Design Food redefine la experiencia gastronómica peruana: “Es más que comida, es una experiencia estética y sostenible”

El creciente reconocimiento de Perú como un destino culinario de excelencia está generando ingresos estimados de aproximadamente 200 millones de dólares, según PromPerú. La fusión de distintas tradiciones culinarias y la rica biodiversidad del país han contribuido a la singularidad de su gastronomía. Este logro se ve respaldado por la presencia destacada de cuatro platos peruanos entre los 100 mejores del mundo, según lo clasifica Taste Atlas, resaltando así la biodiversidad y la fusión culinaria como elementos clave para alcanzar tal distinción.

La gastronomía peruana se distingue por su capacidad de combinar técnicas culinarias provenientes de diversas partes del mundo, lo que ofrece una variedad inigualable de sabores. El Lomo Saltado, por ejemplo, es un plato que fusiona influencias de la migración china, evidenciando la riqueza y diversidad de la cocina peruana. Sin embargo, al igual que la comida ha evolucionado, también surgieron nuevas tendencias.

Para profundizar en estas nuevas tendencias, Infobae Perú tuvo la oportunidad de conversar con Carlos Pardo Figueroa, Chef docente del instituto Le Cordon Bleu Perú. El experto nos habló sobre una tendencia que va naciendo en el mundo culinario: el Design Food.

El Design Food se refiere a una práctica gastronómica que va más allá de la simple preparación y presentación de platos. Se trata de una filosofía que integra el diseño y la estética en la experiencia gastronómica, buscando crear no solo una deliciosa comida, sino también una experiencia visualmente atractiva y estéticamente placentera.

Según Figueroa, el Design Food no solo implica una cuidadosa presentación de los platos en términos de colores, formas y texturas, sino que también abarca aspectos más profundos, como la elección de ingredientes locales y sostenibles, la consideración de la temporada y la región geográfica, y la incorporación de elementos culturales y tradicionales en la elaboración de los platos.

Esta tendencia no solo está siendo adoptada por chefs y restaurantes de renombre en Perú, sino que también está ganando popularidad en la escena gastronómica internacional. Restaurantes de todo el mundo están incorporando el concepto en sus menús, reconociendo el valor de una experiencia completa que estimule todos los sentidos.

Es una respuesta a la creciente demanda de experiencias gastronómicas más completas y significativas, que no solo satisfagan el hambre, sino también alimenten el alma y estimulen la creatividad.

Las tendencias actuales indican un cambio hacia la reducción del consumo de alimentos ultraprocesados. Los consumidores están demostrando una mayor preocupación por su salud y el impacto ambiental de sus elecciones alimenticias. Por lo tanto, los alimentos del futuro podrían caracterizarse por ser más naturales, recordando las prácticas culinarias de antaño pero aprovechando la tecnología para mejorar la eficiencia y reducir el desperdicio.

Esto implica mejoras en los envases, el uso de conservantes naturales en lugar de químicos, y la promoción del “ugly food”, que busca reducir el desperdicio aprovechando alimentos que no cumplen con los estándares estéticos de exportación.

Desde la digitalización de los servicios de atención al cliente hasta la utilización de equipos de cocina inteligentes, se están llevando a cabo cambios significativos. Esto no solo se traduce en una mayor precisión en la preparación de los alimentos, sino que también tiene un impacto directo en la experiencia del cliente, elevando así los estándares de calidad.

La sostenibilidad también es un factor clave en la evolución de la gastronomía. Reducir el desperdicio y mejorar la calidad de los alimentos, al tiempo que se minimiza el impacto ambiental, se convierte en un objetivo prioritario para muchos en la industria.

“Estamos viendo una mayor conciencia sobre la importancia de ser sostenibles en nuestra operación diaria”, dice Carlos Pardo Figueroa. “Es vital encontrar formas de ser más eficientes sin comprometer la calidad de los alimentos que servimos”.

La colaboración entre diferentes actores, como chefs, gastrónomos, científicos y expertos en tecnología, se vuelve esencial en este escenario de transformación.

Los desafíos en la creación de experiencias culinarias con alimentos futuristas son variados y demandantes para los chefs. La sostenibilidad, las tendencias alimenticias, el cambio climático y la estacionalidad de los ingredientes se interponen en el camino de quienes buscan innovar en la gastronomía. Sin embargo, estos obstáculos pueden sortearse con ingenio, dedicación y colaboración entre los protagonistas del sector.

La raíz de la aceptación de los alimentos del mañana yace en la cultura y las tradiciones culinarias. Estas proporcionan el cimiento sobre el cual se encuentran nuevas experiencias gastronómicas. Los chefs visionarios hallan inspiración en las culturas menos difundidas, adaptando ingredientes y técnicas ancestrales para dar forma a platos que deslumbran y seducen.

El binomio entre la estética y la funcionalidad en el diseño de los alimentos venideros resulta crucial. Si bien una presentación visualmente atractiva puede captar la atención del consumidor, es la funcionalidad la que asegura una experiencia gastronómica satisfactoria y perdurable. Es imperativo hallar un equilibrio entre ambos aspectos para brindar productos que no solo sean atractivos a la vista, sino que también satisfagan las exigencias del paladar en términos de sabor y calidad.

La relación entre los alimentos del futuro y su impacto en la salud humana y el medio ambiente es un tema de creciente interés y debate. Expertos y consumidores están cada vez más conscientes de la importancia de elegir alimentos que no solo nutran nuestros cuerpos, sino que también sean sostenibles para el planeta.

Según diversos estudios, el impacto potencial de estos alimentos dependerá en gran medida de la responsabilidad compartida entre proveedores y consumidores. Los creadores, vendedores y empresarios tienen la responsabilidad de educar a los consumidores sobre los aspectos positivos de sus productos.

En este sentido, el chef destacó la importancia de adaptar nuestros hábitos alimenticios a la capacidad del planeta para proporcionar recursos. Esto implica respetar la estacionalidad de los alimentos, evitar el desperdicio y producir de manera responsable. La clave está en lograr un equilibrio armonioso entre nuestras necesidades nutricionales, la sostenibilidad ambiental y el uso adecuado de la tecnología.