Recientemente, un video de la artista Alejandra Muñoz logró una amplia difusión en TikTok, atrayendo atención por las serias acusaciones que contenía. En el material, Muñoz acusaba a su ex pareja, Mateo Novoa, quien era miembro de las bandas Fiesta Bizarra, 16 bits, Suerte Campeón y Blackthony Startano, de haber cometido actos de violencia física, sexual y psicológica contra ella. Novoa posteriormente rechazó estas acusaciones presentando sus argumentos a través de sus redes sociales.
Sin embargo, la publicación de este caso fue suficiente para que otras denuncias por abuso físico, acoso sexual y maltrato psicológico inundaran las redes sociales de manera inmediata. Y si bien algunas han sido presentadas de forma anónima y otras con nombres y apellidos, todas ellas tienen algo en común: implican a integrantes de reconocidas bandas independientes limeñas.
Esta ola de acusaciones de violencia de género de parte de músicos que conforman la escena indie de la ciudad no ha hecho más que destapar una realidad preocupante y que exige atención urgente, sobre todo si se tiene en cuenta que muchas de las víctimas eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos. La impunidad con la que operan los agresores y el respaldo que reciben de sus colegas constituyen grandes obstáculos que enfrentan las mujeres que forman parte de la mencionada industria.
El último 10 de febrero, una serie de publicaciones en la cuenta de TikTok de Alejandra Muñoz —que había sido compartida cinco días antes— tomó relevancia al punto de viralizarse. En dichos videos, que son un total de cinco, la artista detalló hechos vividos durante su última relación, la cual reconoció como un vínculo tóxico del que salió luego de tres años y en los que admite la existencia de situaciones de acoso, abuso sexual e, incluso, una posible violación.
Este conjunto de videos no quedó ahí, puesto que, con el paso de los días, finalmente se llegó a conocer que los hechos detallados ponían bajo el foco a Mateo Novoa, baterista de cuatro bandas de la escena musical. Estas agrupaciones son Fiesta Bizarra, 16 bits, Suerte Campeón y Blachtony Startano, las cuales —ante el escenario desfavorable— optaron por cuestionar a la denunciante y respaldar a su integrante.
Las respuestas de estas bandas han sido duramente criticadas por miembros de la escena. Blackthony Satartano inicialmente refirió que, como grupo, “habían decidido apoyar a este miembro, ya que confiaban en su testimonio y pruebas”. A su vez, intentó acallar los cuestionamientos exhortando a las personas que denuncian a que desistan de estos actos y condenó “a aquellas que cometen delitos contra los derechos de cualquier persona”. Como si no fuera poco, la agrupación catalogó las acusaciones como una “denuncia falsa”, la cual terminaba afectando y “opacando denuncias reales”.
Por su parte, Fiesta Bizarra afirmó que había “algunas personas malintencionadas que están intentando dañar la imagen de uno de nuestros miembros”; no obstante, este comunicado, al igual que el de Suerte Campeón, detalló un hecho preocupante: el inicio de acciones legales por parte de Novoa hacia la denunciante.
“Esta persona (Mateo Novoa) ha hecho su descargo de manera legal. (...) Para no entorpecer el proceso se ha decidido alejar a este integrante”, se lee en el pronunciamiento de Suerte Campeón. En tanto, en el de Fiesta Bizarra se detalla más claramente que “este integrante ha decidido proceder de manera legal y dejar que el sistema de justicia resuelva el caso”.
Las respuestas generaron tal indignación en redes sociales, que en días posteriores al 10 de febrero se expusieron conversaciones y más señalamientos de otros personajes de bandas afines.
En menos de un día, se realizaron denuncias públicas que implicarían a otros músicos como Diego Chávez, conocido en redes por el proyecto solista Somontano; Angelo Grijalva, quien era músico recurrente en la banda Santa Madero e Inzul y previamente formó parte de la agrupación Angelo con baja autoestima; Gianfranco Arias y Stefano Toller, ambos pertenecientes a la banda Inzul; y posteriormente Dan Salazar, integrante de Santa Madero.
Todas las acusaciones fueron recapituladas por cuentas anónimas de Instagram. Infobae Perú requirió detalles sobre los hechos a fin de consignarlos en el presente informe; sin embargo, hasta el cierre de esta nota no hemos recibido respuesta.
No obstante, lo que este medio sí pudo advertir sobre las denuncias son los pronunciamientos de cada uno de los involucrados. En el caso de Diego Chávez, conocido como Somontano, ante las acusaciones de violencia sexual, el artista no descartó ni rechazó las acciones y, en cambio, afirmó “no recordar” los hechos que se le imputan debido a un problema de alcoholismo.
Del resto de imputados, poco se ha sabido sobre la denuncia. Santa Madero emitió un comunicado en el que rechazaba actos de hostigamiento y acoso, además de desmarcar de los acusados al aseverar que no formaban parte de la banda en sí, sino que eran músicos o artistas de apoyo durante los conciertos. Sin embargo, cuando los mismos integrantes fueron implicados, optó por no emitir ningún pronunciamiento
El escándalo por esta ola de denuncias ha tomado tal matiz que disqueras han llegado a pronunciarse. Una de ellas fue Antirudo Records, empresa musical que laboraba junto a las bandas 16 bits y Fiesta Bizarra, en la que trabajaba Novoa.
“Desde el inicio este sello se creó con base en la música, personas y vínculos. Lamentablemente, con el paso de los años nos damos cuenta de que esto no es suficiente y debemos ver más allá de bandas y amistades”, se detalla en el comunicado, que revela solo una parte de cómo funciona manejarse en la industria musical, al menos de Lima.
Antes de la publicación de este informe, una nueva acusación por abuso sexual surgió en las redes sociales. Esta vez, el implicado volvía a ser el músico Stefano Toller, también miembro de la agrupación Inzul, la misma que estaba conformada por Angelo Grijalva. La seriedad de estos señalamientos tomó un matiz más crítico al revelarse fotografías y videos.
Frente a la gravedad del caso, que será abordado en un posterior informe, el sello discográfico de dicha banda, Elisa Records, optó por la cancelación de su contrato como representantes de la agrupación luego de invocar una “clausula no negociable e irrevocable”.
A raíz de este preocupante panorama, Infobae Perú pudo conversar con Alejandra Muñoz, artista cuya historia inició la difusión de esta serie de acusaciones posteriores, y Mateo Novoa, músico que fue señalado por violencia de género y quien ha optado por emprender acciones legales.
Infobae Perú pudo conversar con Alejandra Muñoz, quien ratifica todo lo compartido en sus redes sociales y nos da a conocer su deseo de llegar hasta el final en esta demanda legal que su expareja emprendió contra ella por un supuesto maltrato físico. Para la artista, esta decisión de contar su historia y detallar el ambiente de agresión en el que transcurría la relación tóxica con Mateo Novoa, baterista de la escena musical, surgió en medio de un proceso de sanación propia. De hecho, ella no considera a las publicaciones como una denuncia en sí, sino como una manera de hablar sobre lo que le había pasado.
“Yo no lo tomo exactamente como una denuncia. Fue más por liberarlo. Yo sentía esa cosa dentro como que lo escondía todo y no se lo había contado a nadie, yo sentía ese peso adentro y me sentía culpable, que todo lo que había pasado era, básicamente por mi culpa y decía: ‘Pucha, si yo no hubiera hecho esto, si yo hubiera aguantado’. Eso es lo que yo pensaba y se lo decía a mi psicóloga. Además de que los amigos que yo conocía solamente habían escuchado la versión de mi expareja y todos estaban enojados conmigo. Yo sentía esa cosa, ese peso horroroso adentro”, asevera.
Estas últimas declaraciones de la artista fueron corroboradas con lo afirmado por Mateo Novoa en una entrevista de descargos que concedió también a este medio, cuando señaló que él había contado con el apoyo de su círculo más cercano.
“Precisamente, yo tengo amistades muy íntimas con todas las personas con las que estoy en bandas y realmente todos me dieron su apoyo. O sea, amigos y amigas que han sido testigos de cómo ha sido la situación, porque casi todos han visto mi mi relación con ella a lo largo del tiempo, todos me han respaldado en realidad. Nadie me ha dado la espalda en ese sentido y los que no han sabido del tema, se han acercado a mí para hablar o yo me acercado con ellos para hablar y hemos tenido conversaciones al respecto. Entonces sí, en realidad es he sido bastante respaldado, no me he sentido tampoco abandonado”, detalla el músico para Infobae Perú.
Él, además, niega las denuncias vertidas en su contra y las atribuye a la “dinámica sexual” que manejaban al interior de su relación; sin embargo, Muñoz explica que, como en toda relación de pareja, dichos acuerdos establecían límites, los cuales habrían sido excedidos por su exenamorado sin consulta previa en varias oportunidades.
“Hasta ahorita me acuerdo que él podía venir en cualquier momento y me decía que quería agredirme (...). Obviamente a mí me agarraba en seco. Yo le decía: ‘Oye, pero estoy trabajando’. O de pronto podía venir y yo estaba la defensiva, te podía agarrar así y era como: ‘Este no es el acuerdo que teníamos’”, apunta la artista, en respuesta a las afirmaciones que Novoa virtió en su perfil de Instagram.
Además, señala también que ella, en repetidas ocasiones, le requería que la “tratara bonito y que sea gentil”. “Es más, nosotros vivíamos con dos compañeros, que estaban ahí de vacaciones, y muchas veces ellos vieron ese tipo de tratos. Que de pronto se podía escuchar del cuarto cosas como: ‘No me gusta, no hagas eso’ y, sin embargo, él lo hacía”, acusa.
Desde el aspecto legal, existe una denuncia por parte de Novoa a la joven, a quien señala de ser quien habría cometido maltrato físico. Frente a esto, Muñoz detalla que toda la relación entre ambos, en general, estaba envuelta en un esquema de violencia.
En conversación con Infobae Perú, Cecibel Jiménez, abogada del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristan, considera —en su experiencia— que muchas de las denuncias emprendidas en contra de las víctimas surgen como una manera de amedrentamiento. Un hecho que fue descartado por Novoa, quien afirma que esta no habría sido su intención.
“Yo no estoy pidiéndole en la denuncia ningún tipo de reparación ni de dinero. En la denuncia, lo único que yo he pedido es medidas de protección. ¿Qué significa esto? Lo único que necesito, en caso de ganar esta demanda, es que ella no se vuelva a acercar a mí, ni a mi círculo cercano ni a mi familia, que no hable tampoco de mí, que no esté hablando cosas en redes sociales sobre mí. Creo que también tengo derecho a protegerme legalmente”, acota.
No obstante, en diálogo con este medio, Muñoz alega que se dieron hechos de amedrentamiento. Según contó, al enterarse de la existencia de estas denuncias, el padre de Novoa habría buscado contactarse con su papá para cuestionar sus acciones.
Un detalle importante a destacar en este caso es que el padre de Mateo Novoa es Rubén Arnaldo Novoa Santillán, un exjuez del Poder Judicial que fue destituido por la JNJ (entidad que se encarga de sancionar acciones irregulares de jueces y fiscales en el Perú) a inicios del año pasado.
En los últimos días, la escena musical de Lima ha sido el blanco de críticas y se ha encontrado en el foco de atención debido a las denuncias de violencia contra la mujer que han surgido en las redes sociales; sin embargo, esta es una realidad que viene desde hace muchos años. Y así lo corrobora Shirley Reyes, integrante del programa Warmi Rock Camp y asidua asistente de estos eventos que actualmente se dedica a la producción, para Infobae Perú.
Ella cuenta que desde muy joven encontró en la música independiente una nueva pasión, aunque su experiencia se ha visto plagada de situaciones de acoso sexual, lo que empezó en el momento en el que el líder una banda estableció un vínculo con ella cuando apenas tenía 14 años. Todo lo ocurrido la llevó, incluso, a alejarse por un tiempo de este entorno.
“Hay un montón de estas dinámicas de poder bastante presentes. A mí también me pasó con alguien de una banda o alguien que está en las movidas musicales y que se termina involucrando contigo, pero claramente bajo una dinámica de poder. Ellos tienen una forma de operar, que es bastante particular. Y ya dentro, una vez que ya inició ese vínculo o esta relación, hay otras situaciones que son negativas”, agrega.
De acuerdo a su testimonio, estos agresores tienen una forma de operar que se ve motivada por el apañamiento y encubrimiento que existe en el interior de dichas agrupaciones. Por eso, resalta la importancia de apoyar a las sobrevivientes, además de que las disqueras y promotores de los eventos tomen medidas concretas en contra de la violencia.
“No es la primera vez que ocurre, quizás es mucho más masivo que en otras ocasiones, pero estas denuncias de abuso sexual de parte de varios integrantes ya se han visto, es un secreto a voces dentro de la misma comunidad”, ratifica.
Por su parte, Yasmin Leon, dedicada a la gestión y producción de proyectos culturales y de entretenimiento con Veltrac Music, reconoce que estas situaciones de abuso y acoso contra las mujeres se dan con frecuencia en este ambiente; sin embargo, considera que han cobrado mayor fuerza con el correr de los años.
“Muchas veces a las mujeres se nos trataba de locas cuando no nos gustaba que nos acosen o que, hoy por hoy, se puede decir con esas letras: acoso. Antes era como que te están gileando, por decirlo de alguna forma, o te están haciendo un cumplido. Y, bueno, yo no pedí tus cumplidos, no pedí que me sexualices, que me objetivices o que me des tus opiniones al respecto sobre mi físico, sobre lo que yo te parezco. Entonces, en realidad, esto es algo que siempre ha estado presente, pero que no se ha denunciado”, narra.
Ella recuerda que también hay que considerar que, incluso cuando acusas a alguien, a veces usan el argumento de que existen denuncias falsas. “Y sí, obviamente siempre hay la posibilidad de que eso suceda, pero yo creo que ya cuando son casos en los que no solamente hay uno, tú puedes notar un patrón que es básicamente innegable a la vista. Simplemente, alguien que se quiere poner una venda en los ojos te diría que no hay presunción de inocencia”, afirma.
Una experiencia similar vivió Estefanía Aliaga, bajista, corista, guitarrista y docente de música, quien se adentró en la escena musical desde muy joven y tuvo que hacer frente al acoso que se acrecentaba en un ambiente liderado por hombres.
“Yo sentí durante muchísimos años que no era suficiente, que no era suficientemente buena técnicamente, solamente por pertenecer en estos espacios. Me sentía totalmente sexualizada e hipersexualizada (...). Yo sentía que no estaba ahí para tener una cita, yo estaba ahí para tocar. Entonces, me sentía muy incómoda porque no sabía cómo verme a mí misma. Fue un obstáculo muy grande con el cual me encontré. (Pensaba): ‘Yo no soy tan valiosa musicalmente, si es que yo tengo un valor, mi valor es como objeto sexual’. Y esto creo que fue particularmente difícil”, señala.
Estas historias son recurrentes entre las féminas que integran este espacio, lo que no es más que un reflejo de lo que ocurre en el Perú. Para Aliaga, se debe a que las personas estamos más acostumbradas a estar “en contacto con lo terrible y que lo terrible nos parezca normal”. “Todos los días hay una noticia de una mujer a la que le hicieron algo horrendo. Entonces, se ha vuelto tristemente tan cotidiano”, concluye.
Denunciar un caso de violencia es un proceso complicado y lleno de reflexión; no obstante, muchas veces la decisión final no depende solo de la voluntad de las víctimas, ya que ellas suelen ser influenciadas por el temor a las consecuencias o represalias legales de sus propios agresores. Para Jiménez, la “instrumentalización del sistema de justicia” no solo se encontraría presente en la escena musical limeña, sino que es una realidad que afectaría a la mayoría de mujeres que deciden romper su silencio.
“¿Qué estrategia legal siguen estas personas? Pues utilizan el sistema de justicia —o sea, los servicios que hay en el sistema de justicia, que más bien deberían ser para las víctimas, quienes de verdad sufren violencia— y lo instrumentalizan para sus beneficios, quizá agresores que cuentan con más recursos, dinero o poder”, precisa la especialista.
Estas tácticas tienen la finalidad de amedrentar y disuadir de continuar con las denuncias, así como de deslegitimar su acusación ante la opinión pública. De acuerdo a la vocera de Flora de Tristán, pueden ir desde culpar a las propias sobrevivientes por cometer el mismo delito por la que ellos son señalados hasta presentar querellas por información o difamación.
Además, indica que hay que reconocer que existe desconfianza hacia el Estado y que, lamentablemente, a ello se suman otros factores negativos que llevan a que las denunciantes desistan de dar inicio o continuar con el proceso legal, entre los que destaca el incumplimiento de las autoridades de la normativa que enmarca a la violencia contra la mujer y la revictimización constante a la que someten a las víctimas.
Específicamente en el ámbito musical y a raíz de todas las denuncias que se han dado conocer en los últimos días, Jiménez reitera que, como sociedad, es necesario cuestionar que estas acciones no sean toleradas y que cualquier forma de violencia contra la mujer deba ser rechazada de forma categórica, que haya un rechazo y una exigencia social a cómo manejan las bandas dichas situaciones.
“Necesitamos espacios libres de todas formas de violencia. Y eso incluye, obviamente, al ámbito musical. Exigir que haya un filtro al momento en el que conforman a sus integrantes, exigir que —al momento en el que se denuncian estos hechos— se pongan a disposición de las autoridades toda la colaboración que ellos puedan dar (...). Las agrupaciones, conscientes de esta problemática social, pueden contribuir a la prevención de esto”, acota.
Para ello, deberán contar en sus filas con personas respetuosas de los derechos humanos y que no tengan antecedentes, reportes o denuncias de violencia, además de que colaboren con la investigación y con la sanción de estos hechos cuando uno de sus integrantes enfrente un proceso por dichos delitos, especialmente si se considera la situación de vulnerabilidad a la que se encuentra expuesta una parte importante de su público, que está conformado por adolescentes menores de edad y mujeres que apenas superan la mayoría de edad.
Si eres víctima de violencia contra la mujer e integrantes del núcleo familiar, puedes comunicarte de forma gratuita a la Línea 100, la cual “brinda información, orientación, consejería y soporte emocional en quechua, aimara y castellano para las personas afectadas”. Puedes contactarte desde un teléfono fijo o un celular, recuerda que atiende las 24 horas del día y los siete días de la semana.
También puedes acudir a uno de los Centros Emergencia Mujer (CEM), que se especializan en ofrecer “atención integral y multidisciplinaria” para sobrevivientes. Cuenta, además, con asesoría legal, contención emocional y apoyo social a nivel nacional. Atiende de lunes a viernes, en el horario de 8.00 a.m. a 4.15 p.m., mientras que los que se hallan en comisarías funcionan las 24 horas del día. Para más información, comunícate al (01) 419 7260.
Además, si eres sobreviviente de abuso sexual o alguna otra forma de violencia por parte de integrantes de alguna banda musical de la escena indie limeña y quieres compartir tu historia, puedes contactar a este medio a través de los siguientes correos electrónicos: bguardamino@infobae.com y lvasquez@infobae.com.