Desde siempre, el ser humano ha elevado la vista al cielo tratando de imaginar cómo luce el universo más allá de las fronteras terrestres. Con el avance de las tecnologías el hombre pudo embarcarse en una carrera espacial sin precedentes, dando como resultado nuevos conocimientos acerca de este inhóspito lugar que hoy en día ya no es visto como un lejano sueño, sino como una posibilidad para mejorar ciertos aspectos de la vida cotidiana en la tierra.
Lo cierto es que pensar en cómo cambiar algunas áreas de la vida en el futuro echando mano de lo que se puede encontrar o desarrollar en el espacio es algo en lo que ya se viene trabajando. Muchos hombres y mujeres ponen a disposición su talento e ideas para este fin.
Uno de ellos lleva el orgullo de ser peruano y se llama Gustavo Jamanca-Lino, Ingeniero ISRU en la Canadian Space Mining Corporation (CSMC) o Corporación Canadiense de Minería Espacial, quien destaca por su gran pasión y las ganas de salir adelante que lo han llevado a mirar más allá de las estrellas y encontrar allí su propio camino.
Gustavo nació y creció en Huacho, donde descubrió desde muy joven que parte de su pasión era explorar todo tipo de cosas que estuviesen fuera de lo común. Impulsado por el ambiente académico en el que fue criado y una particular fascinación por los dibujos animados, el resultado pronto se hizo notar.
“Si haces el plus entre héroe, exploración y también la formación cristiana que he tenido, que es como de trascender, de hacer algo hacia los demás, creo que tienes una buena visión. Tienes una buena mezcla de todo esto”, explicó.
Con esto en mente, nuestro compatriota no perdió un segundo cuando de seguir educándose se trataba. Proveniente de un colegio no escolarizado logró ingresar a la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión con tan solo 14 años. A los 19 ya había culminado su carrera de ingeniería metalúrgica y la vida parecía bastante confortable, pese a ello, Gustavo siempre sintió que sus anhelos estaban más allá de lo que ya había conseguido.
“He hecho una carrera bastante acelerada. Desde los diecinueve años ya estaba metido en la industria minera. Creo que al inicio fue bastante bonito y desafiante, pero llegó un momento en el cual me di cuenta que no era exactamente lo que yo quería. Independientemente de la empresa o de la industria, de las posiciones que estaba ocupando, había algo más que yo buscaba, pero no sabía exactamente qué o cómo”, precisa en entrevista con Infobae Perú.
Posterior a ello, hubo dos momentos que marcaron profundamente en la vida de Gustavo. El primero, un taller de astrofotografía que se llevó a cabo en Huaraz, lugar que según indica es preciso para ver estrellas; y el segundo, un evento de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Con 29 años y un trabajo estable en una de las empresas de minería más reconocidas del Perú, el ingeniero renunció, dejando todo para embarcarse en curso de verano de la Universidad Internacional Espacial en Estrasburgo, en Francia, donde tuvo la oportunidad de estar rodeado de personas pertenecientes a la NASA, como el astronauta Buzz Aldrin, segundo hombre en poner su huella en la luna.
“Fue una experiencia muy bonita, de hecho, estuve dos meses ahí [...] luego regreso a Perú y empiezo a organizar algunos eventos de divulgación científica. Tengo un telescopio en casa y lo saqué un poco a mi ciudad para que las personas puedan apreciar y conectarse con el tema espacial, compartirles un poco de mi inspiración, y dentro de eso se empiezan a aperturar las oportunidades de investigación fuera del país”, sostuvo Jamanca, a quien las puertas se le abrieron de par en par pese a la apuesta arriesgada que fue dejar la estabilidad que había conseguido a puertas de cumplir 30 años.
Tras algún tiempo, una de las ideas que planteó en temas espaciales logró llegar hasta Suiza y ser incluida en la misión Asclepios, patrocinada por la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), de Suiza. Aunque la pandemia impidió el viaje que debía hacer para llevar a cabo su experimento, este se realizó de todos modos y los resultados fueron presentados en Dubái, en un congreso científico virtual.
Pero, ¿de qué trataba esta idea que le dio a Gustavo un impulso para los siguientes pasos en su carrera? Él lo explica de la siguiente manera:
“Marte es un lugar inhóspito y con un suelo tóxico, y el proyecto que diseñamos era para ver qué tanto se puede limpiar ese suelo de ciertos elementos. La idea está aplicada a lo que podríamos usar en agricultura, pero en el espacio [...] tomamos una muestra para tratar de acercarnos a la calidad del suelo en Marte, que es imposible hacerlo de manera exacta porque no hay ninguna misión que haya traído muestras aquí. Lo que hicimos fue ir al desierto de Pampa de la Joya, en Arequipa, ya que es un lugar donde se han hecho algunos estudios ya que hay similitudes con Marte, principalmente por la aridez del lugar [...] los experimentos se hicieron con suelo peruano”, manifestó.
Quiso el destino que a la par con esta experiencia, nuestro compatriota volviera a una de las universidades donde ya había estudiado en el extranjero, pero esta vez como parte del staff. Asimismo, postuló a la Colorado School of Mines en Estados Unidos para una maestría en recursos espaciales, y realizó un viaje a Hawaii para un entrenamiento cerca de una importante base de simulación conocida como HI-SEAS (Hawaii Space Exploration Analog and Simulation).
“Es un entrenamiento de aislamiento donde simulas qué es lo que podría pasar a futuro si tú estuvieras en un lugar aislado como se espera estar en otro planeta [...] tomé algunas muestras de roca del lugar, porque está al pie del volcán Mauna Loa. Marte tiene muchas de estas condiciones volcánicas en sí”, aseguró.
El viaje de Gustavo Jamanca desde su carrera de ingeniería metalúrgica al ejercicio de la minería espacial fue uno de introspección y búsqueda de propósito, pero también de brindar un aporte en mejorar las condiciones de vida en la tierra con una mirada puesta en el espacio exterior. Así, ingresó a trabajar en la Canadian Space Mining Corporation (CSMC), que a su vez trabaja para la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
“Ellos están muy enfocados en llevar el tema aeroespacial de minería, geología, energía y salud, y usar esta tecnología para las necesidades que se tienen actualmente [...] también hay proyectos relacionados, por ejemplo, con energía nuclear en la luna, y también con el monitoreo y la construcción de hospitales a nivel remoto”, explicó.
Vale mencionar que en este proceso Gustavo fue parte de la presentación de un proyecto que buscaba producir metales en la Luna usando un reactor. Este concurso, llamado Challenge Big Idea, fue organizado por la NASA y resultó finalista en la categoría de mejor demostración, brindándole la oportunidad de hacer una visita técnica a sus instalaciones, todo un sueño hecho realidad considerando que su pasión lo ha llevado muchas veces lejos de su natal Huacho, pero más cerca de lo sueños que albergó alguna vez y que se hicieron realidad poco a poco.
La visión del ingeniero peruano ha cambiado gracias a sus acercamientos con todas las posibilidades que ofrece el espacio; así, considera que la vida en la tierra puede encontrar serias mejoras gracias a las investigaciones en dicha materia.
“El ser humano o la industria a nivel mundial avanza con que tú mejores los materiales que tienes. En la tierra ya conocemos algunos como el bronce, cobre o hierro, pero tenemos limitaciones, por ejemplo, la gravedad o la atmósfera; pero en el espacio podemos construir estos materiales y hacer cosas que no podrían hacerse en la tierra. Por ejemplo, podemos construir fibras ópticas que tengan más de cien veces la eficiencia normal [...] hay proyectos para hacer impresiones de retinas en el espacio [...] allí no tienes el peso de la tierra, la solidificación es muy lenta, puedes hacer cosas más precisas, hay oportunidades de investigar mucho más las condiciones en el espacio [...] dependemos del espacio para muchas cosas”, detalló.
Por supuesto, también agregó que hay algunas limitaciones, y para llevar a cabo estas ideas es necesario primero reducir los costos de un viaje hacia lugares como la luna.
“Existe un material llamado Helio 3 que podría cubrir la demanda energética de la tierra con muy poca cantidad y está en la luna [...] pero lo primero es llegar y hacer una base, establecer una comunicación que va a abrir una era comercial espacial entre la tierra, la luna y la órbita que está en medio”, dijo con gran entusiasmo Jamanca durante la entrevista.
Gustavo puntualizó que, aunque en un inicio no tenía conocimiento de que existía la especialidad de minería espacial y que estaba interesado en primera instancia en la astronomía, actualmente se siente satisfecho de tener aportes tangibles para la humanidad.
“El tema de minería espacial ofrece una gama de oportunidades de hacer algo que puedes ver en 20, 30 o 50 años, y que va a permitir, más allá del tema económico, que la humanidad dé un paso más”, resaltó.
Antes culminar evocó con nostalgia épocas pasadas y aseguró que hallar su camino es algo que surgió de la gran pasión que tiene. Un dato no menor es que muchas veces, pese a los logros alcanzados, se ha sentido agobiado por el conocido síndrome del impostor, sin embargo, ha logrado superarlo poco a poco. Finalmente, reflexiona sobre su vida y carrera a los 34 años que hoy ostenta.
“Creo que va a quedar en uno que puedas usar las oportunidades que tienes para sacar el máximo provecho y esforzarte [...] la única forma de hacer algo muy bien es cuando algo realmente te apasiona. Cuando algo te gusta es disciplina y motivación, pero cuando se acaba la motivación, queda la disciplina y sigues en esa carrera”, complementó.