El golazo de Sinkumunchis, la primera escuela de fútbol en comunidades quechuablantes, a favor de la visibilización e inclusión

En la ciudad imperial tiene base una escuela de fútbol que se imparte en quechua, la primera en el Perú. ¿Cómo el deporte puede convertirse en un vehículo de cambio social?

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Esta historia empieza con una conversación. Y un reencuentro.

Gonzalo García supo de la comunidad de Chahuaytire, en el Cusco, gracias al antropólogo Francesco D’Angelo, uno de sus amigos más cercanos que se había mudado para escribir su tesis. Durante tres años, D’Angelo visitó a los vecinos de esta comunidad ―una de las doce que integran el distrito de Pisaq― para entender cómo la construcción de casas para turistas se relaciona con las expectativas de vida de los campesinos quechuahablantes.

A veces, solían comentar los avances de la investigación, pero fueron conversaciones espontáneas hasta 2021, cuando decidieron reencontrarse. D’Angelo invitó a su amigo, un ingeniero industrial que viajó a Barcelona para estudiar Educación Física, para que lo acompañara a presentar su trabajo en la comunidad.

El viaje fue un descubrimiento y un vuelco que originó Sinkumunchis (’Rodamos juntos’ en quechua), la primera escuela de fútbol impartida en lengua originaria y una fundación actualmente enfocada en velar por el desarrollo deportivo de las comunidades quechuahablantes del Perú.

Diego García, un administrador y extrabajador de Facebook, se unió al equipo meses después. Desde ese paraje sin acceso a educación y servicios de salud, buscan insertar el mundo andino a la esfera del fútbol y convertir este deporte en un vehículo de reivindicación, visibilización e inclusión.

Las conquistas llegaron pronto: el equipo de fútbol femenino de Chahuaytire obtuvo el primer lugar del certamen interdistrital y, sobre todo, el reconocimiento por haber marcado un precedente contra el machismo imperante, los estereotipos y roles de género.

A la fecha, tienen tres escuelas abiertas en Cusco ―en los distritos de Pisac, Maras y Huayllabamba―, con más de mil alumnos inscritos (un 40% son mujeres) y asistencia a 15 comunidades: Cuyo Grande, Chahuaytire, Sacaca, Maska, Cruzpata, Chequerec, Marcawasi, Ccollana Alta, Ccollana Baja, Huaypo, Huayoccari, Huycho, Arin, Huaran, Urquillos, Yucay.

En los próximos meses, planean abrir una sede en San Jerónimo de Andahuaylas como parte de un reconocimiento que obtuvieron del Reto Ruralia 2023 (RR23), que busca visibilizar intervenciones educativas en ámbitos rurales. Sinkumunchis también ha sido finalista del Desafío Kunan, el premio anual al emprendimiento social y ambiental en el país.

A fines de febrero, un grupo de chicos de las comunidades cusqueñas llegó a Lima para participar en un campeonato organizado por el club Sporting Cristal. Fue la primera vez que salieron de los Andes y conocieron el mar. Gonzalo y Diego García, que además son primos, atendieron a Infobae Perú durante esos días.

¿De dónde partió la invitación para la competencia en Lima y cómo leer esa oportunidad para estas comunidades que históricamente han sido rezagadas por brechas sociales y económicas?

Desde el año pasado tuvimos la estrategia de formar un consejo consultivo, que son profesionales voluntarios de distintas áreas, con distintos expertises. Uno de ellos es Juan Carlos de Madelengoitia, quien también está en la directiva del Cristal y nos invitó a participar en el sub 13. Fueron 12 equipos. Lo más primordial era que tengan la oportunidad. Es muy raro que un equipo de un lugar tan remoto venga a participar a un campeonato de Lima.

Eso de por sí abre mucho la mente, les aporta un sentido de realidad de lo que es un proyecto deportivo. Hay una especie de rechazo heredado de oportunidades. Lo que buscamos transmitir es que, muy a pesar de la historia de las otras generaciones, pese a que tienen todos los ingredientes en su historia, a nivel social, para creer en este olvido, ellos tienen la pelota en su cancha.

Un 40% de los integrantes de su escuela son mujeres. Es interesante en un deporte todavía dominado por hombres.

En las comunidades quechuahablantes hay unos roles de género bien establecidos. Por un lado, no deberían ser criticadas sin primero entenderlas. El entusiasmo de las chicas por el fútbol en estas comunidades es muy fuerte. Ves el cambio en el comportamiento a nivel individual. Estamos rompiendo estos estereotipos primero con los padres, que es el primer caso. Los padres dicen: yo me he dedicado al campo, entonces a ti probablemente te toca lo mismo.

¿Cómo ha ido evolucionando la mecánica de trabajo?

Ambos radicamos en Calca. Hace un año y medio éramos Gonzalo y yo. Hoy somos un equipo administrativo de cinco personas, cinco profes más y más gente que nos ayuda. Cada uno tiene su foco: Gonzalo lleva más el área deportiva y yo, más el área administrativa.

¿Afuera hay otras organizaciones que la conocen o quieren ser aliadas del proyecto?

Sí, el año pasado hemos hecho un piloto de programas de intercambios con familias de EE.UU. En agosto vendrá un grupo de padres con diez niños. El año pasado también trabajamos con SOMOS Equidad de Fundación Selección Colombia, que vino a hacer una capacitación a los profesores. Este es un proyecto que colabora con miembros de personal y entrenadores para mejorar la equidad de género.

Sinkumunchis ha elaborado un glosario y nomenclatura de fútbol en quechua collao. Aquí algunas palabras:

  • Q’ara qompo, pilota hayt’ay – fútbol
  • Pukllay – partido
  • Pukllaq – jugador/a
  • Tantana – equipo
  • Kallpachay – entrenar
  • Chakipaseay – pase al pie
  • Pachapaseay – pase al espacio
  • Umawan – cabecear
  • Phawakuy – contraatacar
  • Hatun hayt’ay – saque largo, desde el arco
  • Arcomanta qatipay – saque de meta
  • Qespi hayt’ay – tiro libre
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