Este miércoles seis de marzo, Dina Boluarte juró a Gustavo Adrianzén como nuevo presidente del Consejo de Ministros en reemplazo de Alberto Otárola, el expremier que estuvo al frente del gabinete por más de un año y que, pese a los cuestionamientos por la muerte de civiles durante las protestas, se mantuvo hasta que un audio en el que le pide el CV a su expareja, quien luego obtendría contratos con el Estado, lo obligó a renunciar.
Sin embargo, la caída de Otárola, que según la Constitución provocaría una “crisis total del gabinete”, no produjo la remoción de ninguno de los ministros ya que todos fueron ratificados en sus respectivos cargos.
Al terminar la juramentación de todos ellos, se procedió a la foto del gabinete de Gustavo Adrianzén y Alberto Otárola, que se encontraba en el recinto de Palacio donde se llevó a cabo el evento, se acercó a la presidenta en medio de aplauso y posó sonriente a las cámaras.
Canciller no se despidió de Otárola
Luego de la toma de fotografía, la presidenta procedió a despedir a Otárola, lo mismo hicieron el resto de ministros que formaron una cola para extenderle la mano al expremier o darle un beso en la mejilla, en el caso de las mujeres.
Todos se despidieron con excepción del ministro de Relaciones Exteriores, Javier González-Olaechea, quien un día antes había sido calificado como “desubicado” y “majadero” por Otárola, que lo criticó porque el canciller habló de un relanzamiento de las políticas generales del Gobierno antes de que se confirmase la salida del entonces todavía premier.
Uno a uno, los ministros continuaron despidiéndose del expremier. La última en hacerlo fue la ministra de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Hania Pérez de Cuéllar, quien tuvo una corta conversación mientras le estrechaba el abrazo. Finalmente, Otárola le besó la mano, se despidió de dos funcionarios de Palacio y se retiró del lugar.
Ministros fueron ratificados
El único cambio que se efectuó este miércoles 6 de marzo fue el jefe del gabinete. El resto de los ministros fueron ratificados. Estos son:
- Javier González-Olaechea, ministro de Relaciones Exteriores.
- Walter Astudillo, ministro de Defensa.
- Víctor Torres, ministro del Interior.
- Eduardo Arana, ministro de Justicia.
- Miriam Ponce, ministra de Educación
- César Vásquez, ministro de Salud.
- Jennifer Contreras, ministra de Desarrollo Agrario y Riego.
- Daniel Maurate, ministro de Trabajo y Promoción del Empleo.
- Ana María Choquehuanca, ministra de la Producción.
- Juan Carlos Mathews, ministro de Comercio Exterior y Turismo.
- Raúl Pérez-Reyes, ministro de Transportes y Comunicaciones.
- Hania Pérez de Cuéllar, ministra de Vivienda.
- Nancy Tolentino, ministra de la Mujer.
- Juan Carlos Castro, ministro del Ambiente.
- Leslie Urteaga, ministra de Cultura.
- Julio Demartini, ministro de Desarrollo e Inclusión Social.
- José Berley Arista, ministro de Economía y Finanzas.
- Rómulo Mucho, ministro de Energía y Minas.
Cuestionamientos a Otárola
El Primer Ministro de Perú, Alberto Otárola, anunció su dimisión el martes, después de ser involucrado en un escándalo de acoso y ofrecimiento indebido de empleo a una mujer. Según reportes, Otárola, quien es considerado cercano a la Presidenta Dina Boluarte, enfrenta acusaciones de haber perseguido con mensajes y declaraciones de amor a una mujer a la que previamente había ofrecido trabajo. La decisión de Otárola de renunciar se produjo en un momento crítico para la presidencia de Boluarte, dada su baja popularidad actual, y viene a marcar un punto de inflexión en su administración.
Alberto Otárola rechazó las acusaciones contra él, alegando ser víctima de una campaña orquestada para manchar su reputación. A su regreso a Lima desde Canadá, donde participaba en una convención minera, Otárola denunció lo que calificó como una confabulación mediática contra él. Por su parte Yaziré Pinedo Vásquez, la mujer en cuestión, se ha visto vinculada a Otárola a través de contratos estatales y ha sugerido que el audio que provocó el escándalo fue manipulado, además de pertenecer a una época en la que Otárola aún no ocupaba un cargo público.
Las consecuencias políticas para Otárola han sido inmediatas y significativas. Previo a su renuncia, la mayoría de las bancadas del Congreso lo habían emplazado a dimitir, y un grupo de legisladores presentó tres denuncias constitucionales en su contra. Entre las acusaciones se incluyen tráfico de influencias y negociación incompatible. Presionado por estas circunstancias, Otárola optó por dejar su cargo.