Al empresario minero Santos Sánchez Vera, quien se encontraba desaparecido desde hace varios días, agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) lo encontraron este martes 23 de enero tirado en un descampado de la localidad norteña de Santiago de Chuco, en La Libertad. Fue hallado sin vida, con los dedos mutilados y una frase escrita en su abdomen: ‘Por no pagar completo’. Tenía signos evidentes de haber sido salvajemente torturado, antes de ser asesinado.
Por los testimonios de los familiares de Chapana, como le decía de cariño su círculo más cercano, se supo que se trataba de un caso de secuestro y que sus captores exigían la suma de 10 millones de dólares (aproximádamente 37 millones de soles, al cambio actual) para dejarlo en libertad. Lo altísimo del monto dificultó que este pueda ser reunido rápidamente por sus allegados, quienes no pudieron evitar, ni con la ayuda de la Policía, el fatífico desenlace.
Este sello de violencia y tortura de estas bandas criminales, dedicadas al secuestro y la extorsión, viene sacudiendo fuertemente la zona norte del Perú desde hace meses. En anteriores casos, las autoridades policiales lograron dar con el paradero de la víctima y rescatarla, pero esta vez Sánchez Vera no corrió la misma suerte. El tiempo jugó en su contra y se terminó apagando su vida a manos de la delincuencia.
Públicamente se difundió que, por el momento, se desconocía qué banda criminal estaría detrás de este nuevo secuestro en La Libertad. Sin embargo, las sospechas policiales apuntan a una ya conocida organización criminal peruana: Los Pulpos de Trujillo. Tienen ese sello de violencia y sus integrantes actúan con total sangre fría, como ya se ha visto en el pasado, cuando cortaron parte de la oreja de una de sus víctimas.
La segunda teoría que se maneja de manera extra oficial, pero con menor probabilidad, es que los responsables podrían ser peligrosos miembros de alguna facción del Tren de Aragua, la sanguinaria megabanda venezolana que está presente en el Perú y otros rincones de Sudamérica.
Los Pulpos y su marca criminal
Los reportes de inteligencia policial ya revelaron que varios de los secuestros denunciados durante los últimos meses fueron de entera responsabilidad de Los Pulpos. Pese a las capturas de sus cabecillas y los numerosos golpes de los agentes del orden a la organización, han sabido reagruparse para seguir sembrando terror en la toda la zona norte del país.
El empresario Iván Díaz Garrido, de 57 años, estuvo secuestrado por Los Pulpos cerca de 11 días. El hecho ocurrió en noviembre del año pasado y conmocionó a la población en general. Fue liberado por sus captores, pero presentaba mutilaciones en las primeras falanges de dos dedos de la mano derecha y una falange de un dedo de la izquierda. También presentaba quemaduras en el rostro y múltiples contusiones.
Otro de los sonados secuestro a manos de esta organización criminal fue a la empresaria trujillana Nilda Arrascue, quien estuvo en cautiverio más de 10 días. El domingo 27 de noviembre de 2022, recuperó su libertad y pudo regresar con sus seres queridos. La Policía logró capturar a varios de los integrantes de Los Pulpos, entre ellos Rodolfo Agustín Ventura Asto, el Carnicero o el Chofo, quien —según las investigaciones— era el encargado de cortar las orejas y los dedos a las víctimas.
La Policía ha logrado establecer que, desde el 2022 en adelante, Los Pulpos habría estado involucrado en más de una veintena de secuestros en la zona norte del Perú. Algunas de sus víctimas lograron reencontrarse con sus familiares, otros simplemente fueron arrojados a un descampado sin vida, como le pasó a Santos Sánchez Vera.