Existen muchas leyes en nuestro país, algunas son muy buenas, algunas son absurdas. Unas parecen más importantes que otras y algunas se cumplen más que otras. Hoy te quiero contar cómo un simple párrafo de 32 palabras ha venido evitando la muerte de miles de animales en los colegios de todo el país.
La ley vigente que protege a los animales, la 30407 en su artículo 25 nos habla de las prohibiciones y excepciones para la utilización de animales en actos de experimentación, investigación y docencia.
Y justamente en el ámbito de la docencia es donde más fácil se podía obtener una victoria para los animales. Y esto, sin querer queriendo, ha hecho que millones de niños empiecen a ver a los animales de otra manera.
La ley dice lo siguiente:
Queda prohibido “el uso experimental de cualquier especie animal en actividades de docencia e investigación en instituciones educativas públicas o privadas de nivel inicial, primario o secundario e institutos de enseñanza de nivel técnico.”
Solo en la ciudad de Lima existían en el 2014, es decir, antes de la promulgación de la ley, aproximadamente 6200 colegios estatales y 1800 colegios privados que albergaban 1.5 millones de escolares. Con lo cual, desde que se promulgó la ley en el 2016, se podría decir, con un cálculo muy conservador, que se ha evitado la muerte de 34,000 animales cada año. Hoy con un alumnado de 2.5 millones, sin la ley, se estarían matando al menos 57,000 animales en los colegios de la capital cada año.
A las redes sociales de Proyecto Libertad nos ha llegado información de profesores que denuncian que aún existen estas prácticas con alguno de sus colegas, así que toca seguir luchando para erradicar esto al 100%.
“En todo el Perú existe actualmente un alumnado aproximado de 8 millones que no estaría utilizando animales en sus clases de ciencia gracias a esta ley”.
Este no solo es un logro para los animales, es un logro para el país. Cuando una ley de este tipo puede llegar a toda la población escolar por igual, lo que estamos logrando es que todos los niños del país dejen de tener una excusa más para hacerle daño a los animales. Por otro lado, obliga a los profesores a actualizarse y dejar técnicas de enseñanza arcaicas que lo único que lograban era alejar a muchos niños a interesarse por la ciencia o, crear niños insensibles hacia los animales, que luego los podrían llevar a ser insensibles hacia las personas.
Es importante que este tipo de avances no se tomen como sentimentalismo irracional. Porque lo cierto es que al evitar el maltrato a los animales estamos trabajando en la raíz de uno de los problemas más graves que tiene el país actualmente: la violencia.
Un efecto colateral de evitar que miles de niños lleven animales vivos a sus colegios para disecarlos o hacer otro tipo de experimentos, es que hemos reducido el número de animales silvestres capturados en su hábitat natural, como las lagartijas o ranas, así como el número de animales domésticos comprados a vendedores inescrupulosos como los del jirón Ayacucho en el centro de Lima.
Cuando ayudamos a los animales, nos estamos ayudando a nosotros mismos.