Llora Panamá al igual que Chiclayo. Lugares que se unen por un lazo de luto debido a la irreparable pérdida de Luis Tejada, aquel ‘9′ panameño simpático y carismático que se hizo de un nombre en el Perú por su frecuencia goleadora vistiendo la camisetas de Juan Aurich, Universitario de Deportes, Universidad César Vallejo, Sport Boys y Pirata FC. Sus festivas celebraciones cada vez que rompía las redes, con su diente de oro captando el enfoque de las cámaras, siguen grabadas en la memoria de todos los seguidores del balompié inca.
Quién iba a pensar que un centroamericano, de carrera regular a nivel de clubes pero con impronta distinta en su paso por la selección de Panamá, iba a conquistar los corazones de los peruanos de a pie. No podía saber el ‘Pana’ que aquel movimiento al Juan Aurich, que en un principio quiso eludir por la rareza del proyecto, sería el inicio de una extraordinaria aventura que acabaría en una histórica consagración levantando el título de campeón en el Torneo Descentralizado 2011 al igual que los galardones de índole personal más importantes.
Tejada, finalmente, se sentía tan afortunado de haber aterrizado en Chiclayo que ya sabía que era uno más. Era abrigado, absolutamente, por el calor amistoso de sus habitantes. En sus fueros internos, presumiblemente, pensaba que se había constituido como un ídolo local, pero aun así mantuvo su perfil humilde, agradable y cercano. Por su buen hacer e imponentes cifras anotadoras, decidió moverse de casa para asumir retos más ambiciosos en México fichando por Toluca y Veracruz. Al tiempo, retornó a Perú para seguir mostrando su mejor versión, aunque defendiendo el escudo de la UCV.
Decisión totalmente acertada, pues aquí encontró un nuevo envión que le permitió ubicar su carrera en un techo alto. En su pasada por el Mansiche no tardó en dejar buena muestra de su calidad goleadora, lo que le valió un nuevo retorno a Aurich. A veces dicen que las segundas historias no son las mejores, pero con ‘Diente de Oro’ hubo una excepción a la regla. Consumó su identificación chiclayana, en su nuevo periodo, con 39 goles en 58 partidos. Si contamos todos los apartados estadísticos goleadores, Tejada se encumbró con 86 dianas representando al ‘Ciclón del Norte’. Verdadero ‘killer’ prodigioso.
Si bien su corazón estaba identificado por Juan Aurich, optó por darle un sentido más con la ‘U’. Su transitoria identificación surgió nada más al unirse a Universitario de Deportes, club que lo cautivó desde el primer instante por la conexión con su fervorosa afición. Como en todos los procesos nacionales, el ‘Matador’ sacó lo mejor de su repertorio posicionándose como el delantero implacable que se necesitaba en Ate. No obstante, la despedida llegó muy rápido. Luis entendió la posición y reconociendo que todavía contaba con el necesario talento ofensivo viró hacia un lugar tan divertido y variopinto como su personalidad. Casualidades del destino. Asentado en el Callao se unió a Sport Boys para que los goles se le cayeran de los bolsillos y así llegara en pleno estado de forma a una histórica Copa del Mundo 2018. Sí, contará la leyenda que el último futbolista del Boys en disputar un Mundial fue Tejada. Vaya honor.
Su calidad aún podía resolver partidos, pero ya estaba perdiendo la fuerza necesaria para mantenerse en el profesionalismo de Perú. Aceptó un último reto acoplándose al Pirata FC, pero su estadía fue tan corta como su producción goleadora. Marcharse dejando un buen recuerdo era la mejor opción. Lo comprendió. Y así, entrando al 2020, se fue para siempre de su segundo país, ese que lo adoptó hace más de una década, para quemar sus últimos cartuchos en su amada Panamá.
Hombre genuino. Futbolista íntegro. Embajador panameño en Perú. Goleador nato del último tiempo en nuestra liga. Emblema del Aurich. Ídolo de Chiclayo. Líder y leyenda. Te marchaste demasiado pronto, dejando un inmenso dolor y vacío entre todos aquellos que crecimos viendo tus exhibiciones en distintos planos. Ojalá todos aquellos que te sucedan en esta tierra puedan asomarse a lo que hiciste, aunque, valgan verdades, dejaste la valla demasiado alta, ‘Pana’ querido. Hasta entonces seguiremos recordando tu fabuloso legado. Con una sonrisa como siempre lo hacías. Descansa en paz.