El exdictador Alberto Fujimori, excarcelado en diciembre pasado pese a una orden contraria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), ingresó este jueves al área de emergencia de la clínica Internacional, donde permaneció por cerca tres horas. Luego de ser dado de alta, el octogenario se retiró sonriente y caminando sin ayuda, aunque con la sonda nasal.
Según un despacho difundido por Canal N, Fujimori presentó mareos y se desvaneció debido a “una hipotensión muy pronunciada por varios males” que padece: fue operado en seis ocasiones de una dolencia precancerígena en la lengua, conocida como leucoplasia, y también afrontó problemas estomacales, vasculares, de presión arterial y pulmonares.
“Esta semana he estado de malas. [...] A veces uno se desestabiliza, pero hay que recuperarse rápidamente. Quiero agradecer las muestras de saludo de mis seguidores de todo el Perú”, dijo antes de indicar que se encuentra “muy alejado de la política y concentrado” en su salud.
El exautócrata evitó referirse de esa manera a las declaraciones del colaborador eficaz Jaime Villanueva, quien delató a su hija en unas declaraciones brindadas al Ministerio Público. “Me abstengo de opiniones. Ya me he olvidado [de la política]”, ironizó.
Tampoco hizo mención a la respuesta pendiente que tiene el Ejecutivo a la Corte IDH por declarar al Perú en desacato al conceder su liberación, aun cuando cumplía una pena de 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad. “Voy a esperar”, señaló.
Cuando la periodista le requirió un mensaje para la administración de Dina Boluarte, Fujimori se limitó desearle “los mejores resultados”. Posteriormente, un grupo de partidarios lo abordó mientras entraba a su auto, en el que se retiró con dirección a la residencia de la lideresa de Fuerza Popular, donde vive desde que dejó la prisión.
El mes pasado, cuando un juzgado rechazó dictarle detención domiciliaria mientras es procesado por la matanza de seis personas en Pativilca en 1992 ―y, en su lugar, le impuso nueve meses de impedimento de salida del país―, el octogenario indicó que “puede morir en forma súbita”.
“Sí, señor magistrado, paro cardiorrespiratorio. Me han hecho la prueba y estoy sujeto a eso. ‘Fujimori puede morirse en forma súbita’. Pero, claro, se dice clínicamente estable. Estable estoy en estos momentos: no tengo arritmia, no me falta oxígeno porque estoy oxigenado. Estoy clínicamente estable, pero eso no quiere decir que no sufro graves enfermedades”, dijo.
Dado que Fujimori tiene 85 años, la Fiscalía consideró que lo más “acorde con la situación” es su arresto domiciliario para evitar “el peligro de fuga”, porque no existe información sobre el arraigo domiciliario, laboral ni la titularidad de bienes del acusado.
En respuesta, el abogado del exdictador, Elio Riera, pidió la improcedencia del pedido fiscal. Aseguró que su patrocinado sí tiene arraigo domiciliario en la casa de su hija, dijo que existen fotos con sus nietas e hijos que prueban su arraigo familiar y el contrato con una editorial con la que “ha trabajado en sus memorias”, además de una pensión como exrector de una universidad, como prueba de arraigo laboral.
“Nos encontramos ante un pedido que tiene que ser declarado improcedente”, consideró. Por este caso, el exasesor Vladimiro Montesinos, el “hombre fuerte” del régimen fujimorista, aceptó la acusación por los delitos de homicidio, asesinato y desaparición forzada.
Otros implicados en el proceso son el exjefe de las Fuerzas Armadas, Nicolás Hermoza Ríos, el exgeneral Luis Pérez Documet, y los miembros del grupo Colina, un destacamento militar supuestamente encargado de aniquilar a presuntos terroristas, ejecutar masacres y participar en los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer.