Una de las cosas que más caracteriza a los peruanos alrededor del mundo es que podemos trabajar de casi cualquier cosa que nos ponga la vida, todo con tal de llevar un pan a la mesa de nuestra de manera honesta.
Una de esas fuentes de ingreso para millones de personas es el comercio ambulante. Por medio de esta actividad, se ofrecen desde alimentos hasta artículos de uso diario en las calles y avenidas del país. En este vasto mar de emprendimientos informales, uno ha capturado recientemente la atención del público por su inusitada rentabilidad: la venta de huevitos de codorniz.
Sorpresa en Gamarra
En un reciente video subido a la plataforma de TikTok por el colombiano Germán Mauricio Osorio, se muestra al influencer cafetero explorando el populoso emporio comercial de Gamarra, en el distrito de La Victoria (Lima), que ha arrojado luz sobre esta curiosa forma de negocio.
Durante su paseo, Osorio se topó con Saturnina, una comerciante local que se dedica a la venta de estos diminutos huevos. La particularidad de su negocio no solo radica en el producto que ofrece, sino en las sorprendentes ganancias que genera.
En la entrevista del visitante, Saturnina le explicó que su jornada laboral se extiende desde las 10 de la mañana hasta las 8:30 de la noche, vendiendo un paquete de cinco huevitos de codorniz por 2 soles.
Lo que realmente asombró a Osorio y, posteriormente, a miles de usuarios en las redes sociales, fue el descubrimiento del bajo coste al por mayor de estos huevos y el margen de beneficio que Saturnina obtiene de su venta.
De acuerdo con la información provista por la vendedora, ella adquiere el millar de huevos de codorniz por 12 soles, vendiendo al día cerca de 800 unidades. Tras realizar algunos cálculos, Osorio estimó que las ganancias mensuales de Saturnina podrían alcanzar los 6 mil soles, una cifra notablemente alta para un negocio ambulante de esta índole.
Un éxito en las redes
Tras la revelación, la pequeña producción audiovisual no tardó en viralizarse, acumulando hasta la fecha más de 900 mil reproducciones, 27 mil corazones rojos de ‘me gusta’, casi 2 mil comentarios y unas tres mil compartidas.
Los usuarios expresaron su sorpresa y admiración por las ganancias que reporta la venta de huevitos de codorniz, generando un raudal de comentarios que iban desde la incredulidad hasta el deseo de emular el emprendimiento de Saturnina.
“Se equivocó la señora, imposible el millar a 12 soles”, comentó un usuario, mientras otro añadió: “6000 soles por mes, mañana me pongo a vender”. “Uno diciendo pobre señora y hoy me entero de que el pobre soy yo”, “Yo compro el millar a 70 soles y no gano nada porque todo me lo como”, “Pobres codornices, las más explotadas”, son algunos de los mensajes que se dejan ver en el post original.
¿Quién tiene la razón?
El debate se extendió también al precio de adquisición de los productos. Mientras algunos internautas argumentaban que conseguir un millar de huevos por 12 soles era improbable, otros señalaban que, bajo ciertas condiciones y comprando directamente a los productores, este precio podría ser factible.
Lo que sí queda claro es que este episodio resalta no solo la creatividad y el ingenio de los comerciantes ambulantes peruanos, sino también la diversidad de oportunidades que el mercado informal puede ofrecer.
Además, pone de manifiesto la importancia de las redes sociales como plataformas para descubrir y compartir historias de éxito empresarial que, de otro modo, permanecerían ocultas al gran público. La historia de Saturnina demuestra que, incluso en los negocios más modestos, yacen potenciales económicos sorprendentes, esperando ser descubiertos.
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