En solo un par de años, Julio Andrés Rodríguez Granthon se hizo de un nombre y estatus en el mundo criminal de Argentina, en donde lo conocen como ‘El Peruano’. Gracias a la forma en la que se desenvuelve, y la violencia con la que actúa, no solo se ha ganado el respeto de los delincuentes, sino que es considerado el mayor capo de la cocaína en la ciudad de Rosario.
Rodríguez Granthon nació el año 1993 en la provincia constitucional del Callao, lugar al que le guarda mucha estima, y se refiere con cariño, debido a que muchas veces la droga sale desde sus puertos, mientras que en otras ocasiones debe hacer una larga ruta en avión.
“La cocaína se trae justamente del país de donde provengo por medio de una avioneta. De Perú hacen escala en Bolivia, de Bolivia hacen escala en Paraguay”, narró ‘El Peruano’ al diario Clarín-
“Bajo precio y una calidad del 93, 94 por ciento de pureza. Esa fue la clave de mi éxito”, dice Julio Rodríguez, quien confiesa que prefirió introducirse en la cocaína “porque la marihuana no te genera la misma ganancia. Además, con la inestabilidad que hay en el país… la marihuana se vende en pesos... Lo mío era vender cocaína peruana”.
El accionar delictivo en Rodríguez Granthon despertó hace poco. El punto de quiebre fue cuando dejó Perú en el 2017. Por ese entonces, a sus 24 años, llegó a la tierra del mate y el tango solo con un delito en su haber: conducir en estado de ebriedad, de acuerdo al registro del Poder Judicial.
Desde entonces, cada paso que dio lo ayudó a consolidarse como la persona que mueve la mayor cantidad de droga en la ciudad que vio nacer a Lionel Messi. Empezó como vendedor de cocaína y marihuana en las calles de la provincia de Corrientes hasta convertirse en todo un personaje del hampa.
Ahora, a sus 31 años, se encuentra recluido en el penal Marcos Paz, de Buenos Aires, debido a que fue sentenciado a 21 años de prisión por homicidio y tráfico ilícito de drogas. Sin embargo, su cautiverio no ha frenado sus actividades delictivas.
Dentro del centro penitenciario ha montado todo su centro de operaciones para no detener sus ingresos, los cuales ascienden a los 400 mil dólares al mes. Este es el motivo por el que fue calificado como un “interno de alto riesgo” por las autoridades.
Pese a que se describe como una persona analítica y estratega, desde su círculo interno dieron a conocer que es sumamente violento y que muchas de sus decisiones son influenciadas por la ira que lo apodera.
“Yo siempre apunté al precio y no a la violencia. Teniendo precio, agarras a los clientes. Yo soy una persona con educación, no sé por qué me ponen como una persona violenta”, indicó al mencionado medio con el cinismo que lo caracteriza.
Marcelo Saín, exministro de Seguridad de Santa Fe, lo desmiente. “Es una persona muy destacada, extremadamente violenta, muy adaptada a la lógica y al mundo criminal rosarino”, dijo en una oportunidad.
100 mil dólares por su cabeza
Debido a la fama ganada, y al negocio en el que está metido, ‘El Peruano’ teme por su vida y la de su familia. Más aún porque, en el Marcos Paz, comparte pabellón “con internos que pertenecen a la facción contraria a la que provenía”.
“Eso me está trayendo muchos problemas. No tenemos contacto personal, pero para muchos que yo esté con ellos en el mismo pabellón me hace un traidor, un sapo (delator). Eso me pone en peligro”, declaró para Clarín.
“Al haber sido un proveedor a gran escala, siempre hay contrarios de que ofertan mucho dinero por uno. A mí me llegaron rumores de que ofertaban 100 mil dólares por mi vida. Siempre se quiere eliminar la competencia y yo era la piedra en el zapato de algunas personas”, agregó.
No paga coimas
En el diálogo con el mencionado medio, el narcotraficante argumentó que uno de los motivos por el que está tras las rejas es por no haber transado con la policía argentina, a quienes señaló de ser la culpable de todo lo malo que ocurre en Rosario.
“Nunca tuve relación con la Policía, y por eso me encuentro hoy donde me encuentro. Siempre preferí mantenerme alejado de hacer negocios con la Policía, aunque muchas veces se me presentaron oportunidades de arreglar con jefes de distintas fuerzas. Pero nunca accedí”, expresó.
“No, nunca (pague coimas). No sirve. Porque hoy está todo bien y arreglamos pero después te terminan tumbando alguna carga o te terminan pidiendo que entregues a alguien y eso para mí no va. En parte, la Policía es responsable de lo que pasa en Rosario. La mayoría de los grupos de los barrios arregla con la comisaría”, añadió.