En un local de la ciudad de Lima, de cuyo nombre quiero acordarme, personas de distintas generaciones se congregaban ―y lo siguen haciendo― alrededor de una mesa para conversar sobre las pasiones humanas que, a pesar de haber pasado varios siglos, siguen siendo los tópicos abordados con la misma intensidad de siempre. Tras unas cuantas horas, el alma vuelve al cuerpo de una persona gracias luego de escuchar los buenos consejos de un amigo o realizar una catarsis.
En este local, que hasta la actualidad no se define si es bar, restaurante o cafetería, personas de distintas latitudes del mundo también dieron a conocer sus logros mientras los mozos dejaban platillos, sánguches y tragos, como el cau cau, la butifarra y el chilcano, en las mesas de los clientes asiduos. Tras terminar de comer sus alimentos, la conversación continuaba pero ya no sobre los problemas de la vida; los datos acerca de la historia del local aparecían uno tras otro, mientras que algunos se aventuraban a preguntarle a los mozos por las fotografías que se encontraban bien enmarcadas en las paredes, las cuales han sido testigo de las tertulias limeñas del siglo XX y XXI.
Lo peculiar de las personas que asistían al lugar era el tiempo que destinaban a desayunar, almorzar o cenar. Recuerdo la vez que el periodista argentino Guillermo Giacosa me dijo que los italianos suelen tener una sobremesa extendida, una costumbre que es practicada por los comensales de una emblemática taberna del distrito de Pueblo Libre, cuyo fundador fue un italiano.
La vorágine de la ciudad hace imposible que las nuevas generaciones practiquen esta tradición con frecuencia; sin embargo, los fines de semana son propicios para conversar por un tiempo prolongado luego de comer suculentos potajes maridados con vinos y piscos, cuyos envases tienen la marca Queirolo.
Los jóvenes quizás puedan asociar este rótulo con los vinos que se expenden en los supermercados; no obstante, alrededor de este apellido hay una historia poco conocida por los nuevos clientes del local en cuestión. Este negocio no necesita carta de presentación, pues empezó a atender al público en 1880, año en el que todavía no vendían comida ni se podía conversar con una copa de vino en la mano dentro de un local.
En la actualidad, es común ver a personas de distintas edades sonreír en la Antigua Taberna Queirolo, un lugar acogedor que conserva el diseño arquitectónico del siglo pasado, los platillos clásicos y las bebidas propias de la familia Queirolo, un apellido italiano que resuena en los peruanos, sin saber quiénes fueron y de qué manera aportaron al Perú.
Habiendo comentado ello, es pertinente conocer la historia de la Antigua Taberna Queirolo, con el fin de que nuevas generaciones puedan saber la importancia de este local no solo en la cultura peruana, sino también en la vida de cada persona que la visitó. No es descabellado pensar que las paredes de la taberna hayan sido testigos de buenas noticias, e incluso de pedidas de mano, pues el lugar aparte de ser acogedor e histórico, es romántico, aunque este último calificativo es subjetivo. Pero basta visitarlo para que uno emita un juicio de valor.
Historia de la Antigua Taberna Queirolo
En el lugar donde se encuentra la Antigua Taberna Queirolo, existía una pulpería que era visitado por personas provenientes de las haciendas Maranga, Mateo Salado, San Felipe, Pando, Oyague, entre otras. Eran los años de 1880 cuando don Santiago Queirolo Raggio, el abuelo de ‘los Queirolo’, fundó este negocio en medio de un conflicto bélico. Por aquellos años, Perú enfrentaba una guerra que ponía en zozobra a una población que durante más de una década vivía en paz.
A pesar de este contexto bélico, Queirolo Raggio puso en marcha su negocio en un lugar estratégico; es decir, cerca al predio donde se vendían abarrotes, vinos, conservas, etc., pasaba el tranvía de tracción animal. Este medio de transporte era comúnmente conocido como ‘tranvías de sangre’ debido a que eran jalados por caballos, y conectaban diferentes partes de la ciudad.
En ese entonces, no había mejor publicidad que la ‘radio bemba’, un término que se utilizaba para describir la forma en que la información, incluidas las recomendaciones sobre productos o servicios, se difunde de persona a persona a través del boca a boca. Más de un usuario del tranvía se bajaba en Pueblo Libre para comprar productos para la familia.
En la página web de la Antigua Taberna Queirolo, se puede leer lo que sucedió antes de la fundación de la pulpería. “(...) Aproximadamente en 1877, cuando los Queirolo llegaron desde su natal Génova, Italia, fueron a instalarse al antiguo distrito de la Magdalena Vieja creado a mediados del siglo XVI, rebautizado en 1821 por el general don José de San Martín con el nombre de Pueblo Libre”, se indica.
La casa donde se encontraba la pulpería tenía un diseño europeo que captaba la atención de las personas no solo por la construcción, sino también porque era una de las pocas casas que existía en una zona caracterizada por áreas con haciendas, quintas y viñedos. De más está decir en el lugar habían campos rurales y estaba alejado del bullicio del centro de la ciudad.
Con el transcurrir del tiempo, esta pulpería, ubicada en plena esquina, se transformó en lo que en la actualidad se conoce como la Antigua Taberna Queirolo. Pero todavía no hablemos de presente, pues hay datos del pasado que merecen ser contados. Por ejemplo, luego de algunos años, el negocio quedó en manos del padre de Santiago Queirolo Ciuffardi, un hombre que llegó al Perú en 1904 en busca de mejores oportunidades.
En el programa Peruanos en su salsa, conducido por Raúl Vargas, se puede ver al periodista conversar con Queirolo Ciuffardi, quien dio a conocer que él nació en la bodega, la cual estaba ubicada al costado de la taberna. “Yo nací acá. Después de los tres años, mi papá (consiguió una casa) en Magdalena. Yo nací entre las pipas”, contó. El hombre que nació entre pipas ―barriles a menudo hechos de madera, donde se almacenan las bebidas durante el proceso de fermentación y envejecimiento―, también señaló que su progenitor vino al Perú después de servir a su patria y que emigró debido a que en Italia no vislumbraba un futuro prometedor.
Queirolo Ciuffardi fue testigo de una realidad que causó conmoción en la ciudadanía. En los primeros años de existencia de la Antigua Taberna Queirolo, solo varones asistían al local. Evidentemente eran otros tiempos en los que las mujeres estaban principalmente dedicadas a las labores del hogar y al cuidado de la familia, tareas consideradas parte de su rol tradicional en la sociedad de la época.
En las primeras décadas del siglo XX, las mujeres no pudieron escuchar la conversación de los varones ni siquiera vivir una experiencia inolvidable dentro del local que conserva su diseño arquitectónico del siglo pasado. Tampoco fueron testigos del crecimiento sostenido de la empresa, una situación que obligó a los dueños a trasladar los viñedos de la bodega Santiago Queirolo a un lugar más amplio.
“Poco más de ocho décadas después de fundada la taberna, en 1963, el crecimiento del negocio impondría más cambios. Los viñedos de la bodega Santiago Queirolo serían mudados hacia tierras de la provincia de Cañete al sur de Lima, siendo la sede original de la bodega hoy solo el centro administrativo y de distribución. Actualmente, los Queirolo cuentan con más de 225 hectáreas de viñedos en Ica y Cañete, así como con una planta de elaboración que dispone de tecnología de punta en este campo, sumándose a ella la planta de envasado que se encuentra en Pachacamac”, se lee en el portal web de la Antigua Taberna Queirolo.
Cabe precisar que Santiago Queirolo Ciuffardi estuvo al cargo de Queirolo Vinos y Piscos desde la edad de los 15 años. Así lo dio a conocer en el programa ‘Peruanos en su salsa’ de RPP. A pesar de su corta edad, el empresario supo capitalizar el crecimiento de la empresa; es decir, reinvertir las ganancias o beneficios obtenidos por la entidad en su propio desarrollo y expansión. Con el pasar del tiempo, otra persona asumió el liderazgo de la organización.
Se trata de Santiago Queirolo Targarona, hijo de Santiago Queirolo Ciuffardi, quien presenció la llegada de las mujeres a su local, al tiempo que aprendía cómo se producían los vinos y piscos.
La taberna en el nuevo milenio
En la actualidad, la Antigua Taberna Queirolo luce el diseño del siglo XX. Parecería que el tiempo no pasó dentro de sus instalaciones. Al ingresar al local, ubicado en la avenida San Martín 1090, Pueblo Libre, pude observar los salones llenos, a pesar de que era lunes por la noche. Mientras me desplazaba, pude apreciar una variedad de fotografías en las paredes, algunas de las cuales no necesariamente pertenecen a la familia Queirolo.
La exadministradora Ana Stella Stolar Nadal conversó con Oscar Beltrán, entonces conductor del programa Huarique, sobre las historias que se esconden detrás de las fotografías que cobran vida cada vez que los comensales preguntan por ellas. “Muchas personas me dicen por qué cada foto no tiene una reseña. Cada foto tiene una historia de acuerdo con quien te la cuenta; cada mozo cuenta la historia de la foto que le preguntan, como que las inventan”, expresó con una sonrisa en los labios.
Lo que sí no es invento ni cuento son los sabores únicos de las bebidas y potajes, estos últimos han captado la atención de chefs conocidos, como Gastón Acurio, quien estuvo en la Antigua Taberna Queirolo para probar uno de sus platos emblemáticos: el cau cau. “Hermosas tardes hemos pasado aquí, entre chilcanos, reses y lo que hoy día hemos venido a buscar, el mejor plato del Queirolo, el cau cau”, indicó el destacado cocinero durante su programa Aventura culinaria.
Respecto al término res que mencionó el chef Acurio, es menester señalar qué significa. Para ello, recurriremos a las declaraciones que dio Paco Queirolo al canal de YouTube Palabra de Vino. “Básicamente nace entre los años 30 y 40. A la copa de pisco le llaman mulita, y varias copitas o varias mulitas hacían una res. Entonces, en vez de pedir copitas tras copitas, la gente a modo de self-service empieza a pedir su res, que básicamente es una botella de pisco, una ginger ale, rodajas de limón y hielo. Tienes dos complementos que es el jarabe de goma y la guinda. A modo de self-service cada uno se prepara sus propios chilcanos”, señaló.
Otra comida clásica de la taberna es la butifarra, un sánguche que los clientes eligen para acompañar un chilcano. Sobre este punto, Paco Queirolo dijo que el pisco también marida bien con huevera de pescado o escabeche.
Personajes emblemáticos que visitaron la Antigua Taberna<b> </b>Queirolo
La Antigua Taberna Queirolo no solo destaca por sus potajes, bebidas e historia; más de un visitante ha decidido conocer este lugar debido a que se enteraron que personajes históricos estuvieron ahí. Tal es el caso del expresidente Óscar Raimundo Benavides Larrea, quien visitó la taberna en más de una oportunidad mientras se desempeñaba como jefe de Estado. Sobre este asunto, Queirolo Ciuffardi dio algunos detalles de este episodio. “Mariscal Benavides venía de vez en cuando (...) el general en ese tiempo se aparecía los domingos a las 6, se aparecía solo”, sostuvo al medio local.
Otro de los personajes que visitaron este emblemático lugar fue el gerente general de PepsiCo a nivel mundial. Esta anécdota fue contada por Stolar Nadal para el programa Huarique. “Vio esa foto que está allá y me preguntó quién me había regalado esa foto de Coca Cola. (Yo le dije): No, es una foto que siempre estuvo acá. (Él me responde): Yo te voy a mandar una foto de PepsiCo, de Pepsi, para que quites esa foto y pongas la mía (...) a los dos tres meses me llegó el marco con la foto de PepsiCo que está colgada por allá”, relató.
En suma, los potajes emblemáticos continúan deleitando a lugareños y visitantes, evocando épocas en las que el paladar se encontraba con la historia en cada bocado. Pero más allá de la gastronomía, la Antigua Taberna Queirolo ha sido y sigue siendo un santuario de tertulia, donde las conversaciones fluyen tan libremente como el vino que en sus barricas reposa.
Este icónico local es un lugar donde la cultura, la amistad y la bohemia se dan cita, recordando a todos que algunos espacios no solo preservan el pasado, sino que mantienen vivos el espíritu y la comunidad. Sin duda, es un tesoro de la Lima de ayer y de hoy, un punto de encuentro imprescindible para comprender la vida social y culinaria de la ciudad.
La Antigua Taberna Queirolo fue galardonada en los Premios Summum 2023
El 19 de septiembre de 2023, se llevó a cabo la ceremonia de los Premios Summum 2023, en la cual se premió a la Antigua Taberna Queirolo como mejor restaurante clásico. Este reconocimiento es una evidencia de que los potajes que se sirven en el local se enmarcan dentro de la tradición de la gastronomía peruana.
Entre los platos emblemáticos que se ofrecen en la taberna, figura el cau cau, un potaje que se sirve tanto en el desayuno como en el almuerzo. Respecto a las bebidas que se piden desde 1940, aproximadamente, destaca la res. Pero ¿qué es una res? Según Paco Queirolo, este término hace alusión a “una botella de pisco, una ginger ale, rodajas de limón y hielo”.