La festividad de la Virgen de la Candelaria 2024 es la primera gran celebración del calendario religioso peruano, en especial de Puno. Este evento ha sido reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Es por eso que la ciudad considerada como “La capital del folclor peruano”, se prepara para sumergirse en esta fiesta que fusiona la fe católica con elementos simbólicos andinos.
De vuelta al ruedo
Después de cuatro años de suspensión debido a la pandemia y protestas sociales, la celebración se reanuda este 2024 con renovado entusiasmo. Este evento no solo es una expresión religiosa, sino también un espectáculo colorido y cautivante de danzas, música y tradiciones que atrae a visitantes nacionales e internacionales.
Declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2003 y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2014, la festividad destaca como expresión de la cultura viva en la sierra sur del Perú. Este reconocimiento ha impulsado la creación de un comité de salvaguardia para preservar esta manifestación cultural y fomentar la investigación académica.
La festividad de la Virgen de la Candelaria, que se remonta al siglo XVI con la conquista española, ha evolucionado desde una capilla indígena hasta convertirse en una celebración regional y folclórica de gran vitalidad en el siglo XX. Este evento, centrado en el templo de San Juan Bautista, sigue irradiando su influencia más allá de las fronteras de Puno, consolidándose como un embajador cultural peruano ante el mundo.
Así se celebra
Aunque el 2 de febrero es el día oficial de la Virgen de la Candelaria, las festividades se inician con novenas y rezos del santo rosario a finales de enero.
En este día se realiza una gran misa especial que congrega a autoridades y fieles, desbordando el templo y extendiéndose hasta el atrio y la vía pública. Posteriormente, una procesión recorre las principales calles de Puno, llevando consigo la venerada imagen de la Virgen.
La celebración se extiende más allá del día central con la llamada “octava”, que suele realizarse una semana después o el domingo siguiente al 2 de febrero. En esta fase, la participación masiva de comunidades del interior de la región Puno destaca, convergiendo en la ciudad para rendir homenaje a la Virgen.
Colorido y tradición
La festividad no solo es una manifestación religiosa, sino también una explosión de color y tradición folclórica. Por ejemplo, los concursos de danzas y el desfile de comparsas son un espectáculo imperdible que ha convertido a Puno en la “Capital del folclor peruano”.
El estadio de la Universidad Nacional del Altiplano es el perfecto escenario para los concursos de danzas autóctonas y trajes de luces. La emblemática Diablada, junto con danzas tradicionales como Sicuris, Chacareros, Llameritos, y Tinti Wacas, despliegan coreografías ensayadas durante meses, mostrando la riqueza cultural de los pueblos originarios.
La música, interpretada con instrumentos andinos como zampoñas, quenas, pinkillos y charangos, envuelve a Puno en una melodía única. El concurso de trajes de luces, que sigue al certamen de danzas, presenta joyas como la morenada, los caporales, y la tuntuna, ejecutadas por comparsas y asociaciones de danzantes.
La festividad culmina con un pasacalle, donde las comparsas recorren las principales vías de la ciudad, aclamadas por un público entusiasta. Este evento, que atrae a miles de fieles y visitantes cada año, se convierte en un espectáculo inolvidable que une a la comunidad en torno a su fe y tradiciones.
Aprovechando la visita
Más allá de las celebraciones, Puno ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar sus atractivos turísticos. Desde el mítico Lago Titicaca y las comunidades aimaras en sus islas flotantes hasta el sitio arqueológico de Sillustani, la ciudad de Puno y otras localidades cercanas como Juliaca, Lampa, Pucará y Juli ofrecen una experiencia cultural y visual única.
Por otro lado, la devoción a la Virgen de la Candelaria no se limita a Puno; otras provincias del Perú como Tarma (Junín) y Aija (Áncash), así como Lima Metropolitana, también celebran con fervor las danzas, música y tradiciones propias de sus regiones en honor a la Mamacha Candelaria.