De tres disparos, uno de ellos en la cabeza, fue asesinado un joven que se ganaba la vida vendiendo pollo broaster en San Juan de Lurigancho (SJL). Su sanguinaria muerte fue presenciada por su propia madre, quien trabajaba junto a él en el pequeño negocio familiar con el que solventaban sus gastos.
El fatídico hecho ocurrió justo a la medianoche del martes 5 de marzo en el patio de la vivienda de la víctima, ubicada en la urbanización 9 de octubre, en la zona de Canto Grande, el cual había sido acondicionado para colocar su módulo para preparar los alimentos, junto a las mesas y sillas en donde departían los comensales.
Todo quedó registrado por la cámara de seguridad del local. En las imágenes, se aprecia cómo dos individuos, a bordo de una moto lineal, llegan hasta el establecimiento. Uno de ellos desciende rápidamente y, sin decir palabra alguna, descarga una ráfaga de balas contra José Antonio Quintanilla, de 23 años, quien deja un bebé de recién 3 meses de nacido en la orfandad.
Su madre se encontraba atiendo junto a él. Al escuchar los disparos, intentó defender a su ser amado. Agarró lo que tenía a su alcance para tirárselo al gatillero, sin embargo, en medio de sus intentos, casi recibe un balazo.
Una vez finalizado el crimen, y tras la partida de los delincuentes, la mujer solo opta por correr hacia su hijo para abrazarlo, mientras clama desconsoladamente por ayuda. Pese a los esfuerzos por mantenerlo con vida, falleció rumbo al hospital de Canto Grande, ubicado en el paradero 12 de la avenida que lleva el mismo nombre.
“El primer balazo que se ve en el vídeo no le cae, pero tanto es la desesperación de mi hermano que no se da cuenta que la pistola se le traba al chibolo. El que se murió es mi hermano menor, tiene 23 años y tiene un hijo que tiene 3 meses. No pudo vivir la vida, papi”, lamenta su familiar ante la cámara de América Noticias.
Pese a que diversos medios afirman que se trataría de un nuevo caso de extorsión y sicariato, el hermano de la víctima desmintió esta versión. Según narró, el hombre no había sido contactado por alguna mafia para exigirle que pague cupo y mucho menos tenía problemas o rencores con alguien en particular.
“Te vas a dar cuenta que ese muchacho (la víctima) no es un delincuente al solo ver como se asusta con una pistola. Murió injustamente mi hermano. Yo veo a mi madre cuando lo abraza y me pregunto ¿por qué?. No hubo extorsión, ni nada de eso. No hubo nada de nada”, explicó al mismo medio.
Trascendió que la Policía Nacional del Perú (PNP) ya inició las diligencias e investigaciones respectivas para dar con el paradero de los autores del crimen y esclarecer el hecho. Este es el tercer asesinato que ocurre en la urbanización 9 de octubre en menos de tres meses. Hasta el momento, ni uno de estos casos ha sido resuelto.
“Hace tres meses mataron a mi vecino de al frente, pero él sí recibía amenazas y hace dos días mataron a otro, que vive a una cuadra, esto se ha convertido en tierra de nadie”, finalizó su pariente.
Vecinos de la zona ya están cansados de clamar por justicia y seguridad a las autoridades locales. Por el momento, solo deben resignarse a vivir con miedo a que un ser querido muera en las mismas condiciones o que sea víctima de una bala perdida por un nuevo atentado de sicarios.
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