El silencio de Mario Vargas Llosa adquirió una nueva dimensión tras la publicación de su última obra, “Le dedico mi silencio”. El anuncio sobre el cierre de su prolífica carrera literaria sacudió no solo a los peruanos, sino también a lectores de distintos rincones del globo, quienes se mostraron renuentes a aceptar el final del extenso recorrido de un escritor que convirtió la literatura en su forma de vida.
“Ahora, me gustaría escribir un ensayo sobre Sartre, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré”, se lee en una de las últimas páginas del libro “Le dedico mi silencio”. La mayoría de los lectores sabía que esta novela iba a ser la última, pues la agencia Efe había difundido esta cita a través de su portal web. Otros se sumergieron en una tristeza cuando llegaron a las últimas páginas del último manuscrito ficcional.
Un aspecto positivo del anuncio del retiro del Premio Nobel de Literatura es que, tras su divulgación, personas de diversas edades mostraron interés en explorar su producción literaria, biografía y pasajes destacados de la vida del escritor. En vista de que existe este interés, es pertinente dar a conocer la experiencia que tuvo el novelista en el espectro cinematográfico que, dicho sea de paso, no fue memorable.
Mario Vargas Llosa y su faceta cinematográfica
Pocas personas conocen que Mario Vargas Llosa codirigió una película basada en uno de sus libros más recordados: “Pantaleón y las visitadoras”. Esta novela, publicada por primera vez en 1973, recibió una amplia aclamación crítica y disfrutó de un gran éxito comercial. El manuscrito, que combina elementos de comedia, sátira y crítica social, cuenta la historia de un servicio de prostitución administrado por el Ejército del Perú en la Amazonía para aplacar las necesidades sexuales de sus soldados.
La habilidad de nuestro compatriota para tejer narrativas complejas con humor y una aguda observación social ha llevado a que “Pantaleón y las visitadoras” se considere uno de sus trabajos más memorables y populares, tanto que ha sido adaptada al cine y al teatro en varias ocasiones.
Respecto a la adaptación cinematográfica de la novela, el Premio Nobel hizo una autocrítica a la labor que desempeñó como codirector. “Yo tuve una experiencia de la que preferiría no acordarme. Adapté una novela mía al cine y el resultado fue una gran catástrofe, pero no creo que haya sido porque la adaptación no fue buena, sino por mi inexperiencia cinematográfica que era total. Eso (hacer cine) fue un disparate sobre el que algún día escribiré una historia que nadie creerá”, dijo el escritor durante un homenaje que realizó el Festival de Cine de Lima en 2008.
En esa ocasión, el novelista adelantó una parte de la historia que escribiría en medio de un clima ameno. Al parecer, la mayoría no le creyó, pues muchos de los presentes se rieron mientras contaba lo que sucedió antes de realizar el filme. Cabe señalar que el relato del literato, así como las reacciones de los asistentes fueron registrados por la cámara del Utero de Marita.
“Estaba en México, sonó el teléfono y contesté. (Mi interlocutor) dijo: ‘(...) a mí me ha contratado Paramount para promover el cine en lengua española, entonces lo llamó para ofrecerle que usted dirija una adaptación al cine de su novela ‘Pantaleón y las visitadoras’’”, contó MVLL en un auditorio repleto.
Tras este mensaje, Vargas Llosa fue sincero con su respuesta: dijo que no sabía nada de cine y que solo había utilizado una cámara fotográfica profesional en una oportunidad. “Mi única experiencia con el mundo visual es haberle pedido a un amigo fotógrafo, con quien trabajábamos en una revista, que me diera su pase para entrar a una corrida de toros en Lima. Yo me ofrecí a tomar la foto que él debía tomar para la revista”, le dijo el Premio Nobel al representante de Paramount.
Ahora bien, cómo surgió la propuesta. Según cuenta el literato, su interlocutor le dijo que alguien le contó al dueño de la Paramount el tema de “Pantaleón y las vistadoras” y que momentos después de ello ordenó que deberían hacer un filme de ese libro.
“(El señor) me dijo: ‘Usted va a dirigir esa película. No se preocupe, yo le voy a poner un magnífico ayudante de dirección que sabe todas las cosas que hay que saber, usted estará ahí para decir acción. Dicho sea de paso, me ofreció un montón de dinero, yo quedé convencido que el cine no era serio. Acepté para ver cómo era eso. Entonces, con el contrato me regaló un manual; debe ser el único caso en la historia del cine en la que el director por la noche estudiaba un manual y durante el día ponía en práctica lo que había aprendido con actores de verdad y con todo una infraestructura cinematográfica”, expresó. Momentos después, la mayoría de los asistentes se rieron.
Al margen de esta experiencia hilarante, es menester señalar que la película no fue rodada en el Perú, ya que la dictadura militar de 1975 censuró el filme. En diálogo con El País, José María Gutiérrez, uno de los directores de la película realizada en República Dominicana, dijo que “se han basado en la norma cinco de la orden de 19 de febrero de 1975 referente a las normas de clasificación, más concretamente en los apartados a y e”.
Santiago Zavala (‘Zavalita’) y Alberto Fernández (el ‘Poeta’): los personajes más recordados del MVLL
Santiago Zavala. Este personaje aparece en la novela “Conversación en La Catedral”, libro que retrata la sociedad peruana durante el gobierno del general Manuel Odría (1948-1956). En este periodo ocurrió un fenómeno social denominado la migración, la cual se acentuó en medio de las restricciones de las libertades y los prejuicios sociales. A esto se sumó la corrupción que fue presenciada por ‘Zavalita’. A continuación daremos a conocer un pasaje del libro.
‘Zavalita’ es un periodista que escribe notas locales en el diario La Crónica. En su ejercicio del periodismo, se topó con el caso de una mujer que fue brutalmente asesinada. Mientras investigaba, llegó a pensar que su padre podría ser el autor intelectual de la muerte de la fémina. Cabe precisar que el padre de Zavalita es Fermín Zavala, próspero empresario que apoya al régimen del general Manuel A. Odría.
“DESDE la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín. El era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál?”, se lee en la primera página de “Conversación en La Catedral”.
Alberto Fernández: En la novela “La ciudad y los perros”, libro en el que se narran diferentes historias de los adolescentes del Colegio Militar Leoncio Prado, aparece este personaje, que también es conocido como el ‘Poeta’. Tras explorar las páginas, el lector se podrá enterar que el adolescente escribía cartas de amor a sus compañeros, quienes no tenían el talento de la escritura debido a que no leían con frecuencia. Otro aspecto que podemos destacar de este personaje es que asumió una doble identidad: dentro del colegio se mostraba rudo, hosco e insensible; mientras que fuera de la institución era todo lo opuesto.
Fernández y otros cadetes estudian en una institución educativa regida bajo una severa disciplina militar. Muchos de ellos aprenden a convivir con una forma de vida alienante donde se les somete y humilla. A continuación presentamos un fragmento de la novela.
“Súbitamente, alguien gritó: ‘apuesto que todo eso es mentira. El Jaguar y el poeta se han trompeado’. Una risa estentórea estremeció la cuadra. Alberto pensó con gratitud en el enfermero: la venda que ocultaba su rostro era un aliado, nadie podía leer la verdad en sus facciones. Estaba sentado en su cama. Su único ojo dominaba a Vallano, parado frente a él, a Arróspide y a Montes. Los veía a través de una niebla. Pero adivinaba a los otros, oía las voces que bromeaban sobre él y el Jaguar, sin convicción pero con mucho humor. ‘¿Qué le has hecho al poeta, Jaguar?’, decía uno. Otro, le preguntaba:– ‘¿poeta, así que peleas con las uñas, como las mujeres?’”, se lee en una de las páginas del libro “La ciudad y los perros”.
Si bien no hay consenso sobre quiénes son los personajes más importantes del universo Mario Varga Llosa, es importante señalar que estos han logrado calar en la conciencia de los lectores que pertenecen a distintas generaciones, ya sea por la manera como enfrentan los retos o por las situaciones difíciles por las que pasaron.