En medio del bullicio y la energía de la capital, cada distrito es un mundo en sí mismo, lleno de historias fascinantes y barrios vibrantes. Sin embargo, esta vez toca hablar acerca de uno de los más populosos del país: San Juan de Lurigancho.
Este lugar, el más poblado del Perú, es un espacio que lejos de la creencia popular cuenta con gran riqueza histórica y cultural, además, ha llegado a ser uno de los más emblemáticos pese a los problemas que lo aquejan desde hace algún tiempo, muchos de ellos ligados a la delincuencia de la cual no es ajeno casi ningún ciudadano capitalino.
Un poco de historia
Este distrito, ubicado al noroeste de la ciudad, fue en el pasado habitado por diversas culturas, como los Waris y los Ychsma, cuyos legados arqueológicos aún se pueden apreciar hasta nuestros días.
Estas civilizaciones dejaron su marca en forma de templos, caminos y terrazas agrícolas, evidenciando la importancia de la zona en la antigüedad. Sin embargo, también se sabe de la presencia inca en dicho valle, alrededor del año 1200.
Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, el lugar experimentó un cambio significativo. Los conquistadores establecieron haciendas y repartieron tierras entre los colonos, dando origen a los primeros pueblos.
Aquí también se estableció una importante reducción indígena que tenía el objetivo de evangelizar a los naturales, quienes debían abandonar sus creencias y empezar a profesar la fe católica.
Vale resaltar que esa zona siempre se caracterizó por ser muy fértil, tener buenos suelos y estar beneficiada por el sistema de regadíos mediante acequias que predominaba en el valle de Lima.
Más tarde, bien entrada la época republicana, San Juan de Lurigancho experimentó un proceso de urbanización gradual. Gracias a esto, fue fundado oficialmente como distrito durante el gobierno de Fernando Belaunde, en el año 1967 mediante decreto Ley 16382.
Con el paso de los años, el crecimiento demográfico y los procesos de migración interna a causa de crisis como la del terrorismo movilizaron a cientos de ciudadanos y contribuyeron a la expansión del distrito, que pasó de ser principalmente rural a adquirir características urbanas. La construcción de infraestructuras básicas, como carreteras y servicios públicos, impulsó este desarrollo y atrajo a más población en busca de oportunidades económicas.
Hoy en día casi no hay ciudadanos que no sepan de la existencia de San Juan de Lurigancho, un lugar en constante crecimiento y lleno de emprendedores que salen adelante pese a las adversidades.
¿Por qué se llama así?
Entre todas sus características, algo que no podemos pasar por alto del distrito es su particular nombre compuesto. ¿De dónde viene?
Según se sabe, San Juan tendría que ver con el santo San Juan Bautista, ya que dicho nombre era usado para la reducción indígena que allí existía en tiempos del virreinato, exactamente hacia 1570. No obstante, en el caso de Lurigancho derivaría de un vocablo andino, cuya explicación requiere mencionar dos teorías.
La primera precisa que hubo una cultura prehispánica establecida en el valle, llamada Ruricancho o ‘Canchus del Interior’, que más tarde habría derivado en la palabra Lurigancho. Esto como producto del uso de una variedad de quechua costero llamada quechua marítimo con influencia aimara.
Por otro lado, también se piensa que Lurigancho deriva de “’Hurin Huancho’, que significa ‘Huanchos del valle’. Esta denominación procedería de la etnia huanchos, naturales de la sierra, que serían además fundadores del cacicazgo Lurigancho.
Conforme explica la página oficial de la municipalidad de la comuna, dicho cacicazgo tendría su contraparte en el distrito de San Mateo de Huanchor, o como se llamó en el pasado: ‘Hanan Huanchos’, ubicado en la provincia de Huarochirí. Esto recordaría el sistema de división dual de las etnias, una costumbre arraigada en las culturas de los andes.
En este caso, nuevamente Lurigancho sería una forma adaptada al español. Cabe destacar que los conquistadores españoles solían hacer esto con muchas palabras que resultaban difíciles de pronunciar.