En un mundo cada vez más preocupado por la disponibilidad y calidad del agua, Perú se encuentra en la mira como uno de los países más afectados en América Latina y el Caribe. Según el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan), se proyecta que para el año 2030, el 58% de la población peruana residirá en áreas con escasez de agua, marcando un sombrío panorama para el futuro del país.
El informe revela que actualmente Perú se encuentra en el puesto 66 en el ranking de estrés hídrico de las Naciones Unidas, con un rango que oscila entre -40% y -80%, colocándolo entre los países con mayor probabilidad de enfrentar escasez de agua dulce para el 2040. Esta situación de alta vulnerabilidad se ve agravada por el impacto del cambio climático, que ya está alterando los sistemas hidrológicos del país.
De acuerdo con datos del Observatorio Nacional de Prospectiva del Ceplan, la crisis del agua no es un problema aislado de Perú, sino que afecta a una gran parte del planeta. Actualmente, 2.000 millones de habitantes experimentan altos niveles de estrés hídrico, una cifra que se espera duplicar para el 2050. Además, 2.400 millones de personas carecen de acceso a saneamiento básico y 663 millones no tienen acceso a agua potable en todo el mundo.
Consecuencias ambientales y económicas de la crisis del agua
Las consecuencias de esta crisis no solo afectarán la calidad de vida de las personas debido a las peores condiciones de saneamiento e higiene, sino que también tendrán un impacto ambiental devastador, como el ingreso de agua salada en los acuíferos costeros y el hundimiento de la tierra. Desde una perspectiva económica, se estima que la crisis podría generar pérdidas de hasta 260 mil millones de dólares anuales.
A medida que la población mundial continúa creciendo, la demanda de agua aumenta, lo que se suma a los desafíos ya existentes, como la migración y el costo ambiental de las actividades económicas. Se proyecta que para el 2030, la escasez de agua a nivel mundial podría alcanzar el 40%, lo que afectaría gravemente la disponibilidad de este recurso vital para la vida humana y la actividad económica.
En el caso específico de Perú, las características geográficas del territorio, los cambios en las precipitaciones y el derretimiento de la nieve están alterando los sistemas hidrológicos, lo que representa una amenaza para la seguridad hídrica del país. Se espera que las sequías sean más frecuentes en las próximas décadas, lo que afectará la agricultura, la generación de energía y los patrones de consumo.
La industria minera peruana frente a la crisis global del agua
En el contexto de la crisis global del agua, la industria minera en Perú enfrenta desafíos adicionales debido a su alta demanda de este recurso en diversos procesos. La extracción, el procesamiento y la limpieza de minerales requieren cantidades significativas del líquido elemento, lo que aumenta la presión sobre un recurso ya escaso.
Hace poco se celebró el ‘Día Mundial del Agua’ y la gestión eficiente de este vital recurso en la minería peruana se convierte en un tema de relevancia continua para el sector, crucial tanto para la economía nacional como para el bienestar social y ambiental.
La industria minera del Perú utiliza el 2% del total del agua y ante la emergencia global por la escasez del recurso y los efectos del cambio climático, se exigen una administración responsable y tecnológicamente avanzada.
El cuidado del agua: una preocupación fundamental
La minería en Perú enfrenta el desafío de equilibrar su importante contribución económica con la sostenibilidad ambiental, especialmente en la gestión del agua, un recurso vital del que aún carece aproximadamente el 11% de la población peruana, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
“Desde el sector minería, el cuidado del agua es una preocupación fundamental y ello se refleja en su uso. Sin embargo, el reto todavía es desafiante, pues hay que optimizar el recurso en cada momento posible. La mayor parte del agua que utiliza se recicla de forma permanente”, afirmó Pamela Antonioli, gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú.
Asimismo, señaló que “hoy más que nunca se requieren medidas de mitigación para reducir los efectos del calentamiento global sobre los recursos hídricos”. En ese sentido, indicó que hay formas en las que la industria puede mejorar su eficiencia en el uso del agua, como la optimización en la dosificación de productos químicos para el tratamiento de agua, la maximización de la reutilización del agua en los tratamientos de aguas residuales y el uso de la inteligencia artificial para perfeccionar estos procesos.
Estas prácticas no solo reducen el consumo hídrico y el impacto ambiental, sino que también posicionan a la industria minera del Perú a la vanguardia en la adopción de criterios ESG (Environmental, Social and Governance), fundamentales para la sostenibilidad del sector. “La minería posee una oportunidad única de liderar por el ejemplo, implementando soluciones innovadoras que garanticen un futuro más seguro para el agua en el Perú y el mundo”, sostuvo Pamela Antonioli.