Cuando hablamos de un desempeño negativo de nuestra economía, inmediatamente deberíamos de pensar en las repercusiones que ello ha generado en indicadores clave para la generación de riqueza y bienestar. No cabe duda de que, un menor crecimiento, producto de, entre otras cosas, una menor inversión, no solo se traduce en menores oportunidades e ingresos para las empresas y familias, sino también se evidencia en la generación, o en este caso pérdida, de empleos.
Así, una economía que crece sosteniblemente todos los años, de la mano con el dinamismo de la inversión privada y un ambiente de estabilidad jurídica y política, estaría en mejores condiciones para generar empleos, que una economía que no solo no crece, sino que cae en una recesión producto de la falta de capacidad de un Estado, de los gobiernos, para recuperar la senda de crecimiento pérdida.
Según cifras de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN), el nivel de empleo en el Perú cayó un 0.9%, lo que representó 156,718 menos puestos de trabajo con respecto a 2022. Entre los departamentos donde se perdieron más de 20,000 empleos, figuran: Cajamarca, con 59,096; Piura, con 47,114; Puno, con 28,031; Arequipa, con 27,571; Loreto, con 26,738; y San Martín, con 25,190.
Al hacer el análisis por sectores a nivel nacional, vemos que, en los de agropecuario, construcción y comercio, fueron donde más empleos se perdieron, con 319,912, 121,871, y 75,175, respectivamente. Siguiendo con el análisis de los datos, haciendo una distinción entre los ámbitos formal e informal; mientras que en el sector agropecuario formal se generaron 8,437 nuevos empleos (+3.4% con respecto a 2022), en el informal se perdieron 328,349 empleos (-8.2%). De igual manera, mientras que en el sector construcción formal se generaron 9,906 nuevos empleos (+4.4%), en el informal se perdieron 131,778 empleos (-12.8%). Y, mientras que en el sector comercio formal se generaron 79,198 nuevos empleos (+9.4%), en el informal se perdieron 154,374 empleos.
Si bien la pérdida de empleos en el ámbito informal, quisiéramos interpretarla como un desplazamiento de estos hacia el ámbito formal, motivados por mayores ingresos, los números no cuadran. Al respecto de la distinción de ingresos entre ambos ámbitos, los resultados de la EPEN revelan fuertes diferencias salariales en muchos sectores económicos. Por ejemplo, en el sector agropecuario formal, durante 2023, el suelo promedio fue de S/ 2,153; mientras que en el informal, fue de apenas S/ 683. Igualmente, en el sector construcción formal, el sueldo promedio fue de S/ 3,305; mientras que en el informal, fue de S/ 1,696. Y, en el sector comercio formal, el sueldo promedio fue de S/ 2,390; mientras que en el informal, fue de S/ 1,067.
No cabe duda de que, frente a un escenario de menor dinamismo de la economía, peor aún en periodos de recesión, las personas más vulnerables, más expuestas a perder sus puestos de trabajo, son aquellas que laboran en el sector informal. Mucho depende del Estado, de los gobiernos, generar las condiciones para incentivar la formalidad, reduciendo sobre costos laborales, por ejemplo. Llevamos años siendo considerados como uno de los países con mayor rigidez laboral, algo que probadamente limita la formalización de empresas.