En entrevista con Infobae Perú, el exministro de Economía, Luis Miguel Castilla, destaca al recién estrenado titular del MEF, José Arista, y anticipa los retos prioritarios que deberá enfrentar para lograr la reactivación económica. Afirma que la nueva cabeza del MEF debe tener una mayor firmeza al interior del gabinete de Alberto Otárola para recobrar la credibilidad de la cartera luego de los incumplimientos fiscales acontecidos en la gestión de Alex Contreras.
-¿Cómo ve la asunción de José Arista al mando del Ministerio de Economía? ¿Lo conoce?
Lo conozco bastante bien porque lo reemplacé como viceministro de Hacienda durante el segundo gobierno del presidente Alan García. Tiene mucha experiencia en el sector público, ha desempeñado varios cargos, conoce el MEF muy bien y tiene una experiencia a nivel regional. Fue gobernador de Amazonas y creo que es una persona que puede traer un nuevo impulso y más efectividad a la gestión del MEF, la cual está muy venida a menos con la gestión de (Alex) Contreras.
Igual es un gobierno débil que depende del Congreso, cuya agenda legislativa es bastante populista. Fácil no la va a tener, pero creo que experiencia sí tiene para llevar una gestión adecuada.
-Alex Contreras en su salida dijo que dejaba a la economía peruana en recuperación, ¿coincide en ese punto o José Arista debe empezar desde cero?
La coyuntura es hoy un poco mejor que hace unos meses porque El Niño global es muy débil— eso le da un respiro a la economía—, la inflación ha bajado, lo que da un respiro a la capacidad adquisitiva de los consumidores; pero creo que decir que estamos en una recuperación cuando lo que estamos viendo es quizá una recuperación de corte estadístico, tras compararlo con un período bastante malo a fines del año pasado. Se necesitan al menos consolidar un par de trimestres de crecimiento firme para hablar de una recuperación sólida.
-¿Cuáles son los retos prioritarios de José Arista para cambiar de timón no solo el devenir de la economía, sino también la recuperación de la credibilidad del MEF?
Lo que dices es clave porque la credibilidad es lo que más ha sufrido la última gestión. El MEF no es el de hace unos años, y también se refleja la debilidad política del gobierno al no contar con una bancada en el Congreso. Los retos son recuperar la confianza y recobrar el liderazgo. Para ello se tiene que asegurar el cumplimiento de las reglas fiscales que se han incumplido por cuatro décimas (en 2023).
Para este año, la regla del déficit fiscal es mucho más exigente: 2% del PBI, ahora tienen que reducir en ocho décimas de punto porcentual de PBI. Eso implica que la economía debería crecer 4% para lograr cumplir esa meta. Es un reto fundamental en el corto plazo.
-Alex Contreras mantuvo la proyección del PBI en 3% para este 2024. Algunas entidades ponen por debajo esta previsión optimista. ¿Al nuevo ministro le alcanza el tiempo para recalcular las proyecciones?
Contreras había ofrecido publicar los estimados oficiales ahora en febrero, eso va a depender de lo que decida la nueva gestión del MEF. Como están las cosas yo creo que el consenso actual es un crecimiento en torno al 2%, y dado que han habido mejores noticias de la inflación, la reducción de la tasa de interés, el hecho de que el mundo no anticipa ninguna crisis mayor, un segundo año de gestión a nivel de los gobiernos locales y regionales, donde habrá mayor capacidad de gasto; entonces creo que puede haber la posibilidad del incremento de la previsión de 2% a 2,5%. Es factible, pero hay factores que no solamente dependen del MEF.
Tenemos una crisis de seguridad muy compleja, que, empaña la posibilidad de retomar la confianza y el optimismo. Estamos ante una crisis institucional en Poder Judicial y Fiscalía. Tenemos un Congreso que es ultra populista, entonces hay factores que el MEF no controla y van a impedir que haya una mayor recuperación de las expectativas que son claves para tener mejor desempeño, porque yo creo que abre un un respiro. Cumplir el 3% del estimado oficial va a ser una meta bastante insuficiente. Debemos crecer mucho más y eso va a depender de la puesta en marcha de algunos proyectos parados especialmente en el sector minero.
-En el 2023 se agravó la desconfianza empresarial, ¿qué necesita José Arista para revertir ello?
Lo principal son los resultados. Las medidas que impulse deben tener efectividad en un plazo no muy largo, cosa que en toda la gestión anterior había mucho eslogan, pero finalmente había una ausencia de resultados. Si él logra destrabar algunos proyectos importantes en el país y una mayor consistencia al interior del gabinete, lo que supone un respaldo total de la presidenta y el premier, y logra hacer valer la opinión técnica del MEF para frenar una serie de proyectos de ley de corte populista en el Congreso y a su vez logra racionalizar las medidas unilaterales del Alcalde de Lima; creo que todo esto podría hacer que el MEF retome el espacio que tiene y ser un Ministerio que marque la agenda.
Esto sin duda afectaría positivamente las expectativas empresariales que hemos visto que son muy susceptibles a este tipo de acontecimientos. Yo tengo un optimismo cauto, pero creo que podríamos esperar una fase de recuperación y una gestión que refresque y oxigene al Gobierno.
-¿Qué papel juega Arista en la reestructuración de Petroperú y en qué debe consistir el apoyo financiero a la petrolera estatal?
El reto de la reestructuración de Petroperú es una contingencia muy grande. Yo celebro el cambio del Ministerio de Energía y Minas. Creo que puede haber un saneamiento para enfrentar los pasivos que tiene. Cualquier ingreso de recursos adicionales a la empresa, bien sea capitalización o garantías que le permita cubrir lo pasivos, requiere de una situación firme. Un primer paso sería presentar un proyecto de ley con carácter de urgencia para retornar a Petroperú al ámbito del Fonafe.
Petroperú ha rehuido siempre estar ahí. Fonafe es un holding de empresas públicas que dependen del Ministerio de Economía y Finanzas donde se establecen controles mayores. Si eso se logra sería un paso muy concreto y a su vez, se acortarían los riesgos adicionales que la empresa vaya a tomar.
Es clave que haya un cambio total de las administración de la empresa y probablemente esto lo veamos y con la entrada de un nuevo ministro de Energía y minas, que es una persona con mucho respeto a nivel del sector minero, tiene experiencia en el Ministerio y creo que cortar esta cuestión de juez y parte, en el caso de tener como presidente de Petroperú a un ministro que es un sindicalista sin licencia, le hacía flaco favor a las empresas
-¿Qué perfil debe tener Arista respecto a la reforma de pensiones y los proyectos de retiros AFP? Contreras se había mostrado abierto siempre y cuando sea acotado.
Es una reforma muy importante y han habido algunos aspectos rescatables en las propuestas de Congreso. Pero creo que estas iniciativas, incluida la del propio Gobierno, deben mostrar cuáles serían los costos fiscales de las pensiones mínimas, que muestran los estudios actuariales. Es importante frenar esta sangría de nuevos retiros (AFP) que el Congreso los impulsa por una agenda 100% populista.
Ahí el Gobierno ha tenido la capacidad parcial de frenarlo. Esperemos que el nuevo ministro tenga esa capacidad porque estamos hablando de retiros y una reforma vacía de contenido. Hay que asegurar que se cumpla el objetivo que es lograr mayor acceso y mayores pensiones a futuro. Entonces una posición firme y clara del nuevo ministro de Economía sería importante para retomar un debate que quedó trunco pero que es necesario hacerlo y así cortar este tema de la esfera política y brindar una solución técnica a un problema real.
-Es una de las condiciones que también pide la OCDE
Hay una agenda muy grande que tiene el ministro, que es el cumplimiento de los compromisos del MEF para que el Perú pueda adherirse a la OCDE. Tener un sistema de seguridad social que sea sostenible y robusto. Eso también pasa por proyectos de reformas en el ámbito laboral, cosa que ha sido muy difícil impulsar por la contingencia política.
Anteriormente hubo demasiada retórica, y ahora hay una oportunidad de zanjarlo y empezar de nuevo en una gestión, que ojalá, le vaya bien.