Este 24 de marzo marca el inicio de la Semana Santa 2024, siendo esta la festividad por pascuas que más expectativa genera en los sectores involucrados en el último tiempo por las condiciones actuales: en primer lugar, los niveles de conflictividad social son considerablemente inferiores a los de la temporada pasada, por lo que el turismo no está condicionado por la intransitabilidad de las vías nacionales; en segundo lugar, los factores climáticos tampoco presentan mayor inconveniente, a diferencia del fuerte impacto que el fenómeno El Niño y el ciclón Yaku tuvieron sobre el verano del 2023; y por último, la constante recuperación del turismo interno augura un movimiento viajero superior al de años anteriores.
Para mayores reflexiones al respecto, Infobae Perú se contactó con Gonzalo Llosa, quien ejerce como profesor en el Departamento Académico de Economía de la Universidad del Pacífico (UP). En este sentido, el docente no solo comentó sobre las características y las oportunidades que uno puede identificar para esta Semana Santa, sino también acerca del impacto económico que dicha temporada supone para la población nacional.
Redistribución de la producción: sectores y zonas
“Es importante aclarar que todo feriado que tengamos en el año reduce la producción agregada nacional, en comparación a lo que se produce cuando carecemos de un feriado. Entonces, ya que existe el feriado, lo que podemos observar es una redistribución en la producción: la producción de los sectores que dejan de trabajar se traslada a aquellos que incrementan su capacidad. Entre estos encontramos a la industria del turismo, del entretenimiento, del transporte, entre otros”, refirió Llosa.
Al respecto, el docente precisó que estos sectores se benefician por dos efectos: el incremento de su capacidad y el aumento de la demanda, pues esta eleva los precios, creciendo así el margen de ganancia. Es decir, si bien los servicios son iguales, el precio de estos aumenta, beneficiando al productor.
De igual manera, así como los sectores involucrados incrementan su producción ante la reducción de los demás sectores, la productividad generada en las grandes ciudades (principalmente en la capital) se traslada a ciudades pequeñas y pueblos.
Factores exógenos: el impacto de las cuestiones climáticas
“Algo que va a favorecer a esta temporada es que no vamos a tener los efectos climáticos del año pasado. El fenómeno El Niño es menos intenso y no se ha traducido en el cierre de líneas de transporte ni en la cancelación de vuelos. Eso sí, lo que no nos ayuda es la sensación de que no estamos creciendo tan rápido como deberíamos hacerlo. En resumen, creceremos un poco más porque no se están presentando obstáculos que sí tuvimos el año pasado, pero hay cierta indecisión en consumir, lo cual hará que el crecimiento no se desarrolle en su totalidad”, añadió.
El docente trató con cuidado y enfatizó este último punto: el Perú sufrió un flojo desempeño económico en el 2023, lo que generó la caída del 0.5 % de la economía nacional. Por tanto, si bien las condiciones son mejores a las de la última temporada, tampoco se espera el desarrollo regular de las actividades.
Esto, por supuesto, no niega el crecimiento: según el titular del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), Juan Carlos Mathews, se proyecta que el movimiento económico en esta festividad ascienda a los 195 millones de dólares (38 millones de dólares más que el 2023). Asimismo, un cálculo hecho por la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes) indicó que se prevé que el gasto promedio por turista sea de 1.100 soles (300 soles más que el 2023).
Semana Santa: oportunidad para otras localidades
Tanto el funcionario como el docente Llosa coinciden en que Semana Santa es la principal festividad, junto a Fiestas Patrias, que ofrece al turismo interno la posibilidad de crecer significativamente. En este punto se resalta otra característica: a diferencia del turismo receptivo, el turismo interno por Semana Santa no suele dirigirse a los grandes destinos nacionales. Por el contrario, suele ir a plazas que, si bien no cuentan con una capacidad de absorción de turistas tan amplia como las principales atracciones turísticas del país, son económicamente más accesibles.
La movilización social y sus efectos en el turismo
El principal obstáculo que enfrentó el turismo el año pasado fue, según Llosa, la cancelación de vuelos, la desconfianza por viajar y la intransitabilidad producto de las protestas sociales del primer semestre del 2023.
“No veo que el ambiente esté tan cargado como el año pasado. No tenemos tal convulsión social. Si bien este no será un año de rebote extraordinario, si se aprecia cierto crecimiento. Lo que sí: esta no será la Semana Santa increíble que se pretende; habrá más dinamismo, pero la economía no se recupera de la noche a la mañana”, finalizó.