El distrito de Pallasca, ubicado en la región de Áncash, Perú, está enfrentando un alarmante incremento en los casos de uta, una enfermedad parasitaria transmitida por la picadura de mosquitos del género Phlebotomus, según reportes recientes de la Dirección Regional de Salud (Diresa) de Áncash. Esta preocupante tendencia ha sido observada principalmente en áreas rurales.
Según datos proporcionados por el Director Regional, el número de personas afectadas experimentó un notable aumento, llegando a registrar 84 casos. Ante esta situación, se realizó un llamado urgente a las autoridades nacionales para que brinden el apoyo necesario ante esta emergencia sanitaria.
Diresa manda ampollas para tratar a los afectados
En respuesta a esta emergencia de salud pública, las autoridades han distribuido un lote de 1.050 ampollas de medicamento para tratar a los pacientes afectados en la zona. Estos esfuerzos buscan mitigar la enfermedad en la región, asegurando el acceso a tratamiento para los afectados por esta peligrosa enfermedad.
La distribución de estos fármacos se realiza con el objetivo de contener el brote, tras denuncias de la falta de medicamentos necesarios para contrarrestar los efectos del mal. La uta es especialmente prevalente en zonas rurales de América Latina, incluyendo partes de Perú, donde el acceso a atención médica adecuada y a tratamientos es a menudo limitado.
Las autoridades sanitarias y organizaciones locales están trabajando conjuntamente para distribuir el tratamiento y educar a la población sobre las medidas de prevención necesarias para combatir la propagación del Leishmania, el parásito responsable de la uta. La acción coordinada entre el gobierno regional de Áncash y el Ministerio de Salud (MINSA) ha sido fundamental para la rápida respuesta ante este brote.
¿De qué trata la uta y cómo se contagia?
La Leishmaniasis se caracteriza por causar úlceras cutáneas, las cuales, de no ser tratadas a tiempo, pueden conducir a complicaciones graves e incluso la muerte. La falta de acceso a tratamientos adecuados agrava la situación, ya que el medicamento necesario, Glucantime, es escaso y su distribución, insuficiente.
La enfermedad, transmitida por la picadura de mosquitos del género Phlebotomus, afecta principalmente a las poblaciones en regiones tropicales y subtropicales. Según especialistas, la uta es una enfermedad parasitaria que puede manifestarse en distintas formas dependiendo de la respuesta inmunológica del individuo infectado.
La transmisión se da a través del contacto con sandflies infectados, pequeños mosquitos que, al picar a un humano o animal infectado, pueden llevar el parásito de una persona a otra. “La transmisión se efectúa cuando la hembra del mosquito pica a personas o animales que ya están infectados, y luego pica a otra persona sana”, señala Elmer Huerta para RPP. Esta enfermedad tiene un amplio espectro de manifestaciones, abarcando desde úlceras en la piel hasta afectaciones serias en órganos internos.
Los síntomas de la leishmaniasis varían considerablemente y dependen del tipo de enfermedad: la forma cutánea se caracteriza por úlceras en la piel que pueden dejar cicatrices significativas, mientras que la forma mucocutánea puede causar lesiones en las membranas mucosas de la boca, la nariz y la garganta. La forma visceral, conocida como kala-azar, es particularmente peligrosa y puede ser fatal si no se trata a tiempo. Esta última afecta a órganos vitales como el hígado, el bazo y la médula ósea, provocando fiebre, pérdida de peso y anemia.
El tratamiento de la leishmaniasis requiere atención médica especializada y varía según el tipo y gravedad de la enfermedad. Los medicamentos antiparasitarios son el pilar del tratamiento, aunque en muchos casos, especialmente en la leishmaniasis cutánea, las lesiones pueden cicatrizar solas sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, los expertos enfatizan la importancia de acudir a consulta médica ante los primeros síntomas para evitar complicaciones mayores.
Medidas como el uso de repelentes, mosquiteros y ropa protectora pueden disminuir significativamente el riesgo de picaduras de mosquitos. Además, controlar las poblaciones de mosquitos y los reservorios animales de la enfermedad en áreas endémicas es fundamental para prevenir brotes. “Aplicar medidas de control vectorial y promover prácticas de higiene personal son esenciales para prevenir la leishmaniasis”, recalca el especialista.