La odisea de Juliane Koepcke: sobrevivió 10 días sola en la selva peruana tras sufrir un fatal accidente aéreo

La esperanza de vida de una joven alemana abandonada a su suerte en la Amazonía terminó con un verdadero milagro. 

Desde la aciaga nochebuena hasta un milagro de vida, el relato de Juliane Koepcke es una crónica de supervivencia, conocimiento y resiliencia. (Cancillería del Perú)

El Perú es un lugar extraordinario no solo por sus bondades turísticas o gastronómicas que puede ofrecer a turistas del resto del mundo y hasta a los propios peruanos. Lo es también por las increíbles historias que dentro de sus fronteras se tejen y que suelen sorprender a todos por lo inverosímil que pueda parecer en un primer momento.

Un gran ejemplo de eso es lo que hace más de 50 años a la joven de nacionalidad alemana Juliane Kopcke quien no solo sobrevivió a la caída de su avión que la trasladaba de Lima hasta Iquitos, sino que también supo aplicar todo lo aprendido por sus padres para sobrevivir sola por 9 largos días que le parecieron una eternidad. Y esta es su historia.

Reunión de Navidad

Una Navidad trágica: Juliane Kopcke y el vuelo que terminó en las profundidades de la selva amazónica (Caretas)

En diciembre de 1971, Juliane compartía su existencia en tierras peruanas junto a sus progenitores, dos científicos entregados al estudio minucioso de la biodiversidad en la selva amazónica.

La familia había optado por celebrar las festividades navideñas en Pucallpa, y así, el 24 de diciembre, madre e hija emprendieron un vuelo desde Lima hacia su destino festivo. Para ese entonces, la aeronave, un Lockheed Electra de la compañía LANSA, ya llevaba consigo una infame reputación de inseguridad y frecuentes accidentes.

De la capital salieron sin problemas, pero al llegar a los cielos de la selva, el avión quedó atrapado en una tormenta eléctrica, desencadenando fuertes sacudidas. Esto hizo que el avión perdiera altura y cayera unos 4 mil metros.

Juliane Kopcke recuperándose del accidente al lado de su padre, en Iquitos.(Juliane Koepcke)

Hasta que al promediar las 12:36, un estruendoso impacto y una bola de fuego emergieron de una de las alas y anunciaron el principio de una tragedia. El avión se partió en dos, y Juliane fue lanzada violentamente junto con su asiento y cinturón de seguridad.

En unos angustiosos minutos de caída libre, Juliane, manteniendo su conciencia intacta, observó la selva aproximándose inexorablemente hasta que colisionó con la frondosa copa de un árbol. El impacto, sorprendentemente, amortiguó su caída, otorgándole una salvación inesperada mientras los otros 91 pasajeros y tripulantes enfrentaban un destino funesto.

Despertar en el infierno

El accidente aéreo convirtió a Juliane Kopcke en la única sobreviviente de una tragedia en el corazón de Perú. (rarehistoricalphotos)

Al recobrar el conocimiento, unas tres horas después del impacto, Juliane se halló sola y herida, rodeada por la vastedad imponente de la selva. Al revisar si tenía alguna herida grave, se dio con la sorpresa de que solamente tenía un corte en su brazo, otra herida en su hombro, un ojo morado y una clavícula rota.

Sin alimentos, agua, herramientas o vestimenta adecuada, poseía únicamente una bolsa de caramelos y una sandalia que ni siquiera era de ella.

Lo primero que hizo fue revisar si había otros sobrevivientes, llevándose la triste sorpresa de que todos habían perdido la vida, incluida su madre. Pero fue justo ahí cuando recordó todas las lecciones que sus padres le habían dado sobre la selva, así fue que decidió buscar un río que la guiara hacia la civilización.

Juliane Koepcke recién rescata en Pucallpa. Su historia causó sorpresa y alivio en esas épocas. (Wings of Hope)

A lo largo de un extenuante recorrido de 10 días, la joven alemana enfrentó peligros y adversidades de todo calibre. Desafió la lluvia, el frío, el hambre, la sed, insectos, sanguijuelas, pirañas y cocodrilos. Sus heridas se infectaron, los gusanos invadieron su piel, y las alucinaciones y pesadillas amenazaron su cordura. Aunque tentada a rendirse en repetidas ocasiones, la esperanza de reunirse con su padre la impulsó a seguir su camino.

Pero al llegar el noveno día, el sonido de un motor resonó en la distancia. Una lancha se aproximaba con un leñador a bordo, quien, al percatarse de la desamparada mujer, la rescató y llevó a su embarcación. Brindándole alimento y refugio, la condujo a una cabaña donde otros leñadores le brindaron asistencia médica y alertaron a las autoridades.

Al día siguiente, un piloto la recogió y la trasladó a un hospital en Pucallpa. Fue allí donde se reunió con su padre en un emotivo reencuentro, una escena difícil de creer dada la magnitud del accidente.

Una vez con las autoridades, su testimonio ayudó a encontrar los restos de la nave siniestrada. Solo se pudo comprobar que otras 13 personas también habían logrado sobrevivir al momento de la caída. Sin embargo, ninguno pudo superar sus heridas y la propia selva, muriendo por diferentes motivos.

La vida continua

Diez días en el infierno verde: Juliane Koepcke volvió al lugar en donde cayó su avión y recordó su lucha por sobrevivir. (rarehistoricalphotos)

Pasado el drama y recuperada por completo de sus lesiones, Juliane regresó a Alemania, donde concluyó sus estudios y siguió los pasos de sus padres, convirtiéndose en bióloga.

En su país natal se especializó en mamalogía (rama de la zoología dedicada al estudio de los mamíferos), particularmente en el estudio de murciélagos.

En la actualidad, la doctora Juliane Diller (apellido de casada) se desempeña como bibliotecaria en la Colección zoológica del Estado de Baviera, ubicada en Múnich, Alemania.

Además, es creadora de la Fundación Panguana, una entidad dedicada a la investigación de la Amazonía. Esta institución es una muestra de su compromiso con la conservación y el estudio del ecosistema amazónico. También se ha convertido en un referente en la investigación de la biodiversidad y en la promoción de proyectos sostenibles en la región.