A menos de 150 kilómetros de Lima, en la sierra de Huaral, yacen los restos de impresionantes ciudadelas enclavadas en lo alto de las montañas. Hoy, estos sitios son cada vez más visitados por turistas locales y extranjeros, aunque no muchos conocen sobre la cultura preinca que construyeron esas edificaciones.
Se trata de la cultura atavillos, que se desarrolló independientemente en esta región entre los años 800 d. C. y 1470 d. C., según recoge el arqueólogo Pieter Van Dalen.
Esta civilización tiene orígenes altiplánicos y llegó a la sierra de Huaral como parte de la expansión Wari - Tiawanaku. Al decaer este imperio, el antiguo Perú quedo dividido en diversos señoríos, como el Reino de los Atavillos.
Más adelante, los incas los incorporaron al Tawantinsuyo entre 1470 d. C. a 1533 d. C., ya que hay evidencia de que adoptaron matices de la religión y arquitectura cusqueña.
Al caer el imperio inca en manos de los españoles, el pueblo atavillo quedó a merced de los nuevos gobernantes.
Ciudades de piedra
Como se ha mencionado, esta civilización destacó principalmente por sus construcciones en las alturas. De lo que se ha descubierto hasta ahora, son tres los asentamientos más notables del Reino de los Atavillos.
Rúpac
Ubicada sobre una colina de la serranía del valle de Huaral sobre los 3.580 m. s. n. m., Rúpac es considerada la joya arquitectónica de los atavillos. Se halla dentro de una gran muralla que la circunda, dentro de la cual existen 51 ambientes diferentes, 25 de ellos intactos.
Alberga un palacio principal de forma pentagonal denominado Marca Cullpi y elevadas construcciones de piedras rectangulares de hasta 10 metros de alto. Asimismo, se observan construcciones de hasta tres niveles, con entradas pequeñas y sistema de ventilación efectivos, triples cornisas, hornos o chimeneas, almacenes y habitaciones subterráneas, que conservan intactos sus techos hechos de lajas de piedra que impiden la entrada de la luz del sol y las aguas de las lluvias.
Sus paredes interiores tienen piedras sobresalientes a manera de colgadores y un color rojizo predominante. La hipótesis predominante indica que el sitio Arqueológico de Rúpac tuvo fines militares y religiosos. Militares por su diseño defensivo y por la estratégica ubicación que permite vigilar grandes zonas, y religiosos porque en la parte superior aún se aprecian vanos que servían para colocar a sus ídolos.
Chiprac
Chiprac está situada en las tierras altas de las comunidades campesinas de San Juan de Uchucuánico y Huascoy, a más de 3.500 m. s. n. m., en la margen izquierda del río Chancay, y en las faldas de un contrafuerte que se desprende de un nevado denominado Mango. Es considerada la capital del Reino de los Atavillos.
Sus ruinas se extienden en la cima de unas colinas escarpadas, sobre un área de dos kilómetros de largo por 500 metros en su parte más ancha. Las construcciones o cullpis se hallan en buen estado de conservación.
Está conformada por edificios hechos de piedra tallada, con argamasa de barro, de dos a tres niveles o pisos, que llegan a medir hasta 10 metros de altura, y son de base rectangular. Los techos son abovedados, sostenidos por lajas de piedra, una técnica destacable es el uso de una piedra madre en el cimiento, lo que permite soportar el peso del edificio. El conjunto arqueológico, defendido por un muro de piedra de dos metros de espesor, tiene pórticos de acceso.
Tiene tres tipos de edificios: militar, religioso y comunal. Los mejores edificios corresponden a los dos primeros grupos. El conjunto militar, lo conforman un edificio o palacio de tres pisos (al cual se ingresa por una pequeña entrada abierta en el piso inferior); y dos fortines o pucaras. El conjunto religioso lo conforman un templo con el altar de los sacrificios, chullpas funerarias de base rectangular y circular, y cavernas para enterramientos. Por último, el barrio comunal está conformado por tres sectores claramente diferenciados, entre los cuales se hallan grandes plazas o cusipatas.
Añay
Ubicada en las alturas de la Comunidad Campesina de San Pedro de Pallac sobre los 3.181 m.s.n.m. Su construcción fue a base de piedras canteadas unidas con argamasa.
En tanto, resalta la calidad arquitectónica en la construcción de la fortaleza con sus 13 vanos de acceso, los cuales tienen la peculiaridad de presentar pórticos de forma trapezoidal con una cimentación y vigas (lajas de piedras de forma alargada que van de forma perpendicular a los muros, con el mismo relleno), en el muro y en la misma portada se visualiza la presencia de hornacinas, al igual que el espacio interior de las portadas con una dimensión que recuerdan a los ingresos trapezoidales usados en la arquitectura imperial incaica.
La técnica constructiva que presentan las estructuras, son a partir de piedras canteadas superpuestas verticalmente con argamasa. Asimismo, se encuentra el edificio denominado El Cabildo, conformado por 10 terrazas continuas ascendentes, en los cuales se observan estructuras de planta cuadrangular superpuestas
Frente al primer nivel de las terrazas se ubica la plataforma principal para las ceremonias, compuesto por dos huancas, que son una especie de reloj solar.
Cerámica, instrumentos y entierros
Los objetos de uso doméstico están representados por las vasijas (ollas, cuencos, platos), batanes, manos de moler, raspadores, cortadores y cuchillos. También se han identificado piruros de cerámica asociados con la textilería.
Las puntas líticas y proyectiles eran los principales instrumentos de caza utilizados por los atavillos. Asimismo, se han identificado armas como las preformas de porras y porras circulares, así como proyectiles para ser usados con las huaracas.
También se han hallado instrumentos musicales de viento (flautas) hechos de osamenta animal.
Los entierros se caracterizan por hallarse en cámaras subterráneas o cámaras secundarias y en los niveles superiores de los kullpis, que eran edificaciones funerarias a modo de mausoleos.
De acuerdo con la investigación liderada por Van Dalen (2015), asociados a estos entierros se identificó vasijas del tipo engobe fino así como objetos suntuarios de metal (cobre, plata y oro): laminas circulares, pinzas, tupus, orejeras, entre otros.