Un brote de gripe aviar ha sido confirmado en una granja de gallinas ponedoras en el departamento de La Libertad, según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), con base en París. El Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) ha detallado que el brote ocurrió en la granja Santa María, localizada en Pacanguilla, Chepén, donde se ha establecido un estado de vigilancia intensiva en la zona.
El descubrimiento del virus se realizó tras el reporte de la muerte de 4.000 aves el pasado 12 de febrero, que, posteriormente, obligó a las autoridades competentes a activar todos los protocolos de emergencia.
Estos incluyeron la recolección de muestras para su análisis en laboratorios especializados, confirmándose la presencia de la influenza aviar tres días más tarde.
Por ahora, se ha impuesto una cuarentena en la granja afectada y se tuvo que proceder al sacrificio de un total de 27 mil aves para controlar la propagación del virus.
¿Por qué se tuvo que sacrificar a tantas aves?
La granja Santa María —ahora en cuarentena— es vigilada en 5 kilómetros a la redonda del foco para supervisar cualquier potencial expansión de la enfermedad. A su vez, esto incluye la inspección de aves tanto en granjas comerciales como en entornos domésticos, siendo estas últimas sometidas a análisis para descartar más casos de influenza aviar.
Asimismo, se han adoptado diversas precauciones como la eliminación de residuos, la limpieza profunda y desinfección de las instalaciones, además de la restricción de acceso a la granja, para mitigar el riesgo de contagio adicional.
En diálogo con La República, Daniel Alama, director ejecutivo de Senasa de La Libertad explicó que la erradicación inmediata de las aves fue una parte crítica del protocolo para asegurar que no hubiera una mayor propagación del patógeno, argumentando que estas acciones son fundamentales para salvaguardar tanto la economía local como la sanidad pública frente a este tipo de amenazas sanitarias.
¿La gripe aviar se puede transmitir a humanos?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus de la influenza aviar altamente patógeno —conocido principalmente por los subtipos H5 y H7 del tipo A— se identifica como la causa de una enfermedad severa en las aves, capaz de propagarse de manera rápida y provocar altas tasas de mortalidad en diversas especies.
Por ello, estos hallazgos indican la importancia de mantener medidas de bioseguridad e higiene cuando se está en contacto con aves, especialmente en zonas donde la presencia del virus ha sido confirmada.
Esto debido a que el virus posee la capacidad de infectar humanos bajo ciertas condiciones, como, por ejemplo, por contacto directo o indirecto con aves infectadas o con ambientes contaminados por sus excrementos.
Además, factores como el desplume, la manipulación de animales muertos y la preparación de estas aves para su consumo en el hogar incrementan el riesgo de contagio.
Los síntomas varían dependiendo de la cepa del virus; sin embargo, los más comunes incluyen: tos, diarrea, dificultad para respirar, fiebre superior a 38 grados, dolor de cabeza, malestar general, dolores musculares, secreción nasal y dolor de garganta.