Algunas marcas peruanas tienen grabadas en sus historias casos de éxito que inspiran a más de un emprendedor hoy en día. La mayoría de estas supieron sacar provecho de temas coyunturales o poner sus ojos en espacios que aún se encuentran desabastecidos en el mercado, logrando satisfacer una demanda o incluso crear una. Esto deja claro que no hay que ser un gran conocedor para llevar adelante un negocio con miras al crecimiento.
Algo parecido ocurrió con una marca que es bastante conocida en el mundo de los deportes. Se trata de Dunkelvolk, que hoy en día tiene más de una tienda en importantes centros comerciales, pero que en su momento fue un pequeño emprendimiento de un grupo de jóvenes.
¿Cómo nació Dunkelvolk?
Dieter Zúñiga, Facundo Gallo y Alejandro Sayán son los fundadores de esta importante marca. Su historia empieza cuando dos de ellos iban desde Ticlio hasta San Mateo usando patines, actividad que sigue siendo muy popular en la actualidad y que ha ganado muchos adeptos a la aventura.
Ambos notaron un problema: para realizar sus acrobacias requerían ropa cómoda que se ajustara a su ritmo. No lo pensaron dos veces y con la idea en mente enviaron a fabricar su primera prenda, que era precisamente un pantalón ancho con rodilleras debajo de la tela y que resultaba cómodo y más resistente de lo normal, siendo perfecto para el deporte que practicaban.
Pronto dieron un paso más, ya que enviaron su creación a Gamarra para hacer algunas réplicas. A esta aventura se sumaron otros jóvenes, como Dante Lázaro, Luis Eduardo Torres y Gerson Paredes. La prenda en cuestión fue un éxito a pequeña escala ya que lograron venderla a sus amigos más cercanos.
Tras esto y con una inversión de 4000 dólares nace Dunkelvolk en 1996, producto de la idea y necesidad de jóvenes deportistas.
Los peldaños al éxito
Para los emprendedores las buenas noticias no pararon de llegar ya que a poco de empezar el negocio agotaron su inventario y requirieron el apoyo de sus hermanos para aumentar la producción. Como un escalón más para la marca se empezó a producir otras prendas como polos, completando una línea dedicada a personas que practicaban el patinaje.
Ya en 1988 consiguieron forjar alianzas con equipos dedicados al deporte, logrando posicionar su marca como una de las favoritas.
El negocio que inició modestamente, ahora tenía sus prendas en grandes tiendas por departamento como Ripley, y lograron traspasar la frontera llegando en primera instancia hasta Venezuela, donde vendían sus productos en tiendas Beco.
Para el 2022 la mirada emprendedora de los dueños de Dunkelvolk seguía siendo igual de perspicaz como lo fue en el pasado y pronto notaron el rápido crecimiento en el surf, deporte en el que Perú empezaba a destacar en el mundo.
Por ello en 2007 crearon los Dunkelvolk Surfing Awards, ceremonia donde se homenajeaba a los mejores tablistas.
Incluso llegaron a auspiciar a Javier Swayne en 2003, campeón peruano en ese deporte acuático.
Más adelante abrieron su primera tienda en Larcomar, marcando un hito para la empresa que ahora estaba en uno de los centros comerciales más exclusivos de la capital. Con el paso de los años han logrado posicionarse como grandes referentes en el mercado de la ropa para deportes como el surf, skate y patinaje, compitiendo con negocios de la talla de Rip Curl o Quiksilver, pero con los colores patrios que llevan con orgullo.
Sus productos se venden en lugares tan lejanos como China, Austria, o Estados Unidos, pero manteniendo presencia en espacios como Costa Rica, Argentina y Venezuela. Según Informercado, la fábrica de Dunkelvolk tiene la capacidad para producir 200 mil unidades por mes y usan algodón orgánico peruano para las prendas. Su nombre, que significa Pueblo Oscuro y tiene origen alemán, sigue siendo un caso de éxito que permite a muchos soñar en grande.