En unos cuantos días los niños empezarán un nuevo año escolar y así como los padres se preocupan de que sus hijos tengan sus útiles escolares a tiempo para que aprovechen al máximo las clases, deben asegurarse de que no sufran ningún problema visual para que tengan un óptimo aprendizaje, recalca el doctor Álvaro Acosta, oftalmólogo de la Clínica Ricardo Palma.
En la etapa escolar, los niños desarrollan una serie de destrezas y habilidades cognitivas, perceptuales, motoras, perceptivas motrices, entre otras. Cuando existen problemas en la visión binocular, acomodación, percepción visual motora y, sobre todo, de agudeza visual, los pequeños tienen un bajo rendimiento escolar.
Aquí radica la importancia de realizarle un chequeo oftalmológico antes que empiecen las clases, a fin de identificar de manera precoz cualquier condición que impida ver con normalidad. El inicio del control oftalmológico no tiene una edad establecida, incluso son realizadas cuando existen factores de riesgo visuales desde recién nacido, siendo una evaluación integral mediante el uso de lámpara de hendidura, linterna, retinoscopio, oftalmoscopio indirecto.
Durante la infancia se presentan distintos problemas visuales dentro de los cuales tenemos, los defectos de refracción como: miopía, hipermetropía y astigmatismo que causan visión borrosa. Ambliopía u ojo perezoso que genera disminución de la agudeza visual en uno u ambos ojos; Estrabismo que es la desviación de uno o ambos ojos. Dependiendo de lo que presente, el especialista recomendará el tratamiento más adecuado para su caso.
Un tratamiento temprano es la mejor estrategia para prevenir problemas de aprendizaje en las aulas. Si observa que su niño se cansa, distrae o evita leer o cuando lo hace, no se le entiende o se salta palabras o las repite, tiene escritura deficiente, se acerca mucho las cosas para ver o tiene dolores de cabeza continuos, son síntomas de que no está viendo correctamente. Llévelo al oftalmólogo.
Importancia de la salud visual
Cuidar la salud visual es crucial debido a varias razones. En primer lugar, una buena visión es esencial para realizar con eficacia las actividades diarias, desde tareas básicas hasta labores que requieren una precisión detallada. Además, problemas visuales no detectados o no tratados pueden llevar a dificultades en el aprendizaje y en el desarrollo de habilidades en niños, así como a una disminución en la calidad de vida y autonomía en adultos y personas mayores.
Esta también está estrechamente relacionada con la salud general. Enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial pueden tener consecuencias directas en la visión, lo que convierte el cuidado de los ojos en una parte integral del cuidado de la salud en general. Detectar a tiempo cualquier problema a través de exámenes regulares puede prevenir complicaciones graves y pérdida de la visión.
Otro aspecto importante es la prevención de accidentes. La visión juega un papel fundamental en la percepción del entorno, ayudando a evitar obstáculos e identificar peligros potenciales tanto en el hogar como en el trabajo.
Con el aumento del uso de dispositivos digitales, surgen nuevos desafíos para la salud visual. La exposición prolongada a pantallas puede provocar fatiga visual, sequedad ocular y otros problemas. Por lo tanto, adoptar hábitos saludables en el uso de dispositivos, junto con medidas preventivas y revisiones periódicas, se hace aún más relevante para mantener una buena salud visual.