De pronto hay una lluvia de proyectos de ley en el Congreso sobre medicamentos, farmacias, genéricos. En medio de esta lluvia de iniciativas legislativas siempre hay que dar un paso atrás y recordar cuáles son los problemas que se quieren resolver.
Los tres grandes males de nuestra salud son: (1) las personas no consiguen citas en forma oportuna en los servicios públicos de salud; (2) las personas que consiguen citas en los servicios públicos de salud no reciben gratuitamente los medicamentos que han sido recetados; y, (3) las personas deben esperar meses de meses para una operación en el servicio público de salud. Los temas de medicamentos son los que afectan la atención ambulatoria. El tercero está asociado con los servicios de hospitalización.
Cuando uno mira el primer problema lo que es importante entender es que las personas tomarán un camino alternativo al no encontrar las citas de manera oportuna. Cuando uno mira las encuestas, lo que encuentra es que las personas que necesitan una atención de salud optan por ir a la farmacia privada como si fuese ese su base de atención primaria. En la Encuesta de Condiciones de Vida del INEI (diciembre 2022) se aprecia que a pesar de que 60% de las personas tiene el SIS como su seguro, sólo 13% de las personas van a un centro del Minsa para ver un problema de salud. Lo mismo pasa con EsSalud, que tiene 22% del total de asegurados, pero sólo un 4% va a un establecimiento de EsSalud. La diferencia va a una farmacia y claro termina comprando con su plata sus medicamentos. ¿Quién recetó esas medicinas? Nadie. ¿Qué se obtiene? Atención oportuna pero no gratuita.
El segundo problema tiene el mismo final. Una persona insistió una y otra vez y tuvo una cita ambulatoria, le dieron su receta, fue a la farmacia del hospital y se encontró que algunas medicinas no hay y no le quedó más remedio que ir a la farmacia y pagar con su plata.
La lluvia de proyectos legislativos ataca otros problemas. Uno de esos problemas es que, si bien los precios de los medicamentos genéricos son más baratos que los demás, en realidad si quisiéramos cuidar el bolsillo de los asegurados, en realidad los medicamentos deberían entregarse gratuitamente y no sólo costar menos.
Otro de los problemas es que puede ser que si te toca ir a una farmacia puede que no haya genéricos. Entonces, algunos proyectos de ley buscan forzar a que las farmacias tengan genéricos. Pero, mucho del problema está en la forma en que los establecimientos públicos adquieren sus medicamentos. Como fallan en esto, entonces las farmacias públicas no tienen el stock de los medicamentos (incluido los genéricos) que deberían y sus asegurados terminan en las farmacias. Forzar a las farmacias a que tengan genéricos es sólo atacar los síntomas y no la causa del problema.
Los financiadores públicos (SIS, EsSalud) deberían pagar por los medicamentos que sus asegurados necesitan. Entonces, lo que hace falta son iniciativas que permitan que esto ocurra.
Los hospitales públicos deberían mejorar sus prácticas de adquisición de medicamentos, para que nunca falte los medicamentos que se recetan. Eso no requiere una ley sino gestión pública. Los legisladores si pueden fiscalizar que este tema avance.
Finalmente, cuando se habla de genéricos siempre es importante hablar de bioequivalencia para que no nos vendan gato por liebre. Así que si los legisladores quieren ayudar en esto es bueno facilitar que ingresen productos genéricos bioequivalentes y que eso sea fácil de identificar por los consumidores.