Durante siglos, las mujeres asumen el trabajo de hogar sin remuneración alguna. En un contexto marcado por la desigualdad social, la economía de cuidados emerge como un sector vital para entender la organización y distribución de responsabilidades domésticas y de atención a personas dependientes.
Este ámbito, a menudo invisible, engloba actividades cruciales como el cuidado de niños, ancianos, enfermos y personas con discapacidad, además de labores domésticas. Aunque estas tareas son esenciales para el bienestar social y el funcionamiento de la economía global, frecuentemente recaen en las mujeres sin reconocimiento ni compensación económica.
La desigualdad en la carga de cuidados no remunerados refleja un desafío significativo para la igualdad de género y el desarrollo social en América Latina. Las mujeres en la región dedican un 76,2% de su tiempo a estas labores, lo que representa 3,2 veces más que los hombres. Esta dinámica limita severamente su acceso al mercado laboral y reduce sus oportunidades de crecimiento profesional y personal.
En Perú, el 82% de las mujeres asumen trabajo de cuidado doméstico, lo que se traduce en 27 horas adicionales de trabajo no remunerado a la semana en comparación con los hombres, según información y datos brindados por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
Este fenómeno, denominado “feminización de los cuidados”, se traduce en brechas significativas en el uso del tiempo y la dedicación a estas actividades. Esta situación perpetúa las desigualdades y plantea obstáculos para el avance hacia la equidad de género y el desarrollo económico sostenible.
La economía feminista propone poner de relieve cómo las dinámicas de género moldean la economía y argumenta que la reproducción social es sistemáticamente invisibilizada. Dicha perspectiva busca revalorizar el trabajo de cuidados y abogar por una distribución más equitativa de estas responsabilidades.
Garantizar el derecho al cuidado
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) presentó en septiembre del 2022 al Poder Legislativo un proyecto de ley clave para la creación del Sistema Nacional de Cuidados, un esfuerzo destinado a reconocer y sistematizar el derecho al cuidado en el país. Este proyecto busca establecer una estructura integral que involucre a distintos actores como el Estado, el mercado, las familias y la sociedad civil en la gestión del cuidado, que tradicionalmente ha recaído sobre las mujeres.
La propuesta del MIMP se enmarca dentro de un contexto amplio de esfuerzos en América Latina para abordar las desigualdades de género y mejorar las condiciones de quienes realizan trabajos de cuidado, muchas veces en sectores informales, según indica una columna del IEP.
El plan busca superar barreras estructurales que limitan la valoración y el apoyo institucional hacia las labores de cuidado y apunta a la creación de políticas públicas eficaces que promuevan el bienestar social.
A pesar de la relevancia de este proyecto de ley en el panorama político y social peruano, no se han registrado avances significativos desde su presentación. La agenda política actual, dominada por intereses conservadores que priorizan la productividad económica sobre el bienestar social, representa un obstáculo para su progreso. Sin embargo, el MIMP, junto con organizaciones internacionales, no gubernamentales y colectivos de la sociedad civil, sigue impulsando la idea del Sistema Nacional de Cuidados.
Esto ha llevado a la formación de la Red por los Cuidados Perú, una coalición que agrupa a asociaciones y sindicatos dedicados a la defensa de los derechos de trabajadores tanto remunerados como no remunerados en el sector de cuidados.