Mujeres tienen mayor intención de renuncia que los hombres: ¿cuáles son sus prioridades a la hora de firmar un contrato?

En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es válido recordar la valiosa —y preocupante— información respecto a la realidad financiera de los peruanos, dependiendo de su género. Si bien no es un secreto que las mujeres atraviesan una serie de dificultades que deben sobrellevar a la hora de desarrollar su participación en el campo económico, la actividad de las autoridades y los actores involucrados no ha causado hasta el momento una equiparación concreta entre las oportunidades que mantienen en el mercado laboral. Al respecto, la empresa Buk Perú publicó el informe “Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2024″, texto que pone en perspectiva la situación laboral femenina.

Según el informe, en el Perú se acentúa la diferencia entre las motivaciones masculinas y femeninas. Mientras los hombres priorizan las oportunidades de crecimiento laboral y retribución financiera, las mujeres contemplan otros factores como la flexibilidad laboral. El 32 % de ellas indica que este aspecto es fundamental a la hora de aceptar una oferta, mientras que solo 21 % de los hombres le atribuye dicha relevancia.

Asimismo, las mujeres tienden a negociar la oferta laboral en menor medida que los hombres, y de hacerlo reciben peores resultados. El 28 % de mujeres encuestadas en el Perú indicó haber negociado el contrato y el 22 % indicó haber recibido una respuesta negativa.

Una de las afirmaciones más reveladoras del informe es respecto a la intención de renuncia. Según el estudio, el 35 % de las mujeres desea cambiar de centro de trabajo y el 15 % se encuentra buscando donde laborar de forma activa. Las razones detrás de esta intención de cambio responden a distintos núcleos, como por ejemplo incomodidad en el centro de trabajo, insatisfacción salarial o un mal trato entre colegas; sin embargo, la mayoría de las mujeres ambicionan con cambiar de aires debido a la poca flexibilidad laboral con la que cuentan, pues una de cada 3 señala no tener la posibilidad de realizar teletrabajo, factor que es fundamental, sobre todo para las madres.

Como se expresa en la cita anterior, Ausin resalta que la mujer mantiene una cuota de pragmatismo en su centro laboral que le hace adaptarse con cierta facilidad a los ambientes en los que se mueve. Esto, por supuesto, puede surgir como respuesta a las complicaciones que un centro le ofrece.

Acerca de la independencia laboral y el sustento propio, el estudio de Buk asegura que las motivaciones entre los hombres y las mujeres son diferentes. Según el informe, la independencia laboral para las mujeres (peruanas, chilenas, colombianas y mexicanas, que son los países de muestra para el estudio) supone una oportunidad para equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares, teniendo tiempo y autonomía para velar por los intereses de la familia sin necesidad de solicitudes ni explicaciones a una empresa. Por el contrario, la independencia laboral de un hombre suele estar motivada por la ambición de un proyecto y la autonomía (no necesariamente orientada a la familia).

Esto se evidencia con las emociones que tanto hombres como mujeres muestran cuando ocupan cargos altos, roles ejecutivos y directivos en una empresa. El 70 % de las mujeres que ocupa estos puestos presenta dificultades para armonizar su vida laboral con la personal. En el caso de los hombres, el 46 % indica que su capacidad de conciliar ambas facetas de su vida ha mejorado.

En los cuatro países analizados durante el 2023, la brecha salarial mantuvo un promedio de 555 dólares, una diferencia del 27 %. En el Perú, sin embargo, la brecha es menor, pues tanto hombres como mujeres solicitan aumentos de sueldo en la misma medida. No obstante, los hombres obtienen una respuesta positiva a esta solicitud en el 45 % de las veces, mientras que las mujeres solo en el 35 %. Esto quiere decir que, de cada 100 hombres que reciben un aumento tras solicitarlo, 77 mujeres obtienen el mismo desenlace.