En septiembre del 2023, la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, situada en Santiago de Surco, se convirtió en el centro de una controversia financiera de proporciones monumentales. Fernando Reyes Hernández, un empresario jubilado, presentó una denuncia que estremece los cimientos de la institución religiosa: afirma haber prestado más de 1 millón 200 mil dólares a la parroquia administrada por Pro Ecclesia Sancta, una congregación católica con presencia internacional en países como Ecuador, Uruguay, Estados Unidos y España. Pero la magnitud del asunto no se detiene ahí; según las afirmaciones de la víctima, al menos 132 personas se verían afectadas por préstamos que ascienden a un total de 30 millones de dólares.
Esta acusación no pasó desapercibida para las altas esferas eclesiásticas. Ante las graves implicaciones, el Vaticano envió a uno de sus agentes para investigar a fondo lo sucedido en la iglesia. Ante ello, Francisco Elías Arribasplata Álvarez, padre superior y presidente de la congregación internacional Pro Ecclesia Sancta, se ve envuelto en una presunta estafa contra los fieles.
En un intento por hablar sobre el asunto, el padre Arribasplata Álvarez ofreció una declaración a Contracorriente. “Un error humano que se ha convertido en un problema financiero, pero que, sí, son millones, pues puede ser, pero vamos a solucionarlo. El dinero es poco, lo que ha hecho grande son los intereses”, afirmó.
La llegada por segunda vez del “agente 007”del Vaticano al Perú
La gravedad del caso atrajo la atención del papa Francisco, quien designó a Jordi Bertomeu como responsable de la investigación. El hombre de confianza del papa, conocido como el “flagelo de los pederastas”, según el diario Vanity Fair, por su incansable labor en la lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia, fue enviado al Perú en una misión especial. El Arzobispado de Lima emitió un comunicado oficial anunciando la presencia de Monseñor Bertomeu, enviado por el Santo Padre para evaluar la investigación canónica sobre las presuntas irregularidades financieras atribuidas a Pro Ecclesia Sancta.
Jordi Bertomeu, capellán de su santidad desde 2018 y experto en derecho canónico, es un veterano en este tipo de investigaciones. Su presencia en Chile, Bolivia y ahora en Perú refleja la gravedad del asunto y el compromiso de la Iglesia en esclarecer lo sucedido.
Las primeras palabras del presidente del ‘Pro Ecclesia Sancta’
Las palabras del presidente de Pro Ecclesia Sancta, Francisco Elías Arribasplata Álvarez, buscan calmar las aguas turbulentas que rodean a la congregación. “Es un tema técnico, no es momento de explicarlo, ahí están todos los documentos”, asegura. El perdón a los fieles llegó, cinco meses después y presuntamente solo por la visita de Jordi Bertomeu.
Sin embargo, las acusaciones del empresario Fernando Reyes Hernández pintan un panorama sombrío. “Para mí es una organización criminal dentro de la Iglesia”, declara Reyes, quien afirma ser uno de los 132 afectados por la presunta estafa. Sus ahorros de 60 años de trabajo, así como el dinero de su empresa, fueron entregados a la Iglesia bajo contratos de préstamo y donación que no se han cumplido.
Las acusaciones del empresario
Expertos en finanzas como Jorge Carrillo advierten sobre la vulnerabilidad de los fieles ante este tipo de situaciones. “Hay que tener mucho cuidado cuando se trata de una iglesia, tanto si pide plata o donaciones, porque la gente está muy vulnerable y no toman las previsiones como cuando le prestan plata a una institución que no juega con la fe de la gente”, señala.
Los documentos revelados muestran la firma del entonces párroco Piero Giacchetti, quien presuntamente solicitó un millón de dólares a Reyes en 2017, ofreciendo el pago de intereses que nunca se materializaron. A pesar de múltiples intentos de renegociación, Reyes afirma no haber recibido ningún pago, acumulando pérdidas durante años.
La Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp) confirma la composición del consejo directivo religioso, encabezado por el padre superior Francisco Elías Arribasplata, el padre Piero Wolfango Giacchetti y el párroco Ernesto Alonso Yap.