En 2022, la salsera Brunella Torpoco decidió dejar los escenarios debido a las amenazas de muerte que había estado recibiendo, incluso directamente contra su madre. La intérprete de Hondas Costumbres dio un paso al costado cuando se desató una balacera en un concierto. Se fue del país a Estados Unidos y regresó con perfil bajo; ahora, en medio de su anunciado embarazo, volvió a ofrecer shows. Sin embargo, el caso de la solista no es el único.
También se suma a estas intimidaciones la cantante folclórica Flor Javier, quien fue víctima de delincuentes cuando estaba camino a Huancayo. Denunció que había sido un intento de asesinato: a su animador lo ahorcaron y a uno de sus músicos le rompieron la cabeza. La misma intérprete reveló que no había sido la primera vez de este atentado en contra de su agrupación y ella, sino que ya habían sido atacados en una de sus presentaciones.
En noviembre pasado, el semanario Hildebrandt en sus Trece recopiló declaraciones de otros cantantes que habían sido extorsionados, músicos que se dedican a la salsa y la cumbia como Toribio Hernández Rivas, vocalista de La Perucha; y Alfredo Lizarbe Solano, más conocido como ‘El ingeniero de la cumbia’, respectivamente.
“Si no pagas los 50 mil soles, te vamos a cazar día y noche. Ya sabemos dónde vives, dónde ensayas, dónde viven tus dos hijas”, fue el mensaje que le llegó a Hernández Rivas, los extorsionadores le dejaron una corona fúnebre con un mensaje: : “Siempre te recordaremos, La Perucha”.
El músico ofrece conciertos en Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho y Los Olivos. Pensó que los criminales solo le pedían cupo a los grupos grandes, pero se equivocó. Pese a que su orquesta es pequeña, los malhechores le exigieron que pague el dinero en diez días, o le meterían “bala”. Persiguieron a su hija al colegio y le enviaron imágenes con su agrupación ensayando. Debido a que teme por su vida y la de su familia ha decidió cancelar los próximos conciertos.
Por su parte, Lizarbe Solano tiene siete años en la música, pero recién en 2023 lo comenzaron a amenazar; recordó que también habían pedido cupos a ‘Los Cómplices de la Cumbia’, que viven a una cuadra de su casa. Los delincuentes lo llamaron para exigirle pagos a cambio de darle seguridad durante los conciertos que oscilan entre los 5 a 10 mil soles.
La Policía Nacional del Perú (PNP) descubrió que las llamadas que le hacían al músico provenían de los penales de Ancón y de San Juan de Lurigancho. Debido a que las amenazas continuaron, Lizarbe Solano tuvo que detener sus conciertos mientras esperaba que su caso sea solucionado y atraparan a los extorsionadores.
‘El ingeniero de la cumbia’ devolvió todo el dinero de los pagos adelantados para los conciertos. Ha preferido no publicar nada acerca de sus presentaciones en las redes sociales y, mucho menos, publica dónde se encuentra.
“Son bandas criminales que pugnan por dar una supuesta seguridad a las orquestas, pero en realidad buscan apropiarse del mercado de la microcomercialización de droga y trata de mujeres que opera en esos eventos”, dijo el coronel PNP Víctor Revoredo, jefe de la División de Homicidios de la Dirincri, al semanario.
En los conciertos de estos pequeños grupos de salsa o cumbia, los delincuentes aprovechan para microcomercializar droga y hacer trata de personas. Tal como sucedió algunos años atrás con la construcción civil, las mafias piden cupos a cambio de seguridad.
Un exagente de seguridad de la orquesta Agua Marina, que prefirió mantener su nombre en el anonimato por posibles represiones, contó a Hildebrandt en sus Trece que las organizaciones criminales llaman a las agrupaciones y les exigen que los contraten como seguridad. Si estas se niegan, “le meten bala al carro o le roban”. Al final, ceden.
Amaranta y Kate Candela, las última víctimas de las extorsiones
Karina Benites, cantante de Amaranta, denunció que la agrupación había recibido amenazas cuando asistieron a dar un concierto al norte chico. Por ahora, ha decidido suspender sus presentaciones en esa parte del país.
La intérprete manifestó que la situación se tornó terrible cuando los extorsionadores comenzaron a mostrar, a través de videos, cómo eran los movimientos de los integrantes del grupo. Si bien el productor del espectáculo pagó el dinero, este tuvo que irse del país.
“El promotor del espectáculo ha tenido que pagar para que dejen de amedrentar a sus artistas, incluso ha tenido que irse a Europa, ya no va a trabajar más en el país. Los señores mandan un mensaje diciendo: ‘ya hemos solucionado con el promotor, pueden venir tranquilamente, no va a pasar nada’; y al final del te ponen un: ‘Dios te bendiga’”, reveló Benites al programa En Escena de RPP.
Por su parte, Kate Candela no la pasó bien durante un concierto en Barrios Altos, el pasado lunes de 19 de febrero. La ex Son Tentación vive en constante pánico. En medio de su show, la intérprete y algunos integrantes de su orquesta corrieron despavoridos.
En ese momento, la salsera dejó caer un celular que un admirador le había dado para grabar un video. La alarma de la cantante fue por una pelea entre dos sujetos que estaban en su concierto.
“Hemos recibido llamadas, hemos recibido mensajes. Siento que estamos desprotegidos, las autoridades no existen. No podemos denunciar en la comisaría, no es la vía que se puede tomar. Tengo muchísimo miedo, es gente que no tiene escrúpulos, no les importa la edad. Hay días en que ni siquiera he podido dormir pensando en cómo resolverlo”, dijo la artista al dominical Día D.
Delincuencia también apunta a artistas folclóricas
En noviembre de 2023, Norma León Raprey —conocida como Normila Ancashina— fue asesinada en Huaraz (Áncash) por dos hombres que la atacaron a quemarropa cuando estaba ofreciendo un concierto. Pese a que los serenazgos y los policías intentaron salvarle la vida, la intérprete perdió la vida camino a un centro de salud.
El mismo mes, Steven Guizado Vilca, músico y bajista de la cantante folclórica Flor Pileña y ‘Los Sacolargos del Escenario’, Steven Guizado Vilca, fue asesinado de un disparo en medio de un concierto que ofrecía en el local comunal Las Mercedes, en Manchay, en una localidad del distrito de Pachacámac. La PNP determinó que la balacera se originó por un cobro de cupos a los dueños del local comunal, que fue clausurado un día después del homicidio.
“Mi músico era un chico trabajador, honrado, honesto, respetuoso y que tenía un gran futuro por delante. Él trabajó conmigo más de 12 años. Mis condolencias a sus padres. Yo lo he visto crecer. Tengo miedo, estoy muy dolida por su muerte. Nosotros los peruanos no merecemos vivir así”, dijo Flor Pileña en el velorio de su músico.