La operación para extraer piel de un cadáver peruano y tratar las quemaduras de tercer grado en dos niños de cuatro y cinco años ha sido considerada un hito médico. Este procedimiento brindó una nueva oportunidad de recuperación a los menores, que sufrieron heridas críticas debido a un accidente con agua caliente, marcando un avance significativo en su proceso de curación.
Este procedimiento, realizado por primera vez en nuestro país, se elaboró con especialistas del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) de San Borja; quienes, gracias a la donación de este órgano (epidermis) de un pariente fallecido, lograron colocar un apósito biológico a estos menores, quienes terminaron afectados en más del 50% de sus diminutos cuerpos.
Dada la gravedad de sus quemaduras, tuvieron que ser trasladados en 2023 a Lima (provenientes de Junín y Cajamarca) para recibir tratamiento especializado, pero esta vez no con piel de porcino ni piel traída desde Estados Unidos como usualmente se trataba, sino de un paciente fallecido en nuestro país.
El primer donante de piel humana en Perú
La donación de piel de un paciente muerto ha sido inmensamente agradecida por los familiares de los niños quemados, acción que ha sido aplaudida por los especialistas del INSN de San Borja, institución que busca promover en nuestro país la donación de este órgano y eliminar los miedos y dudas que surgen alrededor.
En diálogo con la agencia Andina, la doctora Leyla Meléndez Álvarez, coordinadora técnica del Banco de Tejidos del INSN-San Borja, saludó el gesto noble de la familia del paciente fallecido y resaltó que un equipo de médicos se haya encargado de la extracción de este órgano de manera exitosa.
“El tejido humano donado servirá para tratar a niños que tengan quemaduras extensas. Este apósito biológico es solo es temporal, ya que nos da un tiempo valioso para que mejoren sus defensas, su hidratación y esté en mejores condiciones para un procedimiento reconstructivo definitivo”, precisó.
¿Cómo se prepara la piel donada para los pacientes quemados?
De acuerdo con la Dra. Meléndez, para que una familia done la piel de su pariente muerto, debe tener en cuenta que este debe ser mayor de 18 años y menor de 65. Asimismo, no debe presentar lesiones en la piel como escoriaciones ni llagas; tampoco debió tener enfermedad oncológica en vida.
Es fundamental que la extracción de este órgano debe realizarse dentro de las 24 horas posteriores al fallecimiento de la persona, caso contrario será descartado. Asimismo, el tejido obtenido debe ser preservado a 4°C hasta su procesamiento.
Antes de ser usado, el apósito biológico debe pasar por un proceso de glicelorado e irradiación, es decir, debe ser sumergido en químicos especiales para eliminar bacterias o elementos infecciosos. Seguidamente pasa por una exposición de radiación gamma, con la finalidad de obtener un producto esteril y listo para ser implantado.
“Nuestro objetivo es entregar una piel en condiciones estándares adecuadas con estudios microbiológicos y de histocompatibilidad, lo que garantiza su esterilidad y utilidad para el buen uso en el paciente”, agregó la especialista.
Cabe mencionar que la piel donada tiene todo un proceso de extracción, siendo la espalda y los muslos las únicas partes del cuerpo donde se realiza el corte. El cadáver no experimenta ningún cambio en su aspecto tras el procedimiento, ya que solo se requieren lonjas de aproximadamente 1 milímetro de espesor de las áreas referidas.
“Al ser grande la superficie corporal de un adulto, que en promedio mide 1.60 metros, se estaría ayudando a niños quemados de 1, 2 o hasta 4 años que presenten lesiones que abarquen una gran parte de su cuerpo”, remarcó la Dra. Meléndez.
Faltan donantes de piel
Según detalla la agencia Andina, cada año el INSN San Borja recibe entre 300 a 400 niños con quemaduras y de este total, cerca del 80% requiere de apósitos biológicos por presentar quemaduras graves y muy graves.
En más del 60% de los casos, las quemaduras son producidas por liquidos calientes, el porcentaje restante resulta por manipular pirotécnicos o productos inflamables.