Cuando se visita un destino turístico anhelado durante años, el tiempo parece avanzar rápidamente y a menudo no es suficiente para disfrutar de la variedad de centros culturales que guardan más de una historia digna de ser contada. Los días transcurren, y los turistas que llegan al Perú quedan cautivados al admirar los monumentos, iglesias, paisajes y otros atractivos, los cuales capturan la atención de personas provenientes de distintas latitudes del mundo.
Puno es uno de los destinos turísticos destacado del Perú, conocido por ser el hogar del Lago Titicaca, el más alto del mundo navegable. La ciudad de Puno se considera la ‘capital folklórica del Perú’ debido a sus festividades llenas de vida, especialmente la Fiesta de la Virgen de la Candelaria. Por otro lado, el Complejo Arqueológico de Sillustani brinda una ventana al pasado preincaico de la región, con sus impresionantes chullpas que se imponen en el paisaje.
Estas son algunas de las razones por las que peruanos y extranjeros visitan esta región del sureste del territorio nacional, buscando conocer la riqueza cultural que llena de orgullo a millones de peruanos. Durante su estadía, los visitantes degustan una variada gastronomía, como chairo, pesque de quinua, chicharrón de alpaca, chupe de quinua, entre otros platos que hacen tu experiencia aún más deleitable.
Con el paso del tiempo, los turistas se percatan de la cantidad de destinos turísticos que han explorado, pero también se dan cuenta que aún les falta por visitar otros lugares emblemáticos de la región. La despedida se acerca y el desasosiego puede surgir por no haber optimizado el tiempo. Algunos podrían dejar Puno sin haber conocido el Lago Titicaca, una situación lamentable; no obstante, se reconfortan al recordar los momentos agradables compartidos con amigos y la hospitalidad de los pobladores.
Situaciones como estas son comunes y, a menudo, el tiempo limitado o el presupuesto restringido son los responsables. Sin embargo, en ocasiones, la falta de conocimiento sobre la variedad de las locaciones turísticas que ostenta una localidad podría impedirnos en disfrutar plenamente el viaje.
Por ejemplo, es común que visitantes dejen la ciudad de Lampa, capital del distrito y de la provincia homónimos, en el departamento de Puno, sin conocer el Templo de Santiago Apóstol. Esto se debe a que desconocen que en su interior se encuentra una réplica de aluminio de La Piedad.
La Piedad, obra cumbre de Miguel Ángel, es una escultura de mármol que retrata a la Virgen María sosteniendo el cuerpo de Jesucristo recién bajado de la cruz. Realizada por el artista a la edad de 24 años, se destaca por su precisión anatómica y la intensidad emocional que transmite, representando el dolor y la serenidad de María ante la pérdida de su hijo. Esta pieza emblemática del Renacimiento italiano, que se encuentra en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, sigue asombrando al mundo con su belleza.
Durante su estancia en Puno, muchos no tuvieron la oportunidad de admirar la réplica de aluminio, la cual se halla en la capilla del Templo de Santiago Apóstol, en la localidad de Lampa. Pero esta no es la única réplica presente en este lugar. En el Museo de la Municipalidad Provincial de Lampa se encuentra otra réplica que ha sido utilizada en los trabajos de reconstrucción de la obra maestra de Miguel Ángel. Cabe señalar que en este centro cultural se puede apreciar un mapa del Perú de 1862 ―encargado por el presidente Ramón Castilla―, y un cuadro original de Víctor Humareda Gallegos, pintor expresionista.
Numerosos turistas, tanto peruanos como extranjeros, dejan Puno sin descubrir estas dos joyas arquitectónica, destacadas tanto por su historia como por su valor religioso. Por tanto, resulta esencial rememorar la ocasión en la que Puno contribuyó a la restauración de La Piedad original del Vaticano.
Puno y la vez que ayudó al Vaticano en la restauración de La Piedad
Antes de detallar cómo Puno asistió al Vaticano en la tarea de restaurar La Piedad, es necesario mencionar a quién se le ocurrió la idea de crear una réplica de la obra de Miguel Ángel. El protagonista de esta historia fue el senador peruano Enrique Torres Belón, quien estableció comunicación con un amigo cercano al papa Juan XXIII con el propósito de obtener un calco de la escultura.
Este amigo de Torres Belón no solo apoyó la idea de crear la réplica, sino que también facilitó el contacto entre el político peruano y el sumo pontífice. Tras mediar palabras con la autoridad más alta de la Iglesia católica, logró convencerlo de realizar una réplica de La Piedad para Perú.
A pesar de la reticencia inicial del papa hacia los calcos de esculturas, accedió a la propuesta. De esta forma, en 1960, una réplica llegó a la ciudad de Lampa, lugar de nacimiento del senador. Inicialmente, la intención era colocarla en el domo de la capilla del Templo Santiago Apóstol, pero dada su considerable peso, se fabricó otra copia en aluminio en Lima.
La réplica de aluminio, que tiene un acabado completamente negro, distinto al original, se encuentra en la iglesia de Lampa, en Puno. Este lugar atrae tanto a aficionados de la cultura renacentista como a fieles cristianos; estos últimos valoran la pieza artística por representar el amor maternal, el sacrificio, el dolor y la aceptación de la voluntad divina.
En cuanto a la escultura hecha por artistas italianos en yeso blanco, se sabe que está en la Municipalidad Provincial de Lampa, lugar que fue visitado en 1972 por una delegación enviada por el papa Pablo VI.
Pero ¿por qué esta delegación del Vaticano visitó Lampa? La historia nos dice que las autoridades del Estado más pequeño de Europa comenzaron a revisar sus archivos en busca de información sobre la réplica de La Piedad, luego de que la versión original fuera vandalizada por Laszlo Toth, un visitante húngaro, que en mayo de 1972 dañó gravemente la obra de Miguel Ángel con un martillo.
Este incidente preocupó sobremanera a los sacerdotes y, sobre todo, al papa Pablo VI. Ante esta situación adversa, enviaron a una delegación para que buscara la réplica de La Piedad. Después de encontrarla la comuna de Lampa, tomaron sus medidas y fotografiaron la imagen.
Es importante señalar que el proceso de restauración duró 10 meses, durante los cuales escultores capacitados de Europa se esforzaron exhaustivamente por recuperar la imponente obra de Miguel Ángel. Lograron su objetivo, ya que la escultura luce majestuosa en la Basílica de San Pedro. A simple vista, parece que nunca sufrió ningún ataque.