“Todo tiempo pasado fue mejor”. Esta frase suele ser pronunciada por adultos y ancianos, quienes se muestran insatisfechos al ver programas televisivos que, a su juicio, carecen de calidad y contenido. Al encender el aparato y hacer zapping por los canales de señal abierta, un gesto de insatisfacción se refleja en sus rostros, lo que podría causar extrañeza en los niños y adolescentes.
La sorpresa de las personas pertenecientes a las nuevas generaciones radica en que sus parientes no disfrutan de los programas de entretenimiento que a ellos les gusta. El desconcierto podría desvanecerse luego de que un padre, tío o abuelo les explique que antes los programas cómicos de TV eran buenos y más divertidos, y que los comediantes ostentaban una performance que no se ha replicado en nuestros días.
Si bien la calificación que hicieron los adultos y ancianos acerca de los programas de TV puede ser rebatida por personas de su misma generación, es importante señalar que hace algunas décadas los comediantes realizaban grandes presentaciones ante un público que los aplaudía de pie.
La grosería y el uso de la replana estaban presentes durante su show; sin embargo, el ingenio de sus monólogos, declamación de poemas y discursos de corte social opacaban su chabacanería. Así, el público que buscaba sonreír en medio de la crisis social, política y económica que azotaba al gobierno de Alberto Fujimori.
Antes del nuevo milenio, un sector de la población se reunía con la familia para ver programas como “El show de los cómicos ambulantes”, de la entonces Frecuencia Latina, y ‘Los reyes de la risa’, de Mónica Zevallos.
Algunas personas suelen recordar a los comediantes al escuchar el tema musical “Amor prohibido” de Rossy War. Esta canción fue un éxito antes del 2000 y se podía apreciar en reportajes sobre este mundo artístico. En ese entonces, no solo Rossy War tenía gran acogida en el público, sino también los comediantes, algunos de ellos destacaban por su performance peculiar.
A continuación, daremos a conocer las presentaciones de los cómicos ambulantes, quienes dejaron de lado la grosería, el uso de la repanca y la chabacanería para dar paso al monólogo, la declamación de poemas y la elocuencia al hablar, recursos que calaron en la conciencia de los peruanos y que hasta la fecha no han sido replicados con maestría por los nuevos valores.
Cómicos ambulantes declaman poemas
Antaño, los espectadores y televidentes podían disfrutar de momentos de cultura durante un sketch de un programa cómico. Las referencias a la literatura o la historia sorprendían a las personas que no esperaban escuchar versos de destacados escritores ni datos del pasado. Uno de los comediantes que incluyó elementos culturales en su presentación fue Marco Alfredo Vidal, mejor conocido como el ‘Poeta de la Calle’.
En ‘Los reyes de la risa’, espacio televisivo de Mónica Zevallos, el cómico hizo gala de su talento para hablar elocuentemente y, sobre todo, para declamar poemas. “Cuando los hombres luchan obtienen victorias, y como tú has luchado has tenido esta victoria. Los 40 puntos no son regalados, son frutos de trabajo, de esfuerzo, de investigación. Cuando Jaime Bayly hace nueve o 10 años me entrevistó, preguntó cuál es el mejor poema que había leído (el pensaba que no había leído). Yo le dije “Elegía para ti y para mí”, de José Ángel Buesa (...). Entonces, salí en televisión y comencé a decir esto. Suelte la música, maestro”, dijo ante la mirada atónita de Mónica y los espectadores.
Momentos después, se puso de pie y empezó a declamar el poema “Elegía para ti y para mí”. A continuación presentamos los versos que interpretó.
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.
II
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.
III
Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizás: «Qué linda es, todavía».
Tú, quizás pensarás: «Se está poniendo viejo».
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo, o con otra.
O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
IV
Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos.
V
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando,
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente,
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
Y quizás, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.
VI
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos, para siempre, cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.
Tras su declamación, el público se puso de pie para aplaudirlo. Momentos después, el cómico se sentó, se puso la gorra y se tapó el rostro con ambas manos, quizás conmovido por la ovación de los espectadores o por el contenido de la creación artística.
Carlos Vásquez López, el famoso ‘Petete’, también incluyó un poema en su presentación, pero esta vez en otro programa cómico difundido por Frecuencia Latina. Se trataba de “El show de los cómicos ambulantes”, un espacio televisivo que le dio la oportunidad a los ‘artistas de la calle’ de llegar a miles de peruanos.
“Hay tipos que son recontra serios con sus enamoradas. A veces la chica le dice: ‘Pepelucho, mi amor, todos los días me besas (...). Dime un poema, por favor, ya que tanto me besas. Dime qué es el beso’. El chico responde: ‘El beso, bueno, según la ciencia médica (...)’. ¿Cuándo te va a besar esa mujer? Ni más, pero qué bonito que tú le digas este lindo poema”, expresó ‘Petete’, para luego declamar un poema del poeta y periodista Federico Barreto.
Con candoroso embeleso
y rebozando alegría,
me pides morena mía
que te diga... ¿Qué es un beso?
Un beso es el eco suave de un canto,
que más que canto es un himno sacrosanto
que imitar no puede el ave.
Un beso es el dulce idioma
con que hablan dos corazones,
que mezclan sus impresiones
como las flores su aroma.
Un beso es...no seas loca...
¿Por qué me preguntas eso?
¡Junta tu boca a mi boca
y sabrás lo que es un beso!
Momentos antes de acabar el poema, se acercó a una señorita, le agarró el rostro y le dio un ‘beso’. La chica no se incomodó, por el contrario, se rió al igual que los espectadores. Evidentemente, no le había dado un ósculo, solo había acercado su cabeza a la de ella. “Yo le hago una pregunta, con ese poema tú crees que ella ahorita no siente escalofríos en el cuerpo”, indicó el artista.
Monólogos con trasfondo social
En los programas cómicos de antaño, los monólogos no podían faltar. Si bien algunos eran frívolos y chabacanos, es menester señalar que habían otros que nos invitaban a reflexionar. A continuación daremos a conocer las performances de Juan de los Santos Collantes Rojas, mejor conocido como ‘Tripita’; y Héctor Chavarría Cotrina, el recordado ‘Loncherita’.
Monólogo de ‘Tripita’
“Allá es muy distinto que acá, sin ofender, porque hay que reconocer. En Chile me pasó una anécdota. A la peruana, comí un sánguche, caminé y luego tiré al suelo el papel. Al rato un carabinero, que es policía, me seguía. En ese momento me dije: ‘Este se ha templado de mí’. Se me acercó y me dijo: ‘Un momentito, ¿su pasaporte?; ya me imaginaba de qué país era usted, señor. Venga, acompáñeme, por favor. Ese papelito le pertenece, ¿no?’. ‘Si, señor’, le dije. ‘Tenga la bondad de levantarlo’, indicó la autoridad. Me hizo caminar dos cuadras para botarlo en un tacho. ‘Ahí se bota el papelito, señor’, agregó (...). A la juventud siempre le pregunto: ¿quieren cambiar este país?, ¿quieren cambiar este país? Por favor, señores, entonces cambiemos todas esas discotecas. En Comas hay más locales nocturnos que colegios, y funcionan de lunes a viernes. Siempre se preguntan ¿por qué la juventud se pierde? Acabemos con eso”, expresó el cómico en el programa ‘Los reyes de la risa’, de Mónica Zeballos.
Monólogo de ‘Loncherita’
“La juventud, para mí, vive una fantasía, no pisamos tierra firme. Has visto cómo conversan los muchachos de la calle, se pelean por la moda. ‘Yo tengo mi pantalón carpintero, el tuyo no vale porque no es firme’, dice un joven (...). ¿Has visto ahora la juventud, los niños y los muchachos cómo piden una propina a su papá? Antes había respeto para pedir una propina: ‘Papito, buenas noches, mi propina’, decía un menor. Ahora no, los hijos se ‘achoran’ y dicen: ‘Y, viejo, ¿cómo es?, sácame de misio. Apura o te cuadro’. La juventud hoy en día es así; ¿será porque no hay trabajo y mucha vagancia?”, sostuvo en el mismo espacio de TV de Mónica.
Los cómicos ambulantes han jugado un papel importante en la historia del Perú, especialmente en momentos de crisis política y social. A través de su particular estilo de humor, estas figuras de la comedia popular se convirtieron en un elemento esencial para la sociedad peruana, ofreciendo no solo entretenimiento, sino también una válvula de escape durante períodos de tensión y descontento. Con sus actuaciones en las calles, plazas y luego en espacios televisivos, algunos de estos personajes lograron abordar temas delicados de la realidad nacional.