El emprendimiento y la innovación inclusivos con la participación de las mujeres son cruciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. Esto es así, ya que las mujeres emprendedoras son fundamentales para crear oportunidades de empleo, mejorar las inversiones de capital humano, fomentar los resultados de desarrollo para comunidades enteras, mejorar la calidad de vida y fortalecer los ecosistemas empresariales locales.
En el Perú, según el Ministerio de la Producción (2024), las mujeres emprendedoras al 2022 alcanzaron las 2 millones 360 mil personas, con una participación del 42,7% en la estructura empresarial; sin embargo, las características socioeconómicas de este grupo no son muy alentadoras. El 3% de emprendedoras se encuentra en pobreza extrema, mientras el 15,6% en pobreza, cifras que han aumentado en los últimos tres años tras los efectos de la pandemia, la inflación y la crisis política.
Para hacer frente a esta situación y conseguir que más mujeres emprendedoras ocupen un lugar destacado, diferentes organismos nacionales e internacionales han desarrollado diversos programas. Por ejemplo, las Naciones Unidas han identificado la necesidad de tomar acciones específicas, como la adopción de una perspectiva de género a la hora de entender y reforzar los ecosistemas empresariales. Reconociendo que las mujeres emprendedoras se enfrentan a retos que van más allá de los factores individuales, como el acceso limitado a la educación, la movilidad y las competencias técnicas y sociales.
Estos ecosistemas empresariales constan de varios componentes, como el acceso a la financiación, capital humano, mercados, políticas favorables, apoyo institucional y de infraestructuras, y una cultura propicia. Cada uno de estos componentes requiere la participación de diferentes actores, como el gobierno, las instituciones académicas y de investigación, el sector privado, los inversores, las incubadoras y aceleradoras, las agencias de desarrollo y las organizaciones de la sociedad civil.
Asimismo, el Banco Mundial ha creado un centro de intercambio de programas e investigaciones para apoyar la iniciativa empresarial femenina. Identificando que, en todo el mundo, al menos el 30% de las mujeres que forman parte de la mano de obra no agrícola trabajan por cuenta propia en el sector informal, negocios propiedad de mujeres tienden a ser informales, a domicilio y se concentran en los ámbitos de la pequeña empresa y los sectores tradicionales, que incluyen principalmente el comercio minorista y los servicios.
Operar desde el hogar permite a las mujeres satisfacer demandas de tiempo, ya que equilibran entre sus labores empresariales, las tareas domésticas y las responsabilidades del cuidado de los hijos. La falta de financiación es un obstáculo importante para el crecimiento de las empresas propiedad de mujeres. En promedio, las mujeres tienen menos acceso a servicios bancarios básicos, como cuentas corrientes y de ahorro. En consecuencia, muchas empresarias dependen de sus propios ahorros, de préstamos de familiares y amigos o de microcréditos para financiar sus necesidades empresariales.
Actualmente, las mujeres emprendedoras están logrando grandes avances en el nivel de estudios primarios y secundarios. Sin embargo, a menudo carecen de la combinación de educación, formación profesional o técnica, y experiencia laboral necesaria para apoyar el desarrollo de empresas altamente productivas y sostenibles en el tiempo.
Es importante unir esfuerzos a nivel país e internacional. Es así que la Universidad del Pacífico cumple un papel relevante a través de los diferentes programas, como Inspira Mujer del Centro Emprende UP.