El mundo artístico, en particular, el género de música vernacular, está de luto por el fallecimiento de Flor Sheiza Quispe Sucapuca, mejor conocida como ‘Muñequita Milly’. La cantante, que apenas tenía 23 años, murió el último miércoles 3 de abril, víctima de una infección generalizada abdominal. Este lamentable desenlace ocurrió por complicaciones tras someterse a una operación de liposucción a cargo del doctor Víctor Barriga Fong.
Si bien la responsabilidad del médico a cargo de su intervención quirúrgica aún son materia de investigación, lo cierto es que el hecho ha puesto a esta industria bajo observación, ya que cada vez son más las mujeres que optan por realizarse estos procedimientos, situación que evidencia lo expuestas que están por caer a la presión social, además de ser estafadas por supuestos especialistas.
De acuerdo al estudio más reciente de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), a nivel mundial, solo en el 2022, se ejecutaron 2 millones 131 mil 976 aumento de senos y 1 millón 937 mil 995 liposucciones a mujeres. Además, la población femenina representa un 86,2% de personas que se practican intervenciones con fines estéticos, mientras que los hombres solo constituyen el 13,8%.
La presión social que lleva a las mujeres a buscar el ‘ideal de belleza’
Este mismo informe revela que la industria de las cirugías plásticas ha ido en crecimiento, ya que, para el 2022, se realizó un 11,6% más de intervenciones que el año anterior. El grupo con mayor demanda fueron las personas de entre 35 y 50 años (4 millones 417 mil 60 intervenciones), especialmente las mujeres.
Frente a este complicado panorama, Infobae Perú conversó con Clea Guerra, responsable del Proyecto para la Prevención de la Violencia del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, quien considera a la misma socialización como la raíz de esta problemática.
“Si bien hay intentos —en la publicidad y otros medios de representación— de diversificar los modelos o las personas que aparecen, no es la pauta común, ya que aún mantenemos ciertos estándares como modelos o estereotipos del ser bello el ser bella en una sociedad determinada”, explica.
De acuerdo a la especialista, estos mensajes equivocados se van dando desde que pequeñas y muchas veces son reforzados en el propio entorno familiar, lo que puede llevar a las niñas y adolescentes a una lucha constante por querer alcanzar este ideal de belleza.
“Todavía hay muchos prejuicios de cuidado hacia las mujeres en torno a que deben estar o existir en función de satisfacer necesidades de otras personas, que su valor se va a terminar de configurar cuando haya aceptación del otro o de la otra. Siempre estos mensajes están mucho más dirigidos a las mujeres: ‘Debes encontrar pareja para ser plena. Y, para encontrar pareja, tienes que ser bella. Y, para ser bella, tienes que cumplir una serie de criterios’”, detalla.
La situación, incluso, llega a tornarse peligrosa, para nuestra salud física como emocional, si se acude a médicos que no son profesionales, no se cumplen con las indicaciones después de la intervención o se realizan demasiados de estos procedimientos.
Según data oficial de la Fiscalía y el Poder Judicial, compartida por Ojo, cerca de 120 mujeres fallecieron luego de someterse a una intervención quirúrgica entre el 2020 y 2023.
Libertad para elegir por mí misma
Para Guerra, las mujeres, y cualquiera que desee hacerlo, tienen total libertad de optar por una intervención médica para acercarse a su ideal de belleza; sin embargo, siempre hay que pensar qué tanto es esa una total libertad realmente o qué tanto hay de peso de la sociedad, reforzado por medios o por las propias familias.
“Muchas veces estas decisiones son bastante limitadas o forzadas por mandatos sociales de pensar que hay un solo modo de belleza y que ese modo de belleza está ligado al éxito. Entonces, si no hay acompañamiento, de una familia o un entorno protector que pueda darle otras herramientas para que la niña, niño o adolescente se vaya cuestionando y que no reciba esos mensajes sin cuestionarse, a fin de que comprenda la realidad y sepa que existen diversidad de personas”, precisa.
La especialista afirma que es clave que estas intervenciones no sea parte de un ciclo autodestructivo de continuar con múltiples intervenciones, además de que —si tomamos desas decisiones— se tengan recursos para asegurarnos de estas correctamente informadas. “No podemos caer en restringir, pero sí promover —a la par— que sean procedimientos serios y estar vigilantes a las condiciones que se van a dar para la toma de esa decisión. También puede haber una evaluación mucho más multidisciplinaria para ir cambiando estos mandatos sociales”, comunica.
¿Cómo hacer frente a esta presión social?
- Conversar con nuestros entornos cercanos sobre los pro y los contra que puede tener una intervención.
- Invitar a buscar mayor información antes de tomar una decisión sobre una intervención quirúrgica.
- Ser autocrítico cuando estemos por querer dar ese comentario sobre el cuerpo de la otra persona. Es importante recordar las consecuencias de las palabras y las acciones que tengamos.
- Ayudar a que las niñas, niños y adolescentes puedan tener una mirada más crítica y puedan tomar decisiones más informadas, sin verse sometidos a estos mandatos sociales.
- Crear espacios seguros y en los que se vea otra información, a fin de que se pueda cuestionar y tener un amplio abanico de información para decidir con libertad.