Con una población que supera los 33 millones de personas, Perú se destaca como una nación rica en recursos naturales a lo largo de su territorio. Sin embargo, uno de los elementos más cruciales para la vida, el agua, es esencial para mantener este equilibrio.
Según el Banco Mundial, se estima que para el año 2050, más de mil millones de personas residirán en ciudades donde el suministro de agua será insuficiente. En este contexto, Latinoamérica es un actor clave, al contar con la mayor reserva de agua dulce en el mundo. A pesar de esta ventaja, la región enfrenta desafíos significativos en cuanto al acceso y distribución adecuados del vital líquido.
Tres países latinoamericanos se encuentran entre los diez primeros lugares a nivel mundial en términos de disponibilidad de agua dulce. No obstante, esta abundancia no se traduce necesariamente en un suministro óptimo para sus habitantes. La gestión eficiente y equitativa del recurso hídrico sigue siendo un desafío pendiente en la región.
Perú es un país clave en el mundo
Con el crecimiento demográfico, aumenta la demanda de agua. Perú se sitúa entre los ocho países con mayores reservas hídricas a nivel mundial, siendo el tercero en Latinoamérica, según datos de la Global Water Partnership (GWP). Sin embargo, en ciudades como Lima, donde la demanda es alta, se desperdicia gran parte del agua debido a la mala gestión y a infraestructuras deficientes, exacerbando la futura crisis. Los barrios de mayores ingresos son los que más contribuyen al derroche, mientras que los sectores pobres enfrentan escasez diaria del recurso.
A pesar de contar con abundantes reservas, nuestro país presenta uno de los índices de consumo más altos, aproximadamente 1,7 millones de litros. La frase “el agua es vida” resalta una realidad privilegiada, pues a pesar de ser un recurso esencial, su acceso no está garantizado para todos. Según un informe del Banco Mundial, miles de personas en el Perú no tienen acceso a agua potable segura, lo que les expone a la inseguridad hídrica. En zonas remotas, donde el acceso es más difícil, la población recurre a camiones cisterna, pozos artesanales, ríos o manantiales, pagando precios más altos por el servicio.
¿Por qué el Perú es un país que cuenta con gran cantidad de agua?
Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riesgo, a través de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), Perú cuenta con tres vertientes en su territorio, con una disponibilidad anual de casi 2 billones de metros cúbicos de agua. Sin embargo, debido a nuestra geografía, la vertiente del Pacífico, donde reside el 66 % de la población, solo tiene acceso al 2,2 % del agua disponible.
Nuestro país alberga 159 cuencas hidrográficas, cada una con sus particularidades y necesidades específicas de gestión de recursos hídricos. En respuesta a esta diversidad, la ANA está impulsando el Proyecto de Modernización de la Gestión de los Recursos Hídricos, que promueve la creación, instalación y gestión de consejos de recursos hídricos por cuenca. Esta iniciativa se considera uno de los modelos más eficientes y adecuados de gestión del agua para el país.
Este es el tipo de agua para el consumo humano
El agua potable es aquella apta para el consumo humano, que tras un tratamiento adecuado, puede ser consumida sin que exista peligro para la salud. Abarca diversos usos fundamentales en la vida diaria. Se trata del agua utilizada para beber, cocinar, preparar alimentos, mantener la higiene personal y llevar a cabo tareas domésticas. Esta agua se suministra a través de redes de distribución, tanto públicas como privadas, garantizando su acceso a la población.
Además, dentro de esta categoría se incluyen las aguas empleadas en las industrias alimentarias. Estas aguas se utilizan en procesos relacionados con la fabricación, tratamiento, conservación y comercialización de sustancias y productos destinados al consumo humano, contribuyendo así a la seguridad alimentaria. También se consideran dentro de este grupo las aguas suministradas para el consumo humano como parte de actividades públicas o comerciales, asegurando un acceso adecuado a este recurso vital en diversos entornos y contextos sociales.