La inseguridad ciudadana y el aumento de la delincuencia han generado un crecimiento en los casos de secuestro en los últimos meses, como parte de las actividades perpetradas por criminales y extorsionadores. Durante el año 2023, se registraron 20 casos de secuestros, una cifra que triplica los incidentes reportados en 2019, cuando solo se contabilizaron seis casos, y casi duplica la cifra del 2022, que fue de 11 casos.
Las cifras oficiales revelan que un preocupante 27,8 % de la población de 15 años o más, a nivel nacional urbano, fue víctima de algún tipo de hecho delictivo.
A pesar de que este delito de alto impacto no se produce con frecuencia, la Policía Nacional del Perú (PNP) identificó una estructura determinada en los casos de secuestro, que incluye el reglaje o seguimiento a la víctima, el rapto, el cautiverio, la negociación y, finalmente, el eventual pago del rescate o la liberación.
Aumento de secuestros en La Libertad
Los índices de criminalidad han golpeado la región norte del país, específicamente en La Libertad, evidenciado por el macabro hallazgo del cuerpo del empresario minero Santos Guillermo Sánchez Vera. Este lamentable suceso se enmarca en un secuestro que tuvo lugar hace seis días, durante el cual los delincuentes exigían la suma de 10 millones de dólares por su liberación. La trágica realidad es que, al no cumplir con sus demandas, Sánchez Vera fue encontrado sin vida, mutilado y con el mensaje: ‘Por no pagar completo’.
Este modus operandi, caracterizado por una violencia extrema y tortura, fue adoptado por bandas criminales dedicadas al secuestro y la extorsión, generando una profunda conmoción en la zona norte del Perú. Aunque en casos previos las autoridades policiales lograron rescatar a las víctimas, en esta ocasión el empresario minero no tuvo la misma suerte.
Este no es un incidente aislado; el 3 de diciembre de 2023, se perpetró otro secuestro que marcó la tragedia en la minera La Poderosa. Más de 20 trabajadores fueron llevados a un socavón y arrojados a él con dinamita. La explosión resultante dejó un saldo devastador de 10 muertos y 13 heridos, todos jóvenes obreros de la concesión minera, con edades comprendidas entre los 20 y 30 años.
Entre las víctimas se identificaron siete vigilantes y tres operarios. Estos eventos desgarradores subrayan la urgencia de abordar la creciente ola de criminalidad en la región norte, no solo como una cuestión de seguridad pública, sino también como un llamado a la acción para fortalecer las estrategias de las autoridades, con el fin de prevenir futuros actos delictivos de esta magnitud.
¿Quiénes son las víctimas preferidas de los secuestradores?
Actualmente, los delincuentes han focalizado sus acciones principalmente hacia empresarios y sus familiares más cercanos. Las industrias más afectadas por los secuestros abarcan sectores como la gastronomía, minería, transporte, entre otros. En cuanto al perfil demográfico de las víctimas, se destaca que el rango de edades más propenso a ser blanco de estos ataques abarca desde los 15 hasta los 59 años.
El 41% de los casos involucra a personas de 30 a 44 años, seguido por un 27% que comprende las edades de 15 a 29 años. Asimismo, el 18% de las víctimas pertenece al grupo de 45 a 59 años. Aunque se reconoce que niños y adultos mayores también pueden ser afectados, estos casos son menos frecuentes.
Un dato de relevancia proporcionado por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) revela que el 91% de las personas encarceladas por este delito, un total de 773 individuos, son del género masculino. Contrariamente, solo el 9% (76 personas) corresponde a mujeres.