El caso de los Rolex ha revelado no solo la fragilidad del Gobierno de la presidenta Dina Boluarte en el ámbito judicial, sino también el férreo apoyo otorgado por el Congreso a su gestión. En una semana, dos mociones de vacancia emprendidas a raíz de la revelación del portal web La Encerrona sobre la lujosa colección de relojes de la mandataria fueron descartadas por el parlamento. Para el director del medio que expuso la crisis, Marco Sifuentes, este hecho solo es parte del problema.
En conversación con Infobae Perú, Sifuentes explica que, según su lectura de la situación, el triste panorama al que se enfrenta la clase política peruana, que se encuentra cada vez más inmiscuida en asuntos relacionados con actos ilegales e irregularidades. Así, opina sobre la problemática crisis actual y también sobre la imposibilidad de que se vislumbren salidas beneficiosas sobre el país de los 33 millones de peruanos a los que Dina Boluarte insiste en representar pese a su crítica impopularidad.
— ¿Cómo percibes la posición del Congreso en respuesta al escándalo de los Rolex?
Es gracioso que el Congreso pretenda descartar las publicaciones periodísticas con insumos cuando ellos han usado, ni siquiera publicaciones periodísticas, sino chismes. Chismes sin sustento, sin ningún tipo de prueba o evidencia
— En ese sentido, también cabe hablar sobre la peligrosidad a la que está expuesta la labor periodística. Tú radicas en España, no radicas aquí en el país, pero la mayoría de tu equipo está acá...
Y por eso hay que salir a denunciar cada vez que haya estos intentos de pretender como manchar la actividad en los que dicen que uno está vinculado a la criminalidad.
— ¿Consideras que la misma Encerrona se encuentra en una situación tal vez peligrosa o preocupante?
Yo creo que todos los periodistas. De hecho, lo que nos están haciendo a nosotros, honestamente no se compara con lo que le pasa a Gustavo Gorriti ahorita mismo; o a la propia Rosa María Palacios que todos los días tiene a La Resistencia en su casa, u otros periodistas como Pedro Salinas, Paola Ugaz, Daniel Yovera, con el Sodalicio; o un montón de periodistas en regiones.
Entonces, me encantaría seguir en este nivel. Que nos den, pero hasta ahí nomás; porque no queremos pasar a lo que le está pasando, a Rosa María, o a Gustavo, o a todos los que he mencionado; eso sería grave.
Por eso a veces me reclaman: “pero por qué tú siempre defiendes a Gorriti, es un espíritu de cuerpo”. No es una cuestión de espíritu de cuerpo, es una cuestión de principios. Y yo, como periodista, necesito trabajar bajo ciertas, condiciones democráticas. Obviamente, si yo rompo la ley, que me encuentren preso; pero pero dentro de ciertas condiciones democráticas. El trabajo periodístico necesita garantías, necesita condiciones justamente para que se puedan publicar todas estas informaciones.
Yo creo que hay que pedir, sobre todo en un Estado, que ya no es democrático; eso no lo decimos nosotros, sino lo dicen un montón de indicadores internacionales; pues hay que patalear más y cada vez que hay uno de estos intentos de manchar la actividad periodística, hay que ser bien claros”.
—Uno busca que la labor periodística sea lo más objetiva posible, pero hay algunos referentes, gremios, instituciones que tienden a jugar en favor a algo. En esas situaciones hay personas salen a desvirtuar no solo a otros periodistas sino a investigaciones, pidiendo que se busquen fuentes y demás...
Y algunos de ellos son presidentes de uno de los organismos que supuestamente defienden la libertad de expresión. Entonces, de cuando a acá salen a pedir que se investiguen quiénes son las fuentes. Además, insisto, este trabajo no es una filtración. No es que nadie nos dio un papelito de la Fiscalía; o de alguna cosa. Es una investigación.
Hubo un dato disparador, sí. Pero luego Ernesto Cabral se pasó semanas investigando, no es que nos dieron un papelito, como pasa en un montón de otros sitios y nosotros publicamos el papelito; así no fue, no estuvo una fuente. Hubo un dato, que es otra cosa.
— Se le dio el voto de confianza al Gabinete de Gustavo Adriánzén. ¿Consideras que vaya a existir alguna diferencia entre Adrianzén y Alberto Otárola?
Me parece que Adrianzén tiene mucho menos manejo político que Otárola. Básicamente, Otárola, con todo lo horrendo que es el personaje, pues era más político. Adrianzén está bien perdido en nivel, o sea, se le nota una persona a la que no le da. La entrevista con Mónica Delta del último domingo fue vergonzosa de ver; hasta dolorosa, daba vergüenza ajena.
— Cuál es tu visión respecto a la crisis actual, ¿Cómo crees que pueda acabar, y en general qué opciones concibes luego de esta crisis que se ha vuelto álgida pero que eventualmente va a pasar?
Yo ya aprendí a golpes que, en los últimos años, ya no se puede hacer predicciones sobre el Perú. Antes sí. Antes, cuando había reglas de juego; es como en un partido, si tú en un partido tienes a 11 jugando contra 9, puedes predecir que el que tiene once jugadores va a ganar, eso es normal. Pero, qué pasa si los nueve jugadores tienen comprados al árbitro, tienen toda la tribuna, ya agarra la pelota con la mano. Eso es lo que está pasando ahora.
Entonces uno ya no puede predecir nada, eso es lo que pasa en el Perú. Hasta el 2016, teníamos ciertas reglas de juego democráticas, leyes, y ahora tenemos un Congreso que todas las leyes que hace las hace a favor de las bancadas. Las leyes que existen, las ignora completamente; y, por último, ya tienen una nueva Constitución a la medida; o sea, han cambiado 50 artículos de la Constitución, y todos tranquilos.
A lo que voy es que las reglas de juego, que supuestamente existen, ya no se cumplen hace rato y si tus reglas del juego ya no se cumplen, ¿cómo puedes hacer predicciones sobre el juego? Es bien difícil. En una situación normal, si las reglas del juego estuvieran claras, yo te diría “mi predicción sería que a fin de año tendríamos elecciones generales de nuevo para presidentes y para congresistas”.
En un mundo normal, en el que las reglas de juego se siguen y los congresistas actúan como tienen que actuar y todo funciona, tendríamos elecciones generales a fin de año, después de este caso. Pero ahora no, las reglas del juego no sirven en el Perú.
— La salida que algunos esperan hasta cierto punto es el adelanto de elecciones; o por último, llegar al 2026 y esperar a las elecciones nuevas. ¿Con estas últimas modificaciones, crees que haya un cambio?
No ahora, el daño que este Congreso, y también el gobierno de Pedro Castillo, le han hecho a la institucionalidad, a las reglas de juego en el Perú; es bien profundo. Es un daño, no sé si irreversible, pero es bien grave. Entonces salir de eso, regresar a como estamos en el año 2016; va a tomar muchos años.
Va a tener que haber un trabajo de reconstrucción; y ahorita no veo a nadie organizándose ni siquiera para eso. Es un nivel de destrucción de instituciones que es muy abstracto para la gente; pero tú lo ves y comparando cómo operan las cosas institucionalmente en el 2016 cómo es ahora, y es un país completamente distinto. Entonces, la chama de reconstrucción va a tomar muchos años; y para que empiece primero vamos a tener que salir de esto, y todavía estamos en esto.