En julio de 2021, casi ocho meses antes de que dejara la jefatura de Estado de Chile, el expresidente Sebastián Piñera (1949-2024) arribó al Perú para acudir a la investidura del entonces gobernante entrante, Pedro Castillo. Fue el último viaje a territorio nacional que hizo el exmandatario chileno, fallecido este martes en un accidente de helicóptero en el que otras tres personas resultaron heridas.
Piñera y su delegación fueron recibidos en el Grupo Aéreo N.º 8, en Lima, después de que arribara el rey Felipe VI de España, el expresidente ecuatoriano Guillermo Lasso y el vicepresidente de Paraguay, Hugo Velázquez. Posteriormente, sostuvo una cita con Castillo, quien había ganado los comicios por solo unos 44.000 votos frente a la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori.
“Hemos tenido una muy buena reunión. Perú y Chile tenemos una historia en común, tenemos desafíos en común, pero lo más importante, tenemos un futuro a construir juntos. Hemos conversado de cómo lograr que las relaciones [bilaterales] puedan llegar a su máxima expresión y que podamos escribir las mejores páginas de colaboración”, declaró Piñera después de ese encuentro.
El expresidente chileno acudió al primer mensaje a la nación de Castillo, donde anunció que buscaría una reforma de la Constitución que permita un referéndum y una asamblea constituyente para reescribir la Carta Magna, vigente desde 1993.
El líder izquierdista también lo invitó a la Pampa de Ayacucho, donde juramentó de manera simbólica a la mañana siguiente de su investidura. En ese santuario histórico, que entonces se copó de bailes, música andina y banderas blanquirrojas, se desarrolló una batalla que selló la independencia de Perú y de gran parte de América Latina, hace dos siglos.
“El presidente nos ha invitado a acompañarlo y hemos aceptado. Quiero felicitar a este maravillo país que cumple 200 años de vida independiente. Por su puesto que fueron 200 años llenos de logros, pero lo más importante [...] son los 200 años que están por venir. Por eso conversaba con el presidente Castillo la importancia de la educación, salud, trabajo, de dar oportunidades para que el pueblo peruano y chileno puedan desarrollarse”, dijo.
Piñera, quien ocupó el sillón presidencial en dos ocasiones y en marzo de 2022 traspasó el mando a Gabriel Boric, opinó entonces sobre la propuesta de Castillo de impulsar una nueva Constitución, una “decisión” que —dijo— correspondía únicamente “al pueblo peruano”.
“Creo mucho en respetar las decisiones que se toman democráticamente en los países, por lo tanto, seguimos con mucha atención y con mucho cariño, la evolución. Y le hemos deseado al presidente Castillo la mejor de las suertes porque si le va bien, le va bien al Perú. Y si le va bien al Perú, nos va bien a todos”, remarcó en lo que fue un primer espaldarazo al maestro rural que había llegado al poder contra todo pronóstico.
Un año y cinco meses después, Castillo sería detenido y destituido al orquestar un autogolpe de Estado. Con un temblor evidente en sus manos, dictó disolver temporalmente el Congreso, instaurar un Gobierno de emergencia nacional y convocar a elecciones inmediatas.
También ordenó un toque de queda a nivel nacional y la reorganización del sistema de judicial, el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia (JNJ) y el Tribunal Constitucional (TC). A la fecha, permanece recluido en el penal de Barbadillo por cargos de rebelión y corrupción.
Piñera pilotaba un helicóptero sobre el Lago Rengo, en el sur de Chile, cuando el aparato capotó. El exmandatario quedó atrapado por el cinturón de seguridad y se hundió en el lago, de donde los servicios de seguridad y emergencia tratan ahora de sacar su cuerpo. Había nacido el 1 de diciembre de 1949, en Santiago, era padre de cuatro hijos, fue militante del Partido Demócrata Cristiano (DC), sirvió como embajador en Bélgica y ante la ONU en el Gobierno de Eduardo Frei Montalva.