El eco de los aplausos y el susurro de las confidencias aún resuenan en la memoria colectiva de Comas, donde el cine Túpac Amaru, una vez epicentro del esplendor cultural en el distrito, se ha convertido en un tesoro de la nostalgia. Este rincón, que trascendió su rol como una sala de cine para erigirse como escenario de encuentros y vivencias compartidas, fue el hogar de incontables estrenos que congregaban a multitudes expectantes en Lima Norte.
Con el cierre de sus puertas, no solo desapareció un espacio de arte y entretenimiento, sino un pedazo de la identidad local. Aunque las luces se apagaron y el telón cayó, el legado del cine Túpac Amaru perdura en las anécdotas y en el cariño de aquellos que vivieron su magia, manteniéndolo como símbolo inmortal de una época dorada del cine en las tierras peruanas.
¿Cómo nacieron los cines en Lima?
El investigador Gianmarco Silva Tezén nos transporta al pasado con su trabajo “Cine Túpac Amaru 2021: Emociones que sobreviven a la arquitectura”, donde revela los primeros capítulos de la historia del cine en Lima. Al comienzo, cualquier lugar era bueno para reunirse a ver películas, y estos espacios improvisados conseguían atraer a grandes grupos de personas, sedientas de entretenimiento y cultura compartida. Eventualmente, los teatros se adaptaron para este fin, debido a su similitud estructural y funcional con las salas de cine.
A medida que el amor por el cine creció, la necesidad de salas especializadas se hizo evidente, lo que llevó a la creación de cines diseñados específicamente para mejorar la experiencia cinematográfica. El Cine Metro, inaugurado en 1930, marcó el comienzo de la propagación de estas salas a lo largo de la ciudad. Conforme Lima se expandía ante la llegada de nuevos habitantes desde áreas rurales, se creó una red de cines que iba desde las grandes salas preparadas para estrenos hasta los cines comunitarios de barrio, reflejando la gran diversidad y el crecimiento urbano de la capital.
¿Cuál es el origen de este emblemático lugar?
La expansión del distrito de Comas en la zona norte de Lima trajo consigo la apertura de cines de barrio en 1969. Uno de los más concurridos fue el cine Túpac Amaru, ubicado cerca del cruce de las avenidas Túpac Amaru y Víctor Andrés Belaúnde. Dicho lugar se convirtió en un punto de encuentro vital para la comunidad y un emblema cultural en la Lima de los años 80, con sus dos salas que ofrecían desde estrenos con subtítulos en español hasta sesiones para adultos.
Más que un cine, el Túpac Amaru fue un epicentro social: según el historiador Santiago Tácunan, allí se organizaron importantes asambleas vecinales, incluido el Gran Paro Nacional de 1977, un evento de protesta que marcó la historia local y que es recordado con una estatua en la cercana avenida del mismo nombre.
Adicionalmente, el cine Túpac Amaru albergó espectáculos teatrales, conciertos de artistas nacionales e internacionales, y concursos de baile, demostrando su versatilidad como un espacio de encuentro y cultura. A pesar de que el auge del cine ya pasó, y lo que antes era un bullicioso centro de entretenimiento se ha transformado en tiendas comerciales, aún perdura el recuerdo de su icónico logo y la estructura de su taquilla, testimonios mudos de su glorioso pasado.
¿Por qué desapareció?
En la década de 1990, el emblemático cine Túpac Amaru de Lima comenzó a perder su brillo. Con tan solo dos salas disponibles, sus limitadas opciones de películas ya no podían competir con los multicines que emergían, ofertando una gran variedad de filmes para todos los gustos y preferencias. Esta nueva era cinematográfica, con sus complejos de múltiples pantallas, fue marcando el declive del tradicional cine de barrio.
Además, el estudio “Cine Túpac Amaru 2021: Emociones que sobreviven a la arquitectura” señala a la situación económica de los 80 como otro factor determinante en la caída del cine. Perú atravesaba por una dura crisis e hiperinflación, lo que, junto al temor generado por la violencia y la inseguridad ciudadana de la época, impulsó a las personas a buscar refugio en el entretenimiento casero. Los sistemas de videorreproducción domésticos, como VHS y Betamax, se volvieron los nuevos protagonistas del ocio, relegando las salas de cine a un segundo plano, un fenómeno que impactó fuertemente primero en las zonas periféricas y más tarde en los cines del centro de la ciudad.
El nuevo rostro del Cine Túpac Amaru
El cine Túpac Amaru, enfrentado al desafío de mantenerse a flote en un mercado cambiante, tuvo que izar su bandera blanca y ceder su espacio al comercio moderno. Donde antes las películas iluminaban la pantalla, hoy día resuenan las voces de compradores en los pasillos de Vega Supermercados y el Hipermercado Cerámico: Celima y Trebol.
A pesar de su transformación, no todo el pasado cinematográfico ha sido borrado. Un pequeño homenaje visual al Cine Túpac Amaru sigue presente, como un recordatorio permanente de los días en que este sitio era sinónimo de grandes estrenos y lleno de vida nocturna para los amantes del cine.
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