El sismo de magnitud 5.4, con epicentro en Huaral, que se vivió el último jueves 15 de febrero ha dejado a la comunidad del Rímac en una precaria situación al provocar severos daños en las estructuras de muchas viviendas antiguas construidas de quincha y adobe. Estas condiciones han puesto en riesgo la seguridad de numerosas familias que residen en dichas casonas.
El temblor que sacudió Lima ha evidenciado la vulnerabilidad de estas edificaciones históricas, además de destacar la urgente necesidad de intervenciones para preservar el patrimonio arquitectónico y garantizar la seguridad de sus habitantes.
La combinación de materiales tradicionales como la quincha y el adobe, si bien forma parte del legado cultural de la zona, hoy plantea un serio desafío frente a la frecuencia y magnitud de los movimientos telúricos en la región.
Casonas del Rímac se encuentran al borde del colapso
En la cuadra 1 del jirón Serrucha, en el distrito del Rímac, se encuentran diferentes infraestructuras en riesgo de colapsar, una situación que pone en riesgo a las familias que las habitan. Según testimonios recogidos por Exitosa, la preocupación se ha convertido en una constante para quienes viven bajo la sombra de esta amenaza latente.
Diversos ciudadanos expresaron su temor y reconocieron el inminente riesgo que implica la ubicación geográfica de sus hogares. La preocupación no solo radica en el evento sísmico en sí, sino en las consecuencias que un movimiento telúrico de gran escala podría traer, tales como la destrucción de infraestructura, así como pérdidas humanas y materiales.
La inquietud domina en Lima, Perú, donde el temor a un desastre sísmico se hace sentir con intensidad entre sus habitantes. La posibilidad de un terremoto de gran magnitud ha generado una atmósfera de preocupación palpable, especialmente entre aquellos residentes de áreas consideradas como zonas de alto riesgo. Familias enteras enfrentan la incertidumbre, alertas ante el peligro que representa la actividad sísmica en una de las capitales más vulnerables de Sudamérica.
Vecinos exigen plan de respuesta de las autoridades luego del temblor
De acuerdo a Rocío Villanueva, vecina cuya pared de su casa se vino abajo luego del temblor, el alcalde del Rímac, Néstor de la Rosa, se hizo presente en el lugar; sin embargo, les habría informado que no se puede actuar aún mientras la infraestructura siga en pie, razón por lo que tendría que esperar que todo se derrumbe.
“Dijo que ahí recién él podía actuar, que no podía poner en riesgo a las personas que iban a entrar el trabajo Eso fue lo que dijo, pero yo digo qué voy a esperar acá un año para que todo se caiga. No tenfo agua, no tengo servicios y vivo con un niño”, lamentó la vecina.
Finalmente, se dirigió a la ciudadanía a fin de solicitar apoyo en este momento de dificultad, así como el retiro del desmonte de la pared que se cayó posterior al movimiento telúrico que tuvo su epicentro en Lima.
“Requiero que me ponga las vigas acá, en la casa de mi papá de acá de la Colina, porque esto es una sola casa. Y las vigas están también para caerse en cualquier momento, también se puede caer, puede haber una desgracia y sí porque ahí estamos con mi papá, que tiene 96 años y no camina, también hay un niño. Cualquier ayuda podrá ser informada al número de teléfono 977 812 183”, detalló.
La comunidad del Rímac ahora enfrenta el desafío de rehabilitar y reforzar estas estructuras sin comprometer su valor histórico y cultural. La respuesta a esta emergencia requerirá la cooperación de autoridades locales, expertos en conservación y la participación ciudadana para implementar soluciones que aseguren tanto la protección del patrimonio como la seguridad de las personas.