentía en la batalla de Sacsayhuamán. Sin embargo, su participación en disputas políticas, especialmente la rivalidad entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro, sembró las semillas de futuras discordias.
De igual manera, este Pizarro también fue un líder destacado en la expansión hacia el sur, participando en la conquista de Bolivia y estableciendo el primer asentamiento hispano en la región de Charcas.
Su expedición en busca del legendario “País de la Canela” lo llevó a enfrentarse a los desafíos implacables de la selva amazónica. Aunque no encontró la riqueza esperada, su exploración contribuyó al conocimiento geográfico de la región y abrió nuevas rutas comerciales.
Rebelión y conflicto con la Corona
El enfrentamiento con la Corona española llegó con la promulgación de las Leyes Nuevas en 1542, diseñadas para proteger a los indígenas de la explotación. Gonzalo Pizarro lideró la resistencia de los encomenderos contra estas leyes, desatando la Gran Rebelión de Encomenderos en 1544.
Nombrado Gobernador del Perú por sus partidarios, desafió abiertamente la autoridad real y desencadenó una guerra civil que sumió al país en el caos.
A pesar de su éxito inicial, el poder de Gonzalo Pizarro se desvaneció con la llegada del sacerdote Pedro de la Gasca, enviado por la Corona como “Pacificador”. La deserción de sus seguidores y la derrota en la batalla de Jaquijahuana marcaron el fin de su rebelión.
Finalmente, fue capturado y decapitado junto a sus compañeros rebeldes, Gonzalo Pizarro encontró un trágico final que puso fin a una de las figuras más controvertidas de la conquista española en América.
La figura de Gonzalo Pizarro sigue siendo objeto de debate entre historiadores y estudiosos. Algunos lo ven como un héroe visionario que luchó por los derechos de los conquistadores y defendió sus intereses en tierras extranjeras.
Otros lo condenan como un tirano sediento de poder, cuyas acciones causaron su propia destrucción y la de muchos otros. En última instancia, el legado de Gonzalo Pizarro es un recordatorio de los complejos entrelazamientos de conquista, conflicto y ambición que definieron la era de la colonización española en América.