En la efervescente historia de América Latina, un país efímero emergió de las sombras de la geopolítica regional y dejó un legado que muchos desconocen. A finales del siglo XIX, este territorio logró consolidarse como una nación independiente, con sueños de unidad y soberanía, pero que sorprendentemente vería su final antes de cumplir tres años de existencia. Este breve lapso de tiempo no fue suficiente para consolidar una identidad propia que perdurase en el tiempo, pero sí para marcar un capítulo intrigante en la historia continental.
La desaparición de este país plantea numerosas preguntas sobre los factores que pueden llevar a una nación a disolverse tan rápidamente. Entre intrigas internacionales, conflictos internos y el juego de poder entre naciones vecinas, se teje una historia fascinante que pocos conocen. En la siguiente nota descubrirás los detalles de esta nación olvidada, donde el idealismo y la realidad chocaron con consecuencias irreversibles.
¿Cuál es este país?
El proyecto en cuestión es la Confederación Perú-Boliviana, una ambiciosa iniciativa política que pretendía la unión de Perú y Bolivia bajo un solo estado federado. Esta propuesta, además de buscar la unidad territorial y política, se destacaba por su orientación hacia una política de libre comercio. Esta política tenía como uno de sus objetivos principales fortalecer la economía, lo cual, de acuerdo con los registros históricos, logró incrementar los ingresos del estado peruano de manera notable.
Según el reconocido historiador peruano del siglo XX, Jorge Basadre, en su obra “Historia de la República del Perú, 1822-1933″, los argumentos a favor de esta federación entre las dos repúblicas eran múltiples y variados. Los partidarios de la unificación esgrimían motivos que se basaban en aspectos geográficos, históricos, económicos y antropológicos, algunos de los cuales se extendían por siglos atrás. Estos argumentos subrayan la profunda interconexión existente entre Perú y Bolivia, esto sugiere que la creación de una entidad política compartida no solo era factible sino también deseable, con el potencial de traer beneficios significativos a ambos países en términos de cohesión territorial, estabilidad política y prosperidad económica.
¿Cómo se formó?
En 1835, Perú enfrentaba una situación política complicada. Luis José de Orbegoso, presidente en aquel entonces, tenía problemas debido a levantamientos en contra de su gobierno tanto en la costa como en el sur del país. Felipe Santiago Salaverry se rebeló y tomó el poder por la fuerza.
En este contexto, Orbegoso solicitó apoyo militar al general boliviano Santa Cruz para restablecer el orden. Como parte del acuerdo, Orbegoso cedió a Santa Cruz el control gubernamental de Perú y acordó la formación de asambleas en el norte y sur para decidir sobre una posible unión con Bolivia.
Según información publicada por el artículo “La Confederación Perú-Boliviana: Un proyecto político y económico en los albores de la República”, esta unión fue promovida por Andrés de Santa Cruz, quien había sido presidente de Bolivia. Con la intención de crear un bloque político y económico más fuerte en la región, propuso la unión de Bolivia con el Perú, que en ese momento estaba dividido en dos estados: el Estado Nor-Peruano y el Estado Sud-Peruano, debido a conflictos internos.
Para 1836, con el apoyo de 5 mil soldados bolivianos, Santa Cruz logró controlar las rebeliones y eliminar a Salaverry. En marzo de ese año, se creó el estado sur peruano y en agosto, el norperuano. Estas dos regiones, junto con Bolivia, reconocieron a Santa Cruz como el Supremo Protector de la Confederación Perú-Boliviana, que fue oficialmente establecida en octubre de 1836. Sin embargo, esta confederación enfrentó dificultades para consolidarse.
¿Por qué fracasó?
La Confederación Perú-Boliviana tuvo una existencia breve y conflictiva, a través del artículo “Factores detrás del fracaso de la Confederación Peruano - boliviana”, se establecen algunos puntos que culminaron el fracaso de esta unión.
- Uno de los elementos clave en el colapso de la Confederación fue la oposición interna que enfrentó desde su creación. En Perú, distintos grupos políticos y militares vieron con recelo la estructura confederal, ya que percibieron en ella una pérdida de soberanía y poder. La división de Perú en dos entidades estatales distintas intensificó las divisiones internas y descontento, por lo que socavó la estabilidad de la Confederación.
- Además, según el artículo publicado por la Universidad Católica de Temuco, a nivel internacional, la Confederación también generó ansiedad entre los países vecinos, en especial Chile y Argentina, quienes consideraron la unión entre Perú y Bolivia como una amenaza potencial a sus intereses y seguridad nacional. Esta percepción llevó a la intervención militar de Chile, apoyado por fuerzas opositoras peruanas, en un conflicto directo contra la Confederación, lo que contribuyó a su inestabilidad. Según información proporcionada por la BBC, en una famosa carta de septiembre de 1836, Diego Portales. ministro de guerra escribió: “la posición de Chile frente a la Confederación Perú-Boliviana es insostenible” y “no puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el gobierno, porque ello equivaldría a su suicidio”.
- Los desafíos económicos y logísticos fueron otro factor significativo en el fracaso de la Confederación. Administrar un territorio extenso y diverso, con limitadas vías de comunicación y transporte, presentó retos formidables. Los costos derivados de la guerra y el mantenimiento de la estructura confederal presionaron las ya limitadas finanzas de la unión, por lo que disminuyó su capacidad para sostenerse a largo plazo.
- Finalmente, la caída de Andrés de Santa Cruz fue decisiva para el destino de la Confederación. Su liderazgo había sido esencial para mantener la cohesión y dirección de la Confederación, pero tras su derrota y exilio después de la batalla de Yungay en 1839, la Confederación perdió su principal pilar de apoyo. Sin su figura unificadora, las tensiones acumuladas y los desafíos sin resolver llevaron rápidamente al desmoronamiento de la Confederación Perú-Boliviana.
El fin de una era: la Guerra de la Confederación Perú - Boliviana
Entre 1836 y 1839, se desarrolló un conflicto militar que marcó un punto de inflexión en la historia del siglo XIX en América del Sur: la Guerra de la Confederación Perú-Boliviana. Este enfrentamiento no solo involucró a las naciones directamente partícipes, sino que también atrajo la atención y la intervención de otros países de la región, gestándose en torno a la ambiciosa iniciativa de Andrés de Santa Cruz por unificar a Bolivia y Perú en una sola entidad política.
La percepción de una amenaza por parte de Diego Portales, ministro de guerra chileno, quien veía en la consolidación de la Confederación un obstáculo para el dominio chileno en el Pacífico, fue determinante. La convicción de Portales de que Chile debía ejercer un dominio preponderante en esta área llevó al país a declarar la guerra a la Confederación en diciembre de 1836, bajo el pretexto de proteger la independencia de las repúblicas americanas y por el temor a un predominio confederado en el Pacífico, como señala el historiador Basadre.
En un movimiento paralelo, en mayo de 1837, Argentina se unió al conflicto bélico contra la Confederación, motivada por su propio conjunto de intereses geopolíticos y liderada por Juan Manuel de Rosas. Esta coalición de fuerzas aumentó la presión sobre la Confederación, esto marcó el inicio de una serie de enfrentamientos que se intensificarían con el tiempo.
El conflicto evolucionó a través de diversas etapas, desde enfrentamientos menores y guerrillas, hasta llegar a operaciones militares de mayor envergadura. La Campaña de Restauración, encabezada por Chile y apoyada por peruanos anticonfederados, culminaría en la decisiva Batalla de Yungay el 20 de enero de 1839. En este crucial enfrentamiento, las fuerzas coaligadas lograron una victoria contundente sobre los ejércitos de la Confederación, lo que resultó en el desmantelamiento de la misma y el subsiguiente exilio de Andrés de Santa Cruz.
Las repercusiones de la Guerra de la Confederación Perú-Boliviana fueron significativas y duraderas, esto redefinió el panorama político regional. La disolución de la Confederación restituyó la independencia política de Bolivia y Perú como naciones separadas, aunque dejó tras de sí un legado de desconfianza y tensiones entre los estados involucrados.