El aporte no reconocido del trabajo doméstico: ¿Se debería remunerar a las mujeres peruanas?

En varias partes del mundo, el trabajo doméstico no remunerado es apoyado con medidas desde el Estado que permiten reconocerlo debidamente, tanto para saber cuánto aporta a la economía de los países, como para las finanzas personales. Pero en Perú aún persiste una mirada ‘romantizada’ sobre estas labores, mayoritariamente realizadas por mujeres.

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El trabajo doméstico de las amas de casa no se reconoce en la economía del Perú. ¿Cuál es su aporte? - Crédito Composición Infobae/Edwin Montesinos/Andina/Columbia Trophy
El trabajo doméstico de las amas de casa no se reconoce en la economía del Perú. ¿Cuál es su aporte? - Crédito Composición Infobae/Edwin Montesinos/Andina/Columbia Trophy

El Perú tuvo uno de sus peores años para la economía en 2023. Y si mucho de lo resaltante de la contracción del PBI se ve con respecto a los sectores productivos de la sociedad —como Manufacturas y Construcción—, fuera de la discusión siempre ha estado el aporte de millones de mujeres que trabajan en casa cuidando a sus familias —un sector que el año pasado ha sufrido directamente los estragos de una crisis económica que elevó precios, redujo el empleo y aumentó la pobreza—.

Muchos lo ven como las labores hogareñas a las que están acostumbradas las mujeres de la casa —sean hermanas, madres o abuelas—, pero esto también se analiza como una labor productiva: el trabajo doméstico no remunerado. Y aunque actualmente se puede ver más a hombres realizando las tareas de la casa, es una realidad palpable que el sexo femenino carga con la mayor parte de este trabajo. Pero, por si no es suficiente notarlo en los ámbitos privados, en marzo del 2022, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán llevaron a cabo una encuesta que mostró que 82% de las mujeres desempeñan las labores domésticas, frente al 16% de hombres; lo que, a su vez, revelaba que estas dedican 27 horas más de trabajo doméstico no remunerado por semana.

Según la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), hace 14 años, en 2010, “en la producción de servicios domésticos, las mujeres aportan 390 millones de horas de trabajo semanales, lo que representa el 71,5% del total de horas de trabajo doméstico no remunerado, en tanto que los hombres contribuyen con 155 millones de horas de trabajo doméstico no remunerado, es decir el 28,5% del total”. Siguiendo la tradición que han llevado históricamente —muchas veces sin quererlo—, las mujeres se han encontrado atrapadas en una ‘círculo vicioso’ del cuidado, romantizado también como el sacrificio que se hace por la familia, y sin obtener un pago por esto, lo que tampoco les asegura la posibilidad de tener una vejez digna.

El grueso de las personas que hacen los labores no remunerados de la casa siguen siendo las mujeres. - Crédito Oswaldo Ramírez/CUARTOSCURO.COM
El grueso de las personas que hacen los labores no remunerados de la casa siguen siendo las mujeres. - Crédito Oswaldo Ramírez/CUARTOSCURO.COM

Por eso Infobae Perú conversó con diversas expertas, para poder saber qué propuestas se pueden dar a raíz de cambiar esta situación, tanto como para analizar lo que ha hecho que nuestra sociedad dependa de estas labores y las tome por sentado, sin darle tampoco el debido reconocimiento en las cuentas.

¿Qué es el trabajo doméstico no remunerado?

El trabajo doméstico no remunerado puede ser sencillo de entender si se toma como las labores que se hacen en una casa, las cuales han estado recaídas históricamente en las mujeres. Leda M. Pérez, investigadora del CIUP y Profesora de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad del Pacífico lo llama un “trabajo no remunerado en altamente feminizado”.

“Estamos hablando del trabajo que se lleva a cabo de un hogar, desde la cocina, la limpieza, lavandería, todo lo que implica que haga que ese lugar marche. Muchas veces incluye también, frecuentemente, el cuidado de niños, de personas adultas en condición de dependencia. Y esta es una labor que alguien en el hogar lleva a cabo en nuestras sociedades latinoamericanas —pero se da en diferentes partes del mundo— como un trabajo no remunerado que usualmente está adscrito a una o más mujeres del hogar”, señala la investigadora a Infobae Perú

Sin embargo, para Cecibel Jiménez, abogada del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, esto se aborda desde otra perspectiva, que es derecho al cuidado —el derecho que tienen las personas a cuidar, a ser cuidados y al autocuidado. “El tema de los cuidados es un elemento esencial para la vida de las personas, ya que no somos autosuficientes. Todos y todas en algún momento vamos a necesitar de cuidado: sea que vamos a tener que recibir cuidados o vamos a tener que proveerlos. (...) Es aquí dentro de los cuidados es donde ingresa el trabajo doméstico no remunerado. (...) Nuestro sistema actual se basa mucho en un modelo familiar en donde las mujeres han asumido históricamente no el tema de los cuidados, como si se hubiera impuesto en realidad un orden natural en donde las mujeres nos desarrollamos en este ámbito privado, donde ejercemos nuestra labores. Y los hombres, pues más ligados a un ámbito público”, explica para este medio.

El trabajo doméstico de las mujeres no se reconoce en el PBI del año. - Crédito Oswaldo Ramírez/CUARTOSCURO
El trabajo doméstico de las mujeres no se reconoce en el PBI del año. - Crédito Oswaldo Ramírez/CUARTOSCURO

La abogada Jiménez señala que “es una división sexual del trabajo bastante injusta, bastante desigual”. Esta diferencia es palpable, pero también se consigna en la Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico No Remunerado, informe realizado el 2010, por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esta encuesta no solo revelo las cifras de esta labor en términos de tiempo, sino que significó el poder poner en términos económicos este aporte.

La labor de las mujeres en casa no aparece en el PBI

En el Perú, dentro del PBI no se considera el trabajo de millones de amas de casa, cuya labor de “gestión” sostiene las estructuras familiares, permitiendo a sus miembros desenvolverse en sociedad, lo que supone participar del intercambio económico, ser parte de la masa obrera de una nación, y aportar activamente al desarrollo.” Hay países donde consideran el trabajo del hogar, como un aporte concreto a la economía. (...) Este trabajo del hogar permite que todos los miembros del hogar salgan a trabajar, a estudiar a desempeñarse en diferentes actividades, que permite que se desarrollen, mientras hay este trabajo de fondo. Si nosotros calculásemos el aporte (...) pues sería como miles de millones de soles”, señala la investigadora de la Universidad Pacífico.

La encuesta del INEI reveló una cifra que concuerda: según el dato estimado con un método especialista, el trabajo doméstico no remunerado de mujeres sumarían más de 71 mil millones de soles. Asimismo, esto significaría que aportan un 14,1% del PBI del país, en base al análisis hecho el 2010 —en total, estas labores, realizadas por ambos sexos, acumulan el 20,4% del Producto Bruto Interno—.

Las mujeres suelen ser las que trabajan en las labores de cuidado en el Perú. - Crédito Oswaldo Ramírez/CUARTOSCURO.COM
Las mujeres suelen ser las que trabajan en las labores de cuidado en el Perú. - Crédito Oswaldo Ramírez/CUARTOSCURO.COM

Esta última cuenta se hizo en el 2010, y ya está cerca de haber pasado 15 años desde que se realizó. Estas labores no se calculan año a año cuando se analiza el PBI. “Esto es por la manera en cómo se ha construido en nuestro pensamiento económico en base a lo que es considerado trabajo productivo, versus el trabajo no productivo. En la economía tradición se piensa en el trabajo fuera de la casa, aquel trabajo por el cual sale y te pagan un sueldo. Y tradicionalmente estas labores que ocurre dentro de la casa es algo como que se toma por sentado, y no está en ese rubro del trabajo que se considera productivo”, aporta Leda M. Perez.

“Evidentemente, si nos detenemos un segundo a pensar en esto, notaríamos que es tan productivo como el trabajo que se considera ‘productivo’ fuera del hogar, pero esto tiene que ver con un tema de definiciones, de cómo diferentes economías de diferentes países han estructurado sus modelos de desarrollo.”, aclara.

Mujeres sin estudios, sin pensión y sin tiempo libre

El rol de las mujeres en el hogar se sigue manteniendo hasta nuestros días, a pesar de que más hombres estén participando en estas labores: en el 2010, habían casi la misma cantidad de personas en ambos sexos (más de 14 millones en cada uno), pero las horas dedicadas a las actividades domésticas no remuneradas era más del doble en las mujeres (39 horas en promedio, frente a 16).

Este rol recae en ellas, dado que la masa trabajadora la conformaban los hombres en su mayoría, y, al tener hijos, las madres asumen la responsabilidad de cuidarlos. “Muchas veces se ha estudiado el tema de el desempeño de los niños, por ejemplo, cuando los hogares son disfuncionales o tienen problemas. Y se se ve que el rendimiento de los niños es inferior cuando no tienen alguien en casa que los ayude”, explica a Infobae Perú Claudia Sícoli, directora de la carrera de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).

Miles de mujeres, al no recibir una remuneración por el trabajo doméstico que realizan, tampoco tienen acceso a una pensión. REUTERS/Santiago Arcos
Miles de mujeres, al no recibir una remuneración por el trabajo doméstico que realizan, tampoco tienen acceso a una pensión. REUTERS/Santiago Arcos

Frente a esto, a pesar de que este cuidado se pueda ver como “un ahorro en términos económicos, porque no están contratando a una persona que haga la tarea de la casa”, según explica la economista, esto implica que las mujeres tienen menos tiempo para dedicar a su desarrollo educativo y profesional. Y esto implica, además, que sus decisiones laborales serán tomadas en base a estos roles.

“Si las mujeres han estado históricamente vinculado con el [trabajo doméstico no remunerado], igualmente cuando salen a trabajar muchas veces se ven forzadas a tomar decisiones respecto de cómo van a llevar estas labores. (...) Van a tomar decisiones sobre trabajos que tal vez les permita flexibilidad. Si son mujeres en edad de tener hijos, probablemente van a considerar tenerlos, y tomar descansos por ellos. Y esos factores van a incidir en que, las mujeres en general, van a ganar menos dinero. O bien porque van a coger carreras que están altamente feminizadas —precisamente a raíz de las decisiones que las mujeres toman para escoger estas carrera u oficios— o porque tienen que tomar descanso forzosos en la maternidad”, explica por su lado la investigadora Leda M. Perez.

Es cuando las mujeres tienen hijos donde más van a dedicar estos tiempos para cuidarlos, y donde se da esta suerte de “consagración” de su rol en los cuidados del hogar. En el 2019, la Defensoría del Pueblo realizó un informe donde consignaba justamente la diferenciación de tiempos que emplea una mujer sin hijos, con respecto a una que decidió ampliar su núcleo familiar.

Las mujeres que no tienen hijos y que no participan en el mercado laboral dedican alrededor de 44 horas a la semana, más que una jornada de trabajo, a actividades en cuidado del hogar. Sin embargo, cuando ya empiezan a tener al menos uno, suman 66 horas en estas labores. Pero en el caso de las mujeres que se encuentran trabajando en una actividad “productiva”, si tienen hijos, estas actividades dentro del hogar les toma más tiempo que sus propios trabajos, siendo de 47 horas a la semana. En total, la carga laboral de trabajo en la semana suma 80 horas, como si hicieran 10 días laborales a la semana.

Evidentemente, esto les deja muy poco tiempo para otro tipo de actividades, como de recreación. Según la encuesta del INEI, el tiempo libre de estas, a la semana, sería solo de 14 horas, mientras que tienen que destinar alrededor de 13 horas para actividades culinarias, 6 para el aseo de la casa, 12 para el cuidado de bebes, niños o adolescentes, y 16 para velar por algún miembro de la familia dependiente.

Y todo esto sin recibir una remuneración, lo que les permitiría, también poder acumular ahorros o poder aportar una pensión. Este es un punto importante que señalan todas las especialistas entrevistadas. “Como no se consideran las labores domésticas un trabajo productivo históricamente, al menos en el Perú, las mujeres no ganan una pensión, lo cual puedes imaginarte cuán problemático es cuando están en edad de jubilación, luego de haber manejado una casa, criado hijos, cuidado a adultos mayores”, explica la investigadora.

Una de los temas más importantes en cuanto al trabajo doméstico no remunerado, concuerdan las especialistas, es el problema de la jubilación de estas mujeres. - Crédito EFE/Juan Ignacio Roncoroni
Una de los temas más importantes en cuanto al trabajo doméstico no remunerado, concuerdan las especialistas, es el problema de la jubilación de estas mujeres. - Crédito EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Las propuestas para reconocer la labor doméstica no remunerada

El 2018, el entonces congresista de Acción Popular, Yohny Lescano, propuso un proyecto de ley en el parlamento que tenía como objetivo otorgar una remuneración de S/651 mensuales a las amas de casa, donde también les daba acceso a una pensión mínima en el Sistema Nacional de Pensiones. “Son amas de casa beneficiarias, las madres que no perciban ingresos o pensiones que provengan de¡ ámbito público o privado, y las que tengan hijos menores de 18 años, o hijos solteros mayores de 18 años que estén siguiendo con éxito estudios profesionales u oficios hasta los 24 años de edad”, declaraba la iniciativa; sin embargo, el proyecto no dio mayores frutos.

Desde entonces no ha habido una propuesta similar en el Congreso. Y ahora, que el Perú se encuentra luchando por salir de la recesión, con madres que deben afrontar los efectos en los precios de los productos de la canasta básica, una medida así podría ser una ayuda.

“Se puede establecer un monto como una transferencia no remunerativa, como un bono, como algún tipo de de apoyo, para que esas personas se vean beneficiadas. No les va a solucionar el problema, pero sí es una manera de compensar un montón de trabajo que se hace. Y para mí lo más importante es sobre todo el tema de la vejez de esas mujeres, que son una población sumamente desatendida y con y con un montón de carencia que en este momento no se pueden cubrir”, resalta la economista Claudia Sícoli.

Esta es una de las propuestas más directas que reconocerían el valor del trabajo doméstico no remunerado, así como aseguraría una pensión. Sin embargo, la investigadora Leda M. Pérez considera que si sale una nueva propuesta similar, esta debería estar enfocada en todo quien se queda en casa, sin importar el género.

Trabajo Doméstico ha recaído históricamente en las mujeres, pero no tiene que ser así. - Créditos Getty Images
Trabajo Doméstico ha recaído históricamente en las mujeres, pero no tiene que ser así. - Créditos Getty Images

“Yo creo que parte del chip que tenemos que cambiar. Hoy la mayor parte de las personas que se quedan en casa, son mayoritariamente mujeres. Pero no tiene que ser así. Podemos pensar [la remuneración] para el que se quede en la casa, para ir tratando de desfeminizar ese trabajo. Parte del problema que tenemos es que todo lo que está vinculado con la casa, el hogar, lo doméstico, los cuidados, está altamente feminizado”, agrega Pérez.

Por su lado, la abogada de Flora Tristán, Cecibel Jiménez, no solo cree ya se ha pasado el tiempo en que una nueva encuesta del INEI con respecto a este tema deba ser trabajada —y así también que las investigaciones más actuales dejen de recurrir a datos desfasados—, dado que fue hecha hace casi 15 años (en 2010); sino que también considera que se debe promover la Ley del Sistema Nacional de Cuidados, promovida por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), el proyecto de ley N.º 2735.

Su objetivo es que se reconozca la labore de cuidados. “Parte de las exigencias que se hace desde sociedad civil (entre ellas, organizaciones sindicales, organizaciones feministas, organizaciones defensoras de derecho de las mujeres) es que mínimamente haya un acceso general, un acceso universal, a los servicios, a los programas, que existen ya respecto a este tema. También se exige que sean beneficiarias, por así decirlo, de los programas de seguridad social; es decir, que de cierta manera el trabajo de cuidados que han hecho a lo largo de sus vidas, que es un trabajo de cuidados no remunerado, pues pueda garantizar su acceso a pensiones dignas así como el acceso a esos programas sociales”, agrega la abogada Jiménez.

Como señala la especialista de Flora Tristán, este es un pedido de diversos sectores, que podría ayudar, sobre todo, a las mujeres más vulnerables, mucho más en esta crisis económica que vive el país. Pero también es un tema complejo, que lleva una carga histórica, de tradición, que en las entrevistas ha sido calificada como un “círculo vicioso”, en una labor romantizada que es la del ama de casa, la madre, la sacrificada mujer, que día a día trabaja fuera y dentro del hogar, administrando y ordenando a las familias peruanas, las millones que sostienen este país. ¿Cuánto faltará para que esta labor tenga que ser reconocida más allá del amor que obtienen en sus casas?

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